Alerta por bicho torito

El monitoreo de larvas puede llevarse a cabo mediante la toma de muestras de suelo de una superficie determinada, a fin de cuantificar la presencia de Diloboderus abderus así como de otras especies de insectos del suelo. O, en su defecto, mediante la directa observación de los montículos de tierra, realizados por las larvas de bicho torito al cavar o regenerar las galerías; montículos que son siempre más evidentes después de una lluvia.          

La forma más precisa de monitorear la población de gusanos blancos en cada lote destinado a la siembra de trigo se basa en la toma de muestras de suelo, haciendo pozos de 50 cm x 50 cm y 30 cm de profundidad. La observación de toda la tierra obtenida del pozo, desterronada en forma manual, permitirá registrar la totalidad de larvas de gusanos blancos presentes en dicha muestra. Para cada lote será necesario repetir este proceso, dependiendo de la superficie del mismo, realizando como mínimo entre 8 a 10 pozos o muestras de suelo.

Es obvio que el método descrito es muy preciso aunque, en cierta medida, también se admite que resulta muy engorroso, en el caso de tener varios lotes. Ello es tan así que la realidad, basada en referentes técnicos de distintas zonas de la región pampeana, indica que la adopción del método de muestreo mediante la realización de los pozos es  muy escasa.

Para el caso de tener que tomar decisiones sobre efectuar o no el control de bicho torito, atendiendo a esa realidad, o, ante la imposibilidad práctica de realizar el monitoreo de suelo en todos los lotes, al menos, conviene disponer de una evidencia empírica, pero muy práctica, consistente en la observación de montículos de tierra sobre la superficie del terreno. Esta metodología, que requiere solo un mínimo de tiempo y esfuerzo, permite obtener una “idea a priori” de la posible existencia del problema.

Los montículos de tierra son el producto de la construcción de galerías por parte de la larva de bicho torito. Estos montículos de tierra son fáciles de ver a simple vista, y mejor aún después de una lluvia, ya que la larva al reconstruir su galería renueva el montículo de tierra húmeda.

Más allá de su practicidad, lo que hay que tener en cuenta con la alternativa de monitoreo de “montículos de tierra” (como una manera indirecta de detectar la existencia de larvas de bicho torito), es que dichos montículos también pueden ser producidos por el grillo subterráneo. Entonces convendrá cerciorarse si se trata de uno u otro insecto, mediante el uso de una pala para seguir la galería y, así, dar con el insecto en cuestión.

En el caso de tratarse del grillo subterráneo, ello no involucra un riesgo significativo para el trigo ya que las bajas temperaturas nocturnas, al momento de la implantación de este cultivo, no posibilitarán que este insecto salga de su cueva para alimentarse y, en consecuencia, no producirán daños de consideración. De todos modos, encontrar muchos montículos de grillo subterráneo en la actualidad (como suele ocurrir en muchas zonas durante el mes de abril) constituye un alerta para aquellos lotes que sean destinados a maíz, y fundamentalmente a soja. 

En efecto, el grillo subterráneo sale de noche a la superficie del terreno para alimentarse sobre el cultivo, siempre y cuando se registren temperaturas nocturnas superiores a los 14 o 15ºC. Es por ello que el grillo puede ocasionar un limitado daño en maíz, aunque el mayor impacto lo suelen producir en la implantación de soja (soja de primera y principalmente soja de segunda), momentos coincidentes con la posibilidad que se alcancen y superen dichos umbrales de temperaturas nocturnas para que los grillos salgan al exterior, valores térmicos que normalmente se registran en las noches hacia fines de primavera y comienzos del verano.

En un lote de SD que tenga mucho rastrojo en superficie se dificulta la observación de los montículos a simple vista. En tal situación, una rápida indicación de la posible presencia del insecto puede lograrse a través de la observación de los agujeros o bocas de galerías, visualización que se facilita con la ayuda de una pala ancha pasándola en forma rasante sobre la superficie del terreno.

En el caso de que se observen frecuentes montículos o agujeros en la superficie del lote se recomienda tomar varios de ellos al azar y seguir el recorrido de las galerías con una pala a fin de encontrar al insecto y comprobar si corresponde a la larva de bicho torito. Las otras especies de gusanos blancos no hacen montículos, pero también sabemos que no producen pérdidas económicas en este cultivo.

En el centro-norte de la provincia de Buenos Aires generalmente no se registra una significativa mortalidad de larvas de bicho torito por acción de enemigos naturales. Por lo tanto en la gran mayoría de los años existe una correspondencia entre la presencia de un montículo y la existencia de una larva de bicho torito. Es decir, normalmente existe una larva de bicho torito por cada montículo de tierra observado en el terreno, previo a la siembra de trigo (el valor promedio de esta relación es de 0,9 larva de bicho torito por cada montículo).

De esta manera, con sólo contar los montículos de tierra será fácil estimar la cantidad de larvas que pudieran encontrarse por unidad de superficie. Repitiendo este sencillo procedimiento podrá estimarse la cantidad promedio de larvas por metro cuadrado presente en el lote.

Esta alternativa de monitoreo, que pretende la obtención de una idea aproximada de la densidad de larvas de bicho torito en un lote, constituye un parámetro de rápida obtención y muy superador, por cierto, en relación a la toma de decisión de control sin conocer la presencia de la plaga por falta de monitoreo.

No debemos perder de vista la realidad en este sentido. Ésta indica que en la gran mayoría de los casos no sólo no se hacen los monitoreos de suelo (casi nadie lo hace), sino peor aún, se toman decisiones de tratamiento de semillas para el control de “gusanos blancos” sin conocer la  “real” existencia o no de larvas de bicho torito que justifique realizar un control (sería como tratar chinches o isocas sin saber si hay o no en el lote).

Niveles de acción

Previo a la siembra de trigo, si no hay presencia de montículos u orificios de galerías, o bien, si la cantidad de montículos resultara menor a cuatro por metro cuadrado, no hay que preocuparse por un impacto económico del bicho torito en trigo. En este caso, sería lo mismo que decir: no hay necesidad de control de bicho torito en dichos lotes.

De manera opuesta, en aquellos lotes que tengan muy alta cantidad de montículos de tierra por metro cuadrado, no será necesario realizar un trabajo exhaustivo de monitoreo de suelo porque se haría muy evidente la importancia de un seguro control de la plaga, ya que de no controlar, en estos casos se tendrían significativas pérdidas de producción.

En cambio, si en un lote tuviéramos una cantidad de montículos u orificios de alrededor de 4/m2, entonces sería pertinente aumentar la precisión a través de un muestreo de larvas más pormenorizado, aplicando el método del monitoreo de suelo.

A diferencia de la mayoría de las plagas, las cuales normalmente suelen aparecer de una manera un tanto repentina, las larvas del bicho torito presentes en un lote desde fines de abril ya son del tercer y último estadio larval, las mismas que tendrán la potencialidad de dañar al cultivo durante los meses posteriores. Es decir, que durante un amplio período (abril-octubre) no habrá incrementos o aparición de nuevas larvas.

Entonces, podríamos monitorear varias semanas antes de la siembra del trigo con la seguridad de que luego no habrá variaciones significativas en su cantidad, y menos esperar un incremento. Las larvas de bicho torito permanecerán activas en el suelo hasta fines de setiembre o comienzos de octubre cuando finalice su largo período larval. A partir de entonces, larvas no activas en estado de prepupa, esta especie no tendrá la capacidad de producir daños.

Nivel de Daño Económico

Alrededor de diez especies conforman el complejo de gusanos blancos, aunque la de comprobado impacto sobre la producción de trigo es el “bicho torito” Diloboderus abderus. La información disponible en cuanto a niveles o densidades de larvas de bicho torito para  decidir su control (NDE), en un lote que será destinado a la siembra directa de trigo, es de 5 a 6  larvas/m2. Esta es la cantidad de larvas de bicho torito por metro cuadrado que, para situaciones promedio, justifican económicamente el control. Densidad de larvas que podrá variar en más o en menos, fundamentalmente, según: el valor de la dosis de terápico de semillas a usar, y el valor del grano. 

El nivel de daño economico de bicho torito se constituye en una herramienta esencial para la toma de decisiones previo a la siembra de trigo, y sobremanera cuando este cultivo se debe implantar en lotes con muchos años de siembra directa o en lotes que vienen de una pastura recientemente roturada. Esta aseveración se fundamenta en resultados de relevamientos realizados en la región núcleo pampeana. Los mismos demuestran una marcada proliferación del bicho torito en lotes de SD y en pasturas perennes, respecto de lotes bajo labranza convencional. En estos últimos, muy raramente se tenga que recurrir a un tratamiento contra bicho torito, sobre todo si los lotes cuentan con varios años bajo este tipo de labranza, con remoción del suelo.   

Si bien al tratamiento de semillas se lo considera como una tecnología de uso preventivo, en el caso particular del bicho torito se plantea que dicha tecnología sea usada cuando se pueda evitar un daño económico seguro; o sea, cuando se haya constatado en el lote una presencia de larvas por encima del umbral establecido.

Control de larvas de b. torito en SD de trigo

En cultivos con labranza convencional (con problemas de bicho torito generalmente nulos, excepto que recientemente se haya salido de una pastura), la tecnología de control consiste en la incorporación del insecticida al suelo después de la aplicación. El panorama es totalmente distinto para los cultivos de trigo en SD, ya que en estos casos resulta obvia la imposibilidad de la remoción a fin de incorporar el insecticida al suelo. En tal sentido, los resultados obtenidos a través de trabajos de investigación permiten señalar que la tecnología de tratamientos de semillas, utilizando productos y dosis adecuadas, resulta eficiente para el control de bicho torito en SD de trigo.

Por no tomar las simples precauciones del caso, muchos productores suelen sufrir los daños de este insecto en trigo, con consecuencias que luego no son remediables, ya que no hay posibilidad de control una vez implantado el cultivo. Por lo tanto, no intentar hacer aplicaciones de insecticidas en postemergencia, ya que éstas no son efectivas. La eficiente solución de esta problemática se debe tomar antes de la siembra y mediante el tratamiento de las semillas (TS) con productos y dosis adecuadas.

Otra alternativa evaluada para el control de bicho torito consiste en la aplicación de soluciones insecticidas dentro del pequeño surco de remoción que permite la SD. Esta tecnología de control mediante aplicación de un insecticida líquido a nivel de la semilla (no sobre la superficie del terreno) posibilita alcanzar similar eficiencia de control del bicho torito que con los tratamientos de semillas, aunque la desventaja de esta alternativa radica en la disponibilidad del equipo de aplicación de fertilizantes líquidos.

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