Comienza la cosecha en EE.UU. mientras Argentina analiza que va a sembrar

Semana tranquila para los commodities, signada por bajas pequeñas. Comienza la cosecha de maíz en EE.UU. y pronto lo hará la de soja. Salvo problemas en la logística de dicho país, la atención del mercado pasará de a poco a Sudamérica y sus proyecciones de producción, así como su mercado climático.

Esta semana hubo poco movimiento en el plano internacional, tanto en lo que a noticias del agro como a variación en las cotizaciones respecta, ya sin la volatilidad propia de los mercados climáticos. El foco estaba puesto en lo que decidiera la FED respecto del aumento de tasas y su impacto en la economía global. Finalmente, este organismo se decidió por no hacer modificaciones, y el mundo agrícola continuó su derrotero a gusto, eligiendo el camino de las bajas para cerrar la semana.

Mientras que el maíz retrocedió sobre sus pasos, devolviendo parte de las ganancias de la semana previa, la soja se ubicó cerca de los mínimos que tocó en los últimos quince días.

Respecto del poroto, la caída en la cotización de la moneda china y la disminución en el crecimiento económico del gigante asiático han despertado dudas sobre el nivel de demanda por commodities que tendrá este país durante el año. Puede que en el corto plazo veamos alguna reducción en las compras por parte de China, poniendo presión a las cotizaciones, aunque todavía faltan datos para pensar que se reduzca notoriamente su consumo en el mediano plazo.

El foco de momento está puesto en el avance de la cosecha del hemisferio norte y su capacidad para exportar. Comenzó la recolección de maíz en EE.UU., avanzando en un 4% del área. Salvo que el clima juegue una mala pasada durante la recolección parece difícil que veamos un shock de precios que nos lleve a nuevas alzas.

Por otro lado, la atención comienza a virar, aunque todavía muy lentamente, hacia Sudamérica y lo que puede aportar el hemisferio sur en materia productiva. Dentro de este escenario, podemos analizar lo que vendrá para nuestro país.

Por Lic. Ignacio Cueva – Analista de mercados de LBO SA.

Nuevamente, la oleaginosa se presenta como el cultivo más elegido por el productor argentino. En un contexto de incertidumbre política, comercial y agronómica, la soja consigue generar mayor confianza a la hora de sembrar. Es difícil hablar de área estimada para el poroto, pero todo hace parece que superaría las 20M de has, pudiendo llevar a nuevos records productivos si el año niño es lo suficientemente provechoso para nuestro país. A su vez, Brasil podría aportar cerca de 100M de toneladas según las primeras estimaciones.

En un contexto mundial donde los stocks de soja son considerables y hay buenas perspectivas de producción a mediano plazo, parece difícil pensar en grandes subas para las cotizaciones, a la vez que resulta, cuando menos, arriesgado hablar de un mercado que halló su piso. Dentro de este escenario, puede resultar conveniente asegurar un precio mínimo de venta con la posibilidad de acompañar subas, lo cual puede lograrse vendiendo soja mayo 2016 a 210u$s y comprando un call spread 218/238 por 4.5u$s.

Mientras tanto, en lo que a maíz respecta, se dio por finalizada la cosecha 14/15 en nuestro país, donde se recogieron cerca de 26.5M de toneladas para ser comercializadas. Con el grueso de los ROEs ya otorgados y el gobierno poniendo su foco en las elecciones, parece difícil que veamos nuevas señales que incentiven ventas en los próximos meses.

Así, la mira se posa ahora sobre la campaña 15/16. La proyección de área nacional cae en torno al 20%, lo que implicaría un total de 2.5M de has. Dentro de estas, el total sembrado en Córdoba, la principal zona productiva del forrajero, rondaría 1.1M de has. Esto implica un retroceso de hasta un 40% en dicha provincia, o bien 0.7M has menos. De confirmarse esta proyección, el área implantada sería la menor en 7 años.

Si bien al pensar en efectos de la política sobre el campo suele venir a la mente el trigo en primer lugar, el maíz es pieza fundamental de la vida social y política del país, lo que se ve reflejado en dos cuestiones. Por un lado, el aspecto más obvio para el productor, la injerencia del gobierno en la comercialización del maíz.

Quien siembra maíz, sabe que lo hará con un gobierno y lo cosechará con otro. Así, muchos apuntan a que la actual participación estatal, reflejada en ROEs y retenciones, pero también en el aumento de costos y la no actualización de balances por inflación, se reduzca post elecciones.

Dentro de este panorama, varios productores buscan diferir la siembra, utilizando maíces tardíos, para tener un panorama más claro de lo que puede venir, junto con el beneficio de que, al momento de la cosecha en junio, podría haber un cambio en la situación local. Sin embargo, si no se conoce un ganador en primera vuelta, queda en duda si se podrá preparar la tierra para sembrar a fin de año y cosechar tarde, y que rendimientos podrán esperarse.

También vale destacar que en los últimos años la mayoría de la producción se desplazó a estas fechas, implicando un aumento de oferta en dicho plazo. A esto hay que sumar que es un período muy cercano al momento en que ingresa la safrinha brasileña al mercado internacional. Por ende, tendríamos un aumento de oferta local muy concentrado en una sola fecha, a la vez que nuestro mayor competidor en el aspecto exportaciones se prepara para enviar el fuerte de su cosecha al mundo, disminuyendo así el efecto de una potencial eliminación de ROEs y/o retenciones, si esta es gradual.

En segundo orden con relación a las políticas gubernamentales, el efecto precio del maíz sobre la producción de carne argentina implica que cualquier gobierno que asuma, si planea quitar retenciones y ROEs, debería contemplar que impactará de lleno en la formación de precios de la carne y que muchos consumos podrían no resistir un aumento de su principal insumo. Las promesas de campaña podrían retrasarse si se hace aparte el impacto sobre esta rama de la cadena alimenticia. En consecuencia, queda, como mínimo, lugar a dudas sobre una supuesta liberación de su comercialización.

Tal vez, la solución pase por apuntar al maíz temprano, en zonas donde haya consumidores en la cercanía, ya que la oferta podría ser menor para la fecha y, de haber alguna liberación de exportaciones, no tendríamos tanta competencia internacional. Esto al menos en teoría, ya que falta mucho para ese día.

El trigo por otra parte vio finalizada su siembra. Todavía se observan diferencias notorias en área según la fuente consultada, ya que la BCR indica 3.4M has implantadas, mientras que la BCBA propone un total de 3.7M de has y el MINAGRI arroja 4M de has en su último informe. En cualquier caso, el retroceso del área sembrada supera el 25% interanual.

Lo que si resulta claro, es que todas las estimaciones apuntan a una producción escasa si se la compara con el potencial productivo de nuestro país. El monto a cosechar no llegaría siquiera a dos cifras, hablando en millones de toneladas, ya que podría ubicarse en 8.5M. Esto implicaría la peor campaña en más de 40 años. Sumemos a esto el hecho de que es poco el gasto realizado en tecnología e insumos para esta campaña, lo que podría llevar a que la producción pobre también destaque por su escasa calidad.

Si hablamos de carga política en el maíz, en el trigo se hace aún más aparente. A esta altura del partido parece difícil que vaya a cambiar el panorama para el cereal. Más aún si se tiene en cuenta el nivel de producción esperado. Si el resultado de las elecciones ha de tener algún efecto sobre el trigo, es probable que se observe recién promediando el año próximo. A esto hay que sumar que difícilmente tengamos mercados a los cuales exportar en ese momento, ya que nuestro comprador natural, Brasil, habrá adquirido lo necesario desde otros orígenes, mientras que el hemisferio norte tendría su cosecha nueva.

Con poca cantidad y pocos insumos abocados al trigo, puede que el beneficio lo obtenga quien se haga con trigo de calidad molinera, si es que estos compradores se ven en la necesidad de paga FAS teórico para hacerse de la mercadería necesaria.

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