La Batalla Cultural y la vuelta al Sentido Común

La Argentina viene haciendo más o menos lo mismo desde hace unos 80 años, salvo pequeños periodos excepcionales, repetimos de manera cíclica políticas que solo usan los países a los que les va mal.

La pregunta lógica sería ¿Por qué los Argentinos creemos que haciendo más o menos los mismo, obtendremos resultados diferentes? Desde mi punto de vista es porque la Argentina hace décadas viene perdiendo la Batalla Cultural. Perdimos las políticas de largo plazo, la verdadera independencia de poderes, la igualdad ante la ley, la educación de calidad, las infraestructuras, el respeto a las reglas del juego y sobre todo como sociedad perdimos el sentido común.

Desde ya este fenómeno sumado a otros, nos ha ido alejando del progreso e impidiendo que como sociedad encaremos las “reformas estructurales” que nos permitirían retomar la senda del desarrollo y la evolución.

Es por esto que para poder cambiar, lo primero que tenemos que hacer, es dar la BATALLA CULTURAL.

Y, ¿qué es la batalla cultural? Es una herramienta política e ideológica a través de la cual las personas incorporan valores, ideas, paradigmas, usos y costumbres que se convierten en hábitos, que llevan a una sociedad a ser exitosa (a mejorar su calidad de vida) o a fracasar (a empobrecerse económica, cultural y espiritualmente)

¿Cuándo nace la actual Batalla Cultural en occidente?

Todo comenzó con la caída del muro de Berlín a fines de los ´80. Hecho que marcó el fin de época, a partir del cual se originó un efecto dominó de fenómenos geopolíticos e ideológicos.

  • La desintegración de la URSS y con está, el fin de la “guerra fría”.
  • El repliegue paulatino de los EEUU como el faro rector de occidente.
  • El abandono, por parte de las élites empresariales occidentales del capitalismo tradicional liberal conservador, para adoptar un capitalismo de izquierda (como el modelo chino).
  • El aumento de la relevancia de los Organismos Internacionales como árbitros y articuladores.
  • La reinvención de la izquierda hispanoamericana, en el llamado Foro de San Pablo, donde se decide abandonar la revolución armada por la revolución a la manera Gramsciana; es decir a través de los medios de comunicación, la educación y la cultura

El devenir de estos acontecimientos, incentiva a que las élites a crear un nuevo Orden Mundial, a partir del cual se impone la cultura del nihilismo y el relativismo y se diseña la llamada Agenda 2030.

Esta plantea una serie de metas que prometen un mundo ideal, donde se busca una supuesta igualdad, equidad y diversidad, cuando en la práctica lo que generan son conflictos sociales y privilegios para ciertos “colectivos supremacistas”.

Es así como también pretenden imponer normas que intentan sobre volar los valores e identidades de las naciones, buscando una desintegración gradual cultural y territorial.

La Agenda 2030 propone un “capitalismo de izquierda” promoviendo la cultura del “pobrismo”, del “buenismo” y del “victimismo” y sobretodo la imposición de una presunta “superioridad moral”

Está también tiene como objetivo imponer una “única verdad” insoslayable e irrefutable, que quien se atreve a contradecirla y/o ponerla en duda, es automáticamente censurado y ferozmente dilapidado en los medios de comunicación y por el estado (George Orwell 1984).

Parte de este relato Gramsciano es el de la “de-construcción” (lo que significa destruir, para construir un nuevo paradigma, el que impondrá un “hombre nuevo”. Un hombre sin ambiciones, sin pensamiento crítico, sin identidad, un aliadE, básicamente un zombie nihilista.

Según este nuevo paradigma de la de-construcción, todo lo que creíamos que estaba bien,hoy está mal y debe ser “deconstruido”.

A esto debemos sumarle el relativismo absoluto, negando así las cuestiones más básicas desde el punto de vista científico y biológico: la idea de que todo es igual, la verdad y la mentira, lo agradable y lo desagradable, que el alumno vale más que el maestro, que la autoridad no sirve, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos alumnos, que los buenas modales estaban demodé, que no había nada sagrado, nada admirable.

Estas élites de izquierda hipócritas que desprecian el mérito y el esfuerzo, son las que hablan de los pobres, cuando los fabrican, defienden los servicios públicos, pero jamás los usan, adoran los barrios más humildes, pero jamás viven en ellos.

¿Esto quiere decir que todo tiempo pasado fue mejor? Claro que no.

¿O que no haya mucho para mejorar? Claro que sí. Pero desde nuestra identidad y desde los valores que generan prosperidad.

¡La Globalización promueve oportunidades, el lobalismo las destruye!

¿Qué podemos hacer para cambiar esta marcada tendencia?

El cambio comienza por vos. El primer paso es volver a usar el sentido común. Segundo, animarse a ir contra la corriente (siempre que entendamos que lo que la moda nos propone no es lo humanamente correcto). Tercero, leer más, informarse mejor, contrastar la información, analizar, no quedarse con lo que te bajan los medios masivos de comunicación y/o con lo que te “enseñan” en los colegios y las universidades. Cuarto, comunica lo que te parece que está mal. Quinto, participar en diversas instituciones y crear otras.

La clave está en volver a trabajar en una narrativa que se adapte a los desafíos actuales, así como también utilizar aún mejores herramientas para lograr generar una contracultura frente a este “consenso pseudo progresista y globalista”, el que está destruyendo los valores que habían hecho de occidente el mejor lugar del mundo donde vivir.

Nos queda entonces aceptar la imposición de este “nuevo orden mundial” como ovejas o REACCIONAR  y sumarse a luchar para volver a tener una sociedad con ¡SENTIDO COMÚN!

 

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