La depresión en la tercera edad

En la tercera edad la depresión es una de las principales causas de discapacidad y con alta frecuencia su presentación es atípica.

El desgano, el sentimiento de inutilidad, la desvalorización personal y la desmedida preocupación por el dinero son muy frecuentes. La tristeza, el llanto y la angustia pueden no estar presentes. A veces los ancianos se presentan irritables, desinteresados por las cosas que lo rodean, con poco registro de sus necesidades básicas, reticentes al aseo o recibir a sus nietos en el hogar.

Cuando la depresión es severa, puede no haber registro de los niveles de alarma como la urgencia miccional, sed o hambre; por lo que las complicaciones médicas son frecuentes y pueden llegar a ser letales.

Los trastornos del sueño, la falta de apetito, la aparición de dolores inespecíficos o exacerbación de dolores por patologías osteoarticulares por ejemplo, son habituales.

Muchas veces el dolor puede ser el síntoma cardinal de la depresión y un adecuado tratamiento antidepresivo conlleva el alivio sintomático doloroso.

Patologías vasculares tales como hipertensión arterialdiabetes, arritmias; enfermedad de Alzheimer, Parkinson y antecedentes de traumatismo de cráneo son factores de riesgo para contraer depresión.

En otras oportunidades la depresión es el primer síntoma de un tumor cerebral (que son más frecuentes luego de los 60 años) o la forma de presentación del hipotiroidismo.

Cuando la depresión aparece por primera vez luego de los 50 años, se evalúa si hay antecedentes de enfermedad médica (tal como diabetes o hipertensión). Si la depresión es resistente al tratamiento o cursa con deterioro cognitivo es necesario el uso de Neuroimágenes, la Resonancia Magnética Nuclear arroja datos de gran utilidad tanto para el diagnóstico como el tratamiento de la enfermedad.

Las depresiones son tratables, mejoran no solo la calidad de vida de los mayores, atenuando el impacto negativo sobre los cuidadores, si no que además pueden producir alivio sintomático de la condición médica preexistente.

El tratamiento farmacológico y psicoterapéutico asociados han demostrado ser los más eficaces y con menor tasa de recidivas.

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