30% mas de maíz con fertilización

En el Establecimiento El Sosiego de Alejandro Alegre, en 25 de Mayo, Provincia de Buenos Aires, Fertilizar Asociación Civil mostró ensayos de maíz, trigo y cebada, que tienen como objetivo cuantificar los aumentos de producción logrables con una fertilización adecuada frente a los manejos de nutrición más frecuentes y explorar techos productivos. También se destacaron los aspectos más importantes a tener en cuenta cuando pensemos en la siembra del maíz tardío.

Con foco en el maíz “temprano y tardío”

El Coordinador del Comité Técnico de Fertilizar, Martín Díaz-Zorita, explicó la estrategia de fertilización que la entidad recomienda para las fechas de siembras demoradas o tardías de maíz, que van del 15 de noviembre al 10 de diciembre. En El Sosiego, se mostraron ensayos con 3 estrategias  de producción: lotes sin fertilización; otros fertilizados según el uso promedio de los productores en la zona (205 kg/ha de fertilizante conteniendo nitrógeno, fósforo y azufre), y aquellos tratados según las recomendaciones de Fertilizar para esta campaña, con una aplicación de 630 kg/ha de fertilizante también con nitrógeno, fósforo y azufre y zinc, donde se incorpora el valor del diagnóstico mediante la interpretación del análisis de suelo, el potencial productivo del maíz en la zona y el uso de dosis que cubran todas las demandas de nutrientes.

Díaz-Zorita comentó que la fertilización mejorada, que incluye la elección del nutriente, elección de la dosis acorde a la expectativa de rendimientos y del momento de aplicación, aumenta los rendimientos. Así, la producción objetivo de maíz temprano para cada uno de los lotes en estudio en El Sosiego es de 7.000 kg/ha cuando no se usan fertilizantes; 8.500 kg/ha para el productor promedio y 14.000 kg/ha para el recomendado por Fertilizar. “Luego de muchos años de experiencias, tanto de Fertilizar como de investigadores del INTA y universidades, sabemos que la fertilización con recomendación, mejora la producción de todos los cultivos en la Argentina” y sostuvo que, en maíz, la mejora pasó de 17 a 20% promedio, mientras que en trigo se incrementó de un 12 a un 29%, y en soja de un 11 a un 20%. “La mejora en la respuesta se debe al deterioro que sufrieron los suelos, ya que la fertilización usada se referenció sobre la base de la fertilidad histórica de los suelos sin registrar que la frecuencia de lotes con niveles limitantes de fósforo, nitrógeno, azufre y zinc eran cada vez mayor”.

Díaz-Zorita agregó que las prácticas de fertilización promedio en la agricultura argentina se diseñaron hace unos 15 años y son insuficientes para alcanzar los niveles de producción que los últimos avances en genética, protección de semillas y ajustes de densidad de siembra ofrecen. La nutrición tiene que acompañar estos avances en el ajuste tecnológico. Y destacó que actualmente el desafío es comunicar esta situación: “la nutrición aporta valor a la producción de los cultivos, permite acompañar esa evolución tecnológica y ofrece un resultado positivo en términos económicos”.

Díaz-Zorita citó un trabajo del Laboratorio Suelo Fértil sobre unas 15.000 muestras de suelo en lotes de maíz que concluye en que el nivel promedio de nitrógeno (N) entre los meses de agosto y noviembre de las últimas cuatro campañas viene bajando, entre 2013 y 2015, de 81 a 65 kg/ha, siendo que este nutriente, luego de la genética para captar radiación solar, es el elemento limitante y que explica entre el 25 y el 30% de su rendimiento. “La tendencia indica que nuestros suelos están limitando su capacidad de liberar N a la salida del invierno, por eso vemos que corregimos con niveles crecientes de fertilización”, enfatizó.

Para la siembra de maíces demorados o tardíos se hace aún más necesario el análisis de suelo para saber la oferta real de nutrientes, especialmente el N, de manera de ajustar la fertilización a las expectativas de producción, definidas por el sitio, el genotipo seleccionado y su manejo.

Al respecto, Díaz-Zorita recalcó que diversos estudios demuestran que en maíz de siembra demorada o tardía, al igual que en la siembra temprana, la fertilización, también contribuye a alcanzar altos rendimientos. “Desde Fertilizar, junto con técnicos de INTA y de la Universidad de Río Cuarto cuantificamos que, en 24 casos de producción, en 2 campañas (2014/15 y 2015/16), en promedio, hubo respuestas positivas superando el 12% del rendimiento alcanzable, equivalente a algo más de 1.000 kg/ha”. La experiencia indicó que la fertilización integrada con nitrógeno, fósforo, azufre y zinc (N, P, S y Zn) mejora la producción de maíz y que el análisis de suelo y la corrección temprana de los niveles de nutrientes mejoran la eficacia de la práctica.

Por último, Díaz-Zorita señaló que “en la siembra tardía de maíz es importante plantear la fertilización completa al inicio del cultivo, para asegurar la incorporación temprana de los nutrientes que darán sustento a su crecimiento durante su ciclo de desarrollo. El momento para definir la dosis de corrección de N es a la siembra y la aplicación tiene que ser lo más temprana posible, para evitar la sequía del mes de enero que limitará el aprovechamiento del fertilizante ya que llegará tarde para formar rendimiento”, precisó. También mencionó la deficiencia de azufre y fósforo en toda la superficie agrícola argentina y la alta frecuencia de limitaciones de zinc, que es indispensable desde la fase inicial del cultivo, tanto en maíz temprano como tardío, ya que influyen en el tamaño de la planta para formar rendimiento.

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