Cómo se reconvirtió el frigorífico santafesino que emplea a más de 600 personas

Con el inicio de la crisis, adaptó su planta, abrió un local de venta directa al público y redirigió su plan de exportaciones.

El frigorífico Black Bamboo es un ejemplo de cómo las industrias mutan y se adaptan en medio de la crisis. Siendo una industria considerada esencial, se vio obligada a realizar cambios sobre la marcha prácticamente sin detener su producción para generar nuevos protocolos de trabajo en su enorme planta de casi 9000 m2 ubicada en Hughes. Pero además, debió redirigir su plan de negocios de exportación en medio de la caída del comercio global. 

ON24 dialogó con Luis Medina, gerente de general de la compañía, que describió con detalles los principales la experiencia empresarial en un complejo contexto, con cambios que parecen haber llegado para quedarse. 

¿Cómo trabajan hoy en día?

Estamos trabajando a nuestra máxima capacidad, no obstante, redirigimos los destinos porque hay algunos mercados que se han cerrado mucho y son casi inexistentes. En el plano local, seguimos trabajando con grandes cadenas, participamos de un plan del gobierno para entregar una serie de cortes a bajo precio; y además, fuimos los únicos en Argentina que hace dos semanas abrimos un local de venta al público en nuestra planta, donde se puede encontrar precios un 30% más baratos. 

¿Qué sucedió con los mercados de exportación?

Algunos que venían bien, con la pandemia se han cerrado volviéndose casi inexistentes, y China quedó como el único demandante de peso. Por ejemplo, dejamos de producir para Israel porque no se pueden realizar las certificaciones por los problemas de desplazamiento. Europa ha reducido significativamente su compra y los precios han bajado drásticamente; antes de que comenzara la pandemia, se vendía a poco más de US$ 12.000 la tonelada y hoy con suerte la vendés a US$ 8.000. Hay muy poca demanda

Es esperable que, como en toda crisis, los países se cierren al comercio, ¿cómo están viendo el panorama hacia adelante?

Esto es absolutamente novedoso y dinámico, no se puede elaborar demasiado a futuro. Hoy nuestro principal comprador es China, que ha empezado a levantar su actividad. Quedó como uno de los únicos destinos a nivel mundial pero ha bajado precios, ya no se verán los niveles que tuvimos el año pasado. 

Tuvieron que adaptarse a la nueva realidad  prácticamente sin detener la planta, ¿cómo se hace con tantas personas trabajando en un mismo predio?

De por si la producción de alimentos es sanitaria y, por ejemplo, la entrada a los sectores de trabajo tiene un procedimiento natural de desinfección. No obstante, multiplicamos los cuidados de higiene, distribuimos los horarios en el comedor, dictamos el uso intensivo del barbijo, máscaras, pediluvios con cloro en la entrada. Además, contactamos a un infectólogo que viene todos los viernes a auditar nuestro protocolo y a sacarnos dudas. 

¿Todas estas medidas impactan en la rentabilidad de la empresa?

No modificamos el trabajo pero estamos invirtiendo un buena cantidad de recursos en seguridad e higiene, haciendo de la planta un lugar muy seguro para trabajar. Tenemos la ventaja que al estar situados en un pueblo chico (Hughes) no hay transporte público, por lo cual, la planta debe cumplir con todos los recaudos. Esto afecta la rentabilidad no por una cuestión de volumen, pero sí de recursos destinados a estos aspectos. 

Hablemos del costado económico. En medio de esta crisis se está dando un salto del tipo de cambio, ¿cómo los afecta?

Siempre afecta. Nosotros trabajamos con el dólar oficial y además tenemos retenciones, por lo que nuestro dólar hoy está alrededor de los $58. Aunque teóricamente los importadores tienen que trabajar con este precio, muchos ajustan al dólar blue y eso tarde o temprano nos impacta en costos. 

El retraso cambiario no es el único problema, sino que se junta  con los de comercio exterior, que hacen muy ajustada la ecuación del negocio. Te diría que hoy, la única alternativa de equilibrar los costos de la empresa es tratar de hacer volumen. 

¿Han pedido o creés que van a precisar ayuda para pagar sueldos?

No. Estamos bien, somos de las pocas empresas que ha podido mantener su ritmo de trabajo e hicimos frente a toda la masa salarial. 

Hoy, el desafío es contener a la gente y lidiar con el miedo que genera la pandemia para no frenar las actividade esenciales. La cadena de alimentos no puede detenerse. 

REDACCIÓN ON24

 

Comentarios