Un negocio por amor al arte

La historia de Ana Petrini puede llegar a ser inspiradora para el que no se anima a iniciar una empresa a los 50, edad en la que algunos ya se sienten “hechos”, otros la pelean, pero siempre desde una actividad iniciada hace décadas.

Enferma y con su esposo en bancarrota, comenzó a pintar como una terapia para salir adelante. Sin un centavo para comprar material, la vida la sorprendió con una valija llena de pinceles, óleos, enciclopedias y libros ganada por su hijo en un concurso escolar. Así comienza esta fascinante historia de la pintora urbana de Rosario.

 Las grandes ciudades en el mundo tienen su impresionista que las inmortalizó:

Pierre-Auguste Renoir y sus boulevares parisinos, la Montmartre de Van Gogh y Claude Monet con su estación de Saint-Lazare.

Rosario encontró en Ana, una mujer que ama lo urbano y disfruta caminarla o recorrerla en colectivo descubriendo casonas, cortadas, farolas, aún en los lugares donde siempre pasamos y nunca los vemos.

 

¿Vivís del arte?

Llevo vendidos más de 200 cuadros. El arte es un negocio, una forma de vivir, pero  no me animo a poner precio o negociar. Yo pinto, si a alguien le gusta, arreglamos.

También hago cuadros por encargo, sin compromiso de que me lo compren, porque quizás no les gusta como quedó. Por eso, lo hago tranquila, simplemente porque me gusta pintar. He realizado cuadros para San Cristóbal, La Segunda, el Jockey Club me pidió que pinte su sede. A la empresa de colectivos de Bermúdez le pinté sus colectivos en Corrientes y Córdoba.

También me compran muchos rosarinos que viven en el exterior, evidentemente necesitan llevarse su ciudad.

Tengo mi taller donde enseño, los psiquiatras me mandan muchos alumnos porque la pintura es una gran terapia.

 ¿Qué te falta pintar en Rosario?

 Me falta tomar la zona sur. Hay muchas casas antiguas y cosas muy lindas, los barcos, el Swift y Fisherton también.

Pinté mucho en Pichincha pero hay espacios que ahora no están más, así que me faltaría hacer lo nuevo.

 Tus cuadros reflejan las casonas de Oroño, edificios emblemáticos como el palacio Fuentes o la Bolsa de Comercio, todos representan diferentes etapas doradas de la ciudad. ¿Pintás villas?

 Pinto Villas y me las compran. La última que vendí fue la que está por calle Travesía.

  ¿Qué pintás para vos?

 Todas las obras las pinto para mí y la que guste la vendo.

 Por Fabiana Suárez

f.suarez@on24.com.ar

 

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