Anticipándonos a la gripe

La gripe o influenza es una enfermedad viral respiratoria aguda muy contagiosa. El virus de la gripe ha provocado epidemias recurrentes de enfermedad respiratoria febril (cada 1-3 años) desde hace al menos 400 años. Las grandes pandemias que afectan a todo el planeta son menos frecuentes. La primera de ellas se produjo en 1918-1919 y cursó con 3 oleadas, en las que murieron 21 millones de personas en todo el mundo.

Las epidemias de gripe suelen asociarse a morbilidad y mortalidad. Sólo en Europa fallecen entre 40.000 y 220.000 personas cada año.

Dependiendo de distintos factores, la infección puede ser desde asintomática hasta grave.

El virus de la gripe es transmitido de persona a persona por contacto con pequeñas partículas respiratorias expulsadas en el aire cuando los enfermos tosen, estornudan o hablan. Aparece en todo el mundo y la enfermedad es más frecuente, pero no exclusiva, en invierno.

Tras un período de incubación de 1 a 4 días, el síndrome gripal empieza con malestar general y dolor de cabeza. En horas aparece súbitamente fiebre, escalofríos, dolores musculares intensos, pérdida de apetito y habitualmente tos seca y dolor de garganta. La fiebre se mantiene por 3 a 8 días y, a menos que se produzca alguna complicación, la recuperación se completa en el plazo de 7 a10 días. La tos y el malestar general pueden persistir, y es habitual un período de cansancio posterior a la infección.

La gripe en niños pequeños, menores de 3 años, se parece a otras infecciones respiratorias graves, y provoca bronquiolitis, laringotraqueobronquitis, otitis media, vómitos y diarrea, y dolor abdominal.

Entre las complicaciones de la gripe se encuentran la neumonía, causada directamente por el virus o a través de la facilitación de la sobreinfección bacteriana, la miositis (inflamación del músculo, incluido el músculo cardíaco), y los trastornos del sistema nervioso. También pueden provocarse descompensaciones de enfermedades crónicas.

El diagnóstico se basa en la presencia de los síntomas característicos, la estación, y la presencia del virus en la comunidad.

El tratamiento específico se basa en antimicrobianos antivirales pero sólo son efectivos si se administran durante las primeras 24 a 48 hs luego del inicio de la infección, por lo que tiene indicaciones muy precisas.

La transmisión del virus de la gripe es casi imposible de limitar. Sin embargo, la mejor forma de controlar el virus consiste en la vacunación, que no sólo previene la posibilidad de enfermarse sino también las internaciones y la muerte por complicaciones.

Se administra anualmente una dosis a los adultos y niños mayores de 9 años. En los menores, se administran dos dosis separadas por 1 mes. Si bien pueden aparecer efectos adversos locales y generales, éstos son leves y de corta duración.

Indicaciones de la vacuna

1. Grupos de riesgo:

  • Mayores de 65 años, y niños mayores de 6 meses y menores de 2 años
  • Personas con enfermedad cardiaca, pulmonar y/o renal crónica
  • Diabéticos y obesos.
  • Mujeres que cursan su embarazo en la estación de la gripe
  • Residentes en instituciones de cuidados crónicos
  • Transplantados, inmunosuprimidos, portadores del HIV y pacientes oncológicos.

2. Personas que puedan transmitir la influenza a esos grupos de riesgo:

  • Personal de salud
  • Familiares de pacientes de riesgo o que estén en contacto con niños menores de 6 meses.

Si bien estas son indicaciones formales, puede vacunarse cualquier persona que desee prevenir la enfermedad.

 

Por Peresutti María Eugenia
Colaboró en en esta nota: Dra. Marcela Vera Blanch, Jefe del servicio de Infectología de Grupo Gamma

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