La difícil tarea de eliminar “coimas”

“Los costos de los puertos argentinos no son internacionalmente competitivos”.

Esta es una frase que hace años viene escuchándose en la cadena productiva agroexportadora argentina, en la que la mayoría de sus actores avalan el anuncio formualdo por el gobierno nacional, a través del Ministerio de Transporte de la Nación, para reducir esos costos.

Una de las principales apuestan a las que recurrió el área que preside el ministro Guillermo Dietrich, y que respalda el subsecertario de Puertos y Vías Navegables de la Nación, Jorge Metz, es recortar los precios de su operatividad, y en este sentido, apuntó hacia los valores que cobran los prácticos.

¿Quienes son los prácticos? Profesionales que asesoran al capitán de un buque de ultramar que camino seguir y que tramos navegar cuando surcan las aguas argentinas, que en este caso, se trata del río Paraná. En otras palabras, lo que comúnmente se le dice un baqueano.

En esta materia, ya se lograron algunos avances, como en el caso de la operatividad de buques petroleros y gaseros, donde se acordó una rebaja de 20 por ciento, confirmado por la Cámara de Actividades de Practicaje y Pilotaje de la República Argentina. Esto incidirá en los trabajos en buques afectados al tráfico energético de las empresas YPF, Cammesa y ENARSA, mientras que para cualquier otra operación, los porcentajes se  definirán entre el 8 y 15%, dependiendo de diversos factores, e incluyendo todo tipo de buque, ya no solo los citados, sino también, por ejemplo, los cerealeros.

Para los servicios que ofrecen los remolcadores (en nuestra región no se opera con esta modalidad) también se pactó una rebaja.

Para algunos, con ese gesto queda al descubierto los sobreprecios que se pactaban desde este sector, donde operan muy pocas compañías.

Sin embargo, dejando de lado la operatividad de los remolcadores, salpicados al extremo tras la recuente publicación de la modalidad que imponía “Caballo” Suárez (mediante “aprietes”), los actores que brindan servicios en el río Paraná, tienen sus argumentaciones.

“Esta es la madre de todas las batallas de los prácticos”, expresó el capitán Oscar Leguizamón, presidente de la Asociación Civil de Prácticos del río Paraná en alusión a su “colaboración” para bajar costos, pero a cambio, modificando la legislación que rige dicha actividad. Específicamente, lo que solicitan es la derogación del artículo 13 del decreto 2694/91 que establece la reglamentación de los servicios de practicaje y pilotaje para los ríos, puertos, pasos y canales de la República Argentina, en lo referente a que el práctico “es responsable por los accidentes o daños resultantes de su asesoramiento, salvo prueba en contrario”.

O sea, que si son eximidos de pagar el valor total de los daños que pudieran ocasionar cualquier mala maniobra, como ocurre en la actualidad, estarían dispuestos a negociar.

“En otros puertos, como Estados Unidos, un práctico tiene obligación de asumir los riesgos hasta 1.000 dólares, o en Europa, ese monto se traduce en 100 euros. En Argentina, debemos pagar la totalidad del daño; no hay seguro validado”, señalaron los integrantes de esta asociación.

Las cartas están del lado del Ministerio, pues los prácticos entienden que aceptar una rebaja de sus tarifas, fue todo un gesto de buena voluntad. Y más allá de este primer paso, la Nación tiene muchos otros más para dar con otros tantos sectores que operan en el complejo agroexportador más importante de Latinoamércia , con epicentro en San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes, en especial, el de sincerar el “costo oculto” que un barco debe pagar para atracar y que ronda, por lo que señalan la mayoría de los actores, ronda los 30.000 dólares, por buque, y pago en efectivo.

Si se cuantifica esta “cometa” sobre los 2000 buques que arriban, por año, a estos puertos, el monto se dispara a casi 1.000.000.000 de pesos.  de considerar esta “cometa”

Por eso, el compromiso de los ministros para potenciar la competitividad de la logística agroexportadora será fundamental para acabar con aquellas prácticas “extorsivas”, un modus operandis histórico en la región.

Para la Nación, su plan de competitividad portuaria tiene como mira la Hidrovía.

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