Tras el fracaso del tren bala

Entre los grandes empresarios que llegaron a Buenos Aires con motivo del World Economic Forum, Henri Poupart Lafarge, CEO de la fabricante francesa de trenes Alstom, se dirigió directamente a la quinta de Olivos a un encuentro con Mauricio Macri. Allí le expresó su intención de participar en el desarrollo de la Red de Expresos Regionales (RER), que integrará las líneas de trenes urbanos que unen la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

La compañía, a la que el gobierno anterior le adjudicó la construcción del malogrado tren bala entre Buenos Aires y Rosario en 2006 y nunca llegó a ejecutarse, busca así su revancha una década después.
“Argentina está en una ola de inversiones y estamos preparados para participar en este gran proyecto de modernización del transporte urbano que está encarando el Gobierno”, destacó Poupart Lafarge en rueda de prensa, acompañado por Michel Boccaccio, vice presidente de Alstom para América latina, y Ernesto Garberoglio, director de la operación local. “El tamaño de las inversiones dependerá de nuestro éxito en las licitaciones, pero podemos crear miles de empleos ya que nuestra intención es localizar equipos, sistemas y componentes”, aseguró.

Presente en el país desde 1993, Alstom está actualmente a cargo del mantenimiento y modernización de las líneas A, B, D, E y H de subtes (obras de señalización, y nuevos vagones, fabricados en su planta de Brasil).
El ejecutivo francés también destacó el interés en participar del soterramiento del tren Sarmiento. “Esta obra, a cargo de un consorcio internacional, incluirá electrificación y señalización, que es parte de nuestra expertise”, apuntó. El pliego licitatorio exige la participación de un 20% de componentes nacionales, por lo que la firma organizó hace un mes un encuentro con posibles proveedores locales. “Seleccionaremos aquellos más competitivos y si nos va bien en las licitaciones analizaremos comenzar a producir aquí”, comentó Boccaccio. 

Consultado sobre la posibilidad de reflotar el proyecto de tren bala, Poupart Lafarge descartó que el tema estuviera en la agenda en su conversación con el presidente Macri. “Es una obra muy conveniente para países como la Argentina y tenemos la tecnología para hacerlo, pero se trata de proyectos muy complejos y costosos, cuya decisión de implementación depende de las prioridades de asignación de recursos de cada gobierno”, señaló. Algo similar ocurre con las locomotoras sin chofer que la compañía ya instaló en Japón y otros países. “Nuestros equipos pueden funcionar sin chofer, pero la decisión corre por cuenta de la operadora del servicio”, señaló.

Con igual elegancia, el CEO francés respondió al ser preguntado sobre la multa de más de u$s 700 millones que afrontó su compañía en un tribunal de Estados Unidos por sobornos entre 2003 y 2010, episodio que consideró cerrado tras el pago de la penalidad y las depuraciones internas correspondientes.

En tanto, el tranvía de Puerto Madero fue otra iniciativa trunca en la que Alstom participó como fabricante del material rodante. “Fue un prototipo de demostración para un proyecto que finalmente será reemplazado por el Paseo del Bajo, que es una obra víal”, aclaró Garberoglio, el director local. “Un sistema de tranvías urbanos sería muy adecuado para la ciudad, con lo que estamos a disposición de las autoridades para ayudarlas para relocalizarlo”, aseguró.

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