No aplicar insecticidas, puede causar pérdidas de hasta un 30%

Lo importante es el ingreso. Es la variable más sensible de cualquier cuadro económico financiero y es la que mayor impacto tiene en el suceso o fracaso de cualquier actividad económica. Y más en una como la agrícola, donde la exposición a las condiciones de cielo abierto y a todos los factores bióticos y abióticos que la pueden condicionar, hacen que el cuidado del potencial productivo sea una condición del negocio de suma importancia.

Y el ingreso por hectárea está dado por la simple ecuación de multiplicar precio por cantidad obtenida. Y en esta cuenta, el productor puede capturar precio siempre que genere rendimiento, en la medida que el clima se lo permita. Por lo tanto, su correcto accionar en cuanto a momentos de aplicación de insumos y la calidad de los mismos es lo que genera la diferencia productiva para un ambiente y variedad de soja dada. En años como el actual, donde los valores que se pueden capturar no son elevados sino con tendencia a lo contrario, proteger el potencial de rendimiento es la clave para ser exitoso en el negocio de producción de granos.

Y aquí es clave la acción de los insectos que perjudican la producción, ya que los cultivos de primera están entrando en etapas reproductivas que definen el rendimiento. Es el momento de máxima presión del complejo de isocas, cuando termina el punto ideal para bajar la población de trips (luego de R5 con el cultivo más desarrollado su control se dificulta), y cuando ciertas chinches vuelven a la carga para reiniciar su ciclo a lo largo del año.

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