Residuos de olivo contra la degradación del suelo

En San Juan, los suelos en los que se desarrolla la actividad olivícola se caracterizan por ser susceptibles a procesos de degradación y por sus bajos índices de materia orgánica. La incorporación del residuo de su procesamiento industrial –conocido como alperujo– en la superficie implantada con este cultivo, incrementa la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %. Además, mejora la presencia de microorganismos benéficos para resguardar un recurso, que no es renovable.

En esa provincia, las plantas elaboradoras de aceite de oliva procesan, en cada campaña, entre 40 y 60 mil toneladas de aceitunas. Cada 100 kilos del fruto molido, se obtienen 15 de aceite y 85 de alperujo, un residuo semisólido que, por su alto costo de manejo y disposición final, se elimina o reutiliza para aplicar al suelo.

Por el rol esencial de los agroecosistemas en la provisión de alimento, forraje y bioenergía, desde el Programa Nacional de Suelos, el instituto evalúa la potencialidad del uso de residuos agroindustriales para la recuperación de suelos degradados y como fuente de nutrientes para los cultivos.

En cuanto al alperujo, algunos antecedentes sugerían que su aplicación directa representaba una alternativa ecológica para aumentar los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad. Sin embargo, y a pesar de ser una práctica muy difundida en la región, Pablo Monetta, investigador del INTA San Juan, destacó que no existían datos locales de los efectos de estos desechos sobre el suelo, ni normativas o recomendaciones con respecto a la forma y dosis de aplicación, el manejo posterior del suelo enmendado o el tipo de cultivo en el cual podrían ser aplicados.

Un ensayo del INTA San Juan, realizado en suelo franco arenoso, con olivares de diez años y riego por goteo, determinó que la aplicación controlada incrementó los niveles de materia orgánica en un 83 % y la concentración de nutrientes, como nitrógeno en 78 %, fósforo en 70 % y, principalmente, potasio en 124 %, todos elementos movilizados mediante el agua de riego.

“Trabajamos en la reutilización de este residuo ya que representa una alternativa ecológica que, además, incrementa los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad”, expresó Monetta.

“Aplicamos 40 toneladas por hectárea de alperujo, en forma superficial sin posterior incorporación al suelo, para que los resultados obtenidos sean comparables”, afirmó.

Asimismo, el especialista expresó que además del incremento observado con los nutrientes del suelo “aumentó el contenido total de microorganismos y la actividad de enzimas asociadas a los ciclos de carbono, nitrógeno y fosforo”.

En relación a los efectos sobre el cultivo, Monetta destacó: “Observamos ligeros incrementos de nutrientes foliares, mayor crecimiento vegetativo y no existieron cambios en parámetros reproductivos”.

A partir de estos resultados, el INTA junto con la Secretaría de Ambiente de San Juan, realizan acciones con el fin de generar una normativa para reglamentar la aplicación controlada de alperujo para el desarrollo sustentable de la olivicultura regional. (Fuente: INTA)

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