La soja suma elementos en juego más allá de la pandemia

La plaza internacional continúa afrontando múltiples efectos derivados del Covid-19 y los riesgos que implica su prolongación por un período, hasta ahora, incierto.

Mientras avanza la siembra estadounidense, Brasil deprecia su moneda y Argentina se adecúa a la bajante del Paraná.

El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó un decreto que apunta a la reapertura de frigoríficos y plantas de faena, que estuvieron inactivas desde el inicio del confinamiento. Las disposiciones de gobiernos locales y la baja de trabajadores infectados por el virus generaron el cierre de plantas cárnicas y los consiguientes inconvenientes en la cadena de suministro en supermercados.

La decisión oficial se tradujo en la expectativa de una pronta, aunque gradual, recuperación en la demanda de un insumo clave en esta industria, como es la harina de soja. Este mercado anotó un alza de 7,50 U$S/tn tras el anuncio de la medida, mientras que el poroto obtuvo mejoras de hasta 6,90 U$S/tn. Es así como logró revertir gran parte de las pérdidas registradas en la segunda quincena de abril, posicionándose por encima de los 312 U$S/tn.

Las subas fueron rápidamente contrarrestadas luego de las acusaciones de Trump contra el gobierno chino, señalando que este país permitió la propagación del coronavirus en todo el mundo. Así no descartó la aplicación de nuevos aranceles como castigo, poniendo en duda el cumplimiento de la fase 1 del acuerdo comercial firmada a mediados de enero.

A esta coyuntura se interpone la etapa inicial de la campaña agrícola 2020/21, con un rápido avance de siembra en amplios sectores de EE.UU. La combinación de temperaturas más templadas, escasas precipitaciones y regiones con disponibilidad de agua en los suelos, permitieron un paso más acelerado de las implantaciones de maíz, soja y trigo de primavera. Mientras en el sur ya se cubrió más de la mitad de la superficie en intención, se verifican las incorporaciones tempranas en condados del Medio – Oeste del país.

En simultáneo, Brasil atraviesa las instancias finales de cosecha y, confirmando una campaña exitosa en materia productiva, marca un récord en sus exportaciones de soja. Los despachos están superando las 28,50 mill.tn. en lo transcurrido del año, frente a las 25,30 mill.tn. registradas en igual período del 2019. El suministro de alimentos prácticamente no sufrió interrupciones a raíz de la pandemia y la logística funciona en los principales puertos, como lo son Santos y Paranaguá.

La depreciación de su moneda fue determinante, posicionando al país con mayores ventajas comerciales y, además, eleva el precio que recibe el productor brasileño. El tipo de cambio trepó un 6,4% en abril y acumula un alza del 38,5% en 2020, ubicándose en una paridad que oscila en 5,50 R$/U$S. El flujo de ingreso neto de dólares vía cuenta de capital y el actual nivel de tasas (Selic en 4,25%) explican parte de este panorama, con un real en mínimos desde su implementación en el año 1994.

En nuestro país, más allá del diferencial cambiario, se deteriora la competitividad de las exportaciones agrícolas con la bajante del Río Paraná. Esto afecta la carga máxima de los buques y barcazas de las terminales del Up-River, región que concentra aproximadamente el 95% de los envíos de harina y aceite de soja del país. Al reducirse los volúmenes de carga, se deben completar en otros puertos, derivando en mayores costos logísticos y una disminución en los precios FOB de exportación.

Si analizamos únicamente los volúmenes de cargas de poroto de soja, buques en rada y confirmados para las próximas semanas, el line up asciende a 1,68 mill.tn. Desde mediados del mes pasado se corrobora un crecimiento del 83% en el programa de embarques, aunque con una retracción en la participación del Up-River.

Apenas el 39% de las cargas quedan abocadas a dichas terminales, mientras que el 46% se atribuyen a los puertos del sur, Bahía Blanca y, en segundo lugar, Necochea. El 15% residual se distribuye en otros puertos como Ramallo, Zárate, Del Guazú y San Pedro, en ese orden.

Los cargamentos comprometidos se distribuyen en siete países y tres de cada cuatro toneladas están direccionadas a China. Bastante más lejos, le sigue Egipto que espera recibir 115.000 tn. y reúne el 6,8% del volumen. El tercer puesto es ocupado por Arabia Saudita con una incidencia del 3,1% de los envíos, con 52.000 tn. Con montos poco representativos, complementan el listado Taiwán, Malasia, Cuba y Perú.

Autor: Eugenio Irazuegui. Responsable de Research de Enrique R. Zeni y CIA.

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