El Rey de las Empanadas

Luis Brandoni convirtió una línea de Esperando la Carroza en una de las frases más emblemáticas de la cultura popular argentina. “¿Sabés lo que tenían para comer? Tres empanadas que le sobraron de ayer para dos personas. Dios mío qué poco se puede hacer por la gente”, confesaba – empanada en mano- Antonio Musicardi, el personaje de Brandoni.

Mariano Castagnaro, lejos de los reflectores y de las cámaras de cine, produce empanadas. Y no tres para dos personas, sino 5 millones por mes. Gerente General de El Noble, comenzó en el negocio junto a Gabo Nazar y ahora, tras la salida de su socio de la empresa, dirige una de las fábricas más grandes de productos congelados de la Argentina, con los logros y los dolores de cabeza que ello conlleva.

“En la Argentina ser empresario no es fácil. Primero porque los empresarios muchas veces no tenemos buena prensa, a veces justificadamente y otras no tanto. En otros países al empresario se lo ve como a una persona que da trabajo y know how”, cuenta Castagnaro durante la entrevista con Apertura.com. Así, dice que “lo más difícil es que la gente confíe en vos como empresario”.

Si bien hoy la empresa cuenta con una red de franquicias, presencia en supermercados y puntos de venta en estaciones de servicio –“una marca integral”, lo define-, donde también venden el millón y medio de chipás y otros productos congelados que elaboran en su fábrica de Garín, los inicios del proyecto fueron, tristemente, a punta de pistola.

“El mayor dolor de cabeza que tuvimos fue el 7 de marzo de 2010. Habíamos comprado la fábrica en enero y yo, que soy de trabajar mucho, fui a trabajar el domingo. Adentro había piratas del asfalto; nos ataron y nos robaron todo. Encima recién empezábamos”, recuerda Castagnaro aquél lamentable hecho.

Pero pese a todos los problemas que pueden surgir, el Rey de las Empanadas, tal como a veces lo llaman sus amigos en broma, no pide que su trabajo sea más fácil. “Yo busco que mi trabajo rinda. Si tengo que pedirle algo a la economía, sería que analicen las cargas sociales sobre el empleo, que bajen los impuestos al trabajo para que mis obreros se lleven más dinero al bolsillo y que evalúen las cargas distorsivas, como el impuesto a los ingresos brutos”, enumera Castagnaro.

¿Un consejo para un buen negocio? “Los mejores consejos se hacen en base a la credibilidad y a cumplir la palabra”, asegura y suma: “El mejor negocio que se puede hacer es cuidar la palabra empeñada. Muchos nos dan créditos y negocios porque cuidamos ese aspecto”.

 

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