Inflación y crecimiento, otra vez

El debate sobre la relación entre inflación y crecimiento continúa. A raíz de una nota periodística publicada recientemente, resurgió la discusión entre los analistas sobre si mantener una inflación de 2 dígitos es pernicioso o no para la dinámica de crecimiento (1). Al igual que hicimos cuando surgió la polémica por las metas de inflación (su cumplimiento y eventual modificación –ver Reporte del 16 de mayo para detalles), utilizamos la evidencia empírica para tratar de clarificar algunas cuestiones.

Más que la norma, inflaciones como la que sufre Argentina se volvieron una excepción.

Si bien cualquier clasificación es arbitraria, tomamos un criterio tradicional en la literatura académica para agrupar a los países según su tasa de inflación (2). Con excepción de 2014 y 2016, nuestro país ha mantenido una inflación moderada por varios años, lo cual es una rareza ya que hoy predominan las economías con baja inflación. Desde fines de los ’90 que la cantidad de países con inflación moderada ha venido cayendo (ver gráfico) y se trata de economías relativamente pobres, con problemas para estabilizar la dinámica de los precios. La excepción es 2008, con el boom de los commodities y la crisis financiera global, cuando varios países (en su totalidad, en vías de desarrollo) vivieron un rebrote inflacionario. Argentina hoy sufre de inflación moderada, pero en la comparación actual esta tasa luce muy desfasada respecto a otros países.

 

(1) https://www.clarin.com/ieco/martin-rapetti-economista-cippec-macri-gozara-crecimiento-menem-kirchner_0_SkevFN8b-.html

(2) En Dornbusch y Fischer (1991) se definen inflaciones bajas (menores a 15% anual), moderadas (15-30%), altas (30-100%), extremas (100%-1000%) e hiperinflaciones (mayores a 1000%).

Las probabilidades de crecer y la tasa de expansión son menores cuanto mayor es la inflación. Del total de casos (pares año-país) con información disponible (12.152), observamos que los países con inflación baja crecieron en 89% de las oportunidades. Esta tasa baja a 84% cuando se trata de economías con inflación moderada y se reduce sustancialmente cuando un país sufre inflación alta, extrema o una hiper. Por otra parte, el crecimiento promedio también disminuye a medida que nos movemos hacia arriba en las categorías de inflación (ver gráfico). Lo que los datos muestran es que la inflación moderada no impide crecer, pero es más probable hacerlo con inflación más baja y
el desempeño, en términos de expansión, es mejor. Es más, analizando los casos para los que contamos con información, vemos que los países que pasaron de inflación moderada a baja aceleraron su ritmo de crecimiento (en
promedio, de 3,3% a 4,2% anual).

 

La “experiencia inflacionaria” de Argentina en materia de inflación es bastante extensa. En los últimos 56 años, sólo logramos tener inflación baja en 15 de ellos. El resto se reparte entre todas las demás categorías. Es cierto que,
a pesar de ello, la economía creció un 2,7% promedio (con mucha volatilidad). Resulta interesante notar que los datos locales siguen el mismo patrón que los del resto del mundo. La tasa de crecimiento promedio se reduce a
medida que agrupamos los años según la categoría de inflación correspondiente: del 4,5% para inflaciones bajas se pasa sucesivamente a 3,7%, 3,3%, -0,1%, y -5% anual. Más evidencia para concluir que se puede expandir la
economía con inflaciones moderadas, pero que reducirla a niveles bajos es mejor para el crecimiento. Más incentivos para que el BCRA se mantenga firme en su esfuerzo (y desafío) de desinflar una economía (mal)acostumbrada a la suba de precios.

 

 

 

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