Argentina sigue siendo un desastre en casi todo

CFK nota que la concurrencia a su balcón es más bien escasa y lanza frases irresponsables porque observa, desesperadamente, que, más allá de frases de compromiso, su configuración es, cada vez más, la de una detenida por corrupción y no la de una líder revolucionaria.

La política en la Argentina sigue dando muestras de declive intelectual. CFK nota que la concurrencia a su balcón es más bien escasa y lanza frases irresponsables porque observa, desesperadamente, que, más allá de frases de compromiso, su configuración es, cada vez más, la de una detenida por corrupción y no la de una líder revolucionaria. Dijo que en la Argentina “hay terrorismo de baja intensidad”, una frase insensata propia de alguien que busca desesperadamente llamar la atención.

La Cámara de Diputados da vergüenza ajena. Ni qué decir de la izquierda. Esta semana juró un diputado llamado Juan Carlos Giordano, que juró por los treinta mil desaparecidos, la patria socialista y en apoyo al heroico pueblo palestino contra el sionista Estado de Israel. El diputado es idiota y antisemita, pero la Cámara debería tener normas y sancionar al diputado que hace eso.

Mientras, el Presidente sigue insultando y demandando a periodistas por motivos que él solo sabe y se va hasta el Chaco a cerrar un congreso de evangelistas.

Se vienen elecciones de medio término y es imprescindible que los partidos corten con la práctica de poner gente sin ninguna calidad intelectual. Con poner gente normal alcanzaría. Y el gobierno debería hablar de los temas que importan. La herencia que recibió este gobierno fue tétrica, pero, ya pasado un tiempo del gobierno de Milei, empieza a ser el momento de explicar los temas que, de verdad, preocupan y hacen daño a gran parte de la población.

Para que eso suceda es fundamental que haya gente de nivel en las listas y que los partidos representen a los ciudadanos. Lo que se viene es una elección legislativa, no ejecutiva. No es necesario hacer coaliciones. En ese sentido, el acuerdo anunciado del PRO con el oficialismo en la provincia de Bs. As. parece, a simple vista, un acuerdo de cúpulas y no representa a muchos ciudadanos.

El PRO va a desaparecer si va en alianza con LLA bajo los colores de LLA. Es lógica pura. Pareciera que responde a la necesidad política de ciertos dirigentes más que a la búsqueda de representación ciudadana. En las elecciones legislativas es mejor que los partidos representen a ciudadanos y los acuerdos con el oficialismo se hagan en el Congreso. No entender esa diferencia y correr detrás de las encuestas puede dejar a mucha gente sin representación o buscando otra representación.

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