Menos actividad retrasa el nuevo régimen de importaciones

A 15 días de vigencia del nuevo régimen de importaciones de grandes empresas, no se registraron operaciones de autorización para el ingreso de mercadería proveniente del exterior que hayan sido financiadas por las casas centrales de las compañías. Incluso se menciona dentro de esas multinacionales que no hay registro del envío de la inquietud a las sedes de las empresas en cualquier lugar del mundo. Aparentemente, la caída de las ventas y el retraimiento de la actividad económica en general serían el mecanismo de ajuste que haría que la necesidad de importar haya caído desde febrero, y así la falta de necesidad de mecanismos alternativos para financiar compras desde el exterior. 

El régimen que el Gobierno impuso desde el lunes 17 de febrero pasado, que nunca fue reglamentado por escrito y que estará vigente, en principio, hasta el 12 de mayo, obliga a que las grandes empresas deben autofinanciar sus importaciones con divisas que aporten las casas matrices o tomar préstamos del sistema financiero exterior. También se pueden habilitar divisas si la compañía acredita un aumento exponencial de su capital local medido en activos físicos. Sólo así, las declaraciones juradas anticipadas de importaciones (DJAI) son habilitadas automáticamente por la Secretaría de Comercio Interior de Augusto Costa, que en este sentido está cumpliendo la palabra empeñada. En general, las empresas están operando en los primeros días del sistema con divisas propias provenientes de pagos en el exterior por operaciones cerradas antes de la vigencia del régimen y que ya habían sido declaradas y autorizadas por Costa o el Banco Central. Sin embargo, el mayor esquema de financiamiento que están encontrando las multinacionales, especialmente las proveedoras de insumos para la producción industrial, es la limitación en la demanda proveniente en la caída de la demanda del mercado interno. En términos generales, se habla de un promedio del 20% de caída en las ventas internas, lo que luego repercute en las compras necesarias al exterior de las mismas compañías. Así, el propio ajuste se realiza con una baja sustancial en la demanda al exterior. Esta situación se vive fundamentalmente en la industria automotriz (que igualmente tendrá su propio esquema desde abril), químicos y agroquímicos, laboratorios, alimentos y bebidas, electrodomésticos y artículos para el hogar, construcción y máquinas y herramientas. En estos casos se aguardan nuevas reuniones con las autoridades del Ministerio de Economía para determinar si hay alguna reglamentación (o más bien flexibilización) del régimen durante la primera quincena de marzo. Con este nuevo esquema, el Gobierno quiere reemplazar el sistema que había impulsado Guillermo Moreno basado en el “uno a uno” entre importaciones y exportaciones. 

Desde el Gobierno no hay planes para modificar la situación, al menos hasta que pasen las primeras dos semanas de marzo y se pueda evaluar cómo evoluciona la llegada de dólares provenientes de las liquidaciones de los exportadores sojeros. Los datos de la entidad que maneja Juan Carlos Fábrega muestran que la evolución desde febrero indica que ese sector liquidó más de u$s 2.000 millones, cumpliendo su promesa original de llegar a unos u$s 4.000 hasta marzo. Luego llegará la época de liquidaciones de mayo en la que el BCRA tendría ingresos superiores a los u$s 7.000 millones. Incluso se especula con que los mineros aporten lo suyo y que comiencen a llegar algunas de las inversiones de petroleras que vengan a invertir a Vaca Muerta. Si todo este combo se va cumpliendo, desde las oficinas de Fábrega se les aseguró a algunas multinacionales habitualmente demandantes de divisas para importaciones que podría reverse algo el régimen. Pero no antes.

 
Fuente: Ámbito, por Carlos Burgueño
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