Esquizofrenia: solo el 10 por ciento de los pacientes cumple con el tratamiento correctamente

Informe del Centro de Investigación y Asistencia en Psiquiatría 

La esquizofrenia es una enfermedad crónica del sistema nervioso que puede afectar severamente la calidad de vida de quienes la padecen y su entorno. Se caracteriza por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta. Se estima que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial, esto representa más de 21 millones de personas en todo el mundo y unos 400.000 argentinos, de los cuales unos 33 mil podrían ser santafesinos.

“Partimos de la base de que es una enfermedad que afecta al cerebro, de evolución crónica e incapacitante y que requiere tratamiento de por vida para evitar lo que llamamos episodios psicóticos o brotes de la enfermedad. En estos brotes el paciente presenta síntomas como delirios, ideas o creencias que son falsas, alteraciones de la percepción como ver cosas o escuchar voces que son inexistentes. Todo esto genera modificaciones en la conducta del paciente y una falta de reconocimiento de la enfermedad”, explicó la Doctora en Psiquiatría Christian Lupo, Directora del Centro de Investigación y Asistencia en Psiquiatría.

Si bien los pacientes pueden permanecer estabilizados, solo el 10% cumple correctamente el tratamiento, lo que afecta directamente la aparición de recaídas (reaparición o empeoramiento de los síntomas o brotes), cuyas tasas pueden alcanzar hasta el 92%. Cada vez que esto sucede empeora el pronóstico del paciente, ya que en cada recaída hay un deterioro de las funciones intelectuales o cognitivas.

“Las recaídas por falta de adherencia implican que el paciente tenga nuevamente delirios, alucinaciones, trastornos cognitivos tales como alteraciones en el aprendizaje, razonamiento, la atención, resoluciones de problemas y toma de decisiones, que son fundamentales para el desarrollo de una vida productiva. De manera que en cada episodio se produce un deterioro importantísimo del funcionamiento global, llevando a que los pacientes que no recibieron un tratamiento adecuado tengan a lo largo de su vida una deficiencia a nivel intelectual, social, afectivo, laboral y académico”, detalló Lupo.

La intervención temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales. Al tratarse de una enfermedad incurable y de tratamiento crónico, la aparición de nuevas y más modernas terapias representa una esperanza para quienes la padecen y su entorno. El uso de tratamientos antipsicóticos atípicos de forma inyectable y de acción prolongada favorece notablemente la adherencia, el mejor seguimiento por parte del médico y consecuentemente el control de la enfermedad y sus síntomas.

Las terapias de larga duración, al liberar el medicamento antipsicótico de forma lenta y constante en el organismo, han cambiado drásticamente la terapéutica farmacológica en la esquizofrenia. Estudios de mantenimiento a largo plazo han demostrado que el 93% de los pacientes en tratamiento con palmitato de paliperidona de liberación prolongada, un antipsicótico de acción prolongada, no experimentaron recaídas.

“Hay antipsicóticos orales que requieren de varias tomas diarias, esto hace que la adherencia sea baja. Cuanto menos exposición tenga el paciente a tener que administrarse una medicación, tendremos una mayor probabilidad de adherencia y una mayor posibilidad de estabilidad de la enfermedad a lo largo del tiempo”, afirmó Lupo y agregó: “Este nuevo tratamiento de acción prolongada representa también una ventaja en pacientes que viven en zonas alejadas y que no tienen la posibilidad de acceder con frecuencia a los centros sanitarios. De esta forma, nos aseguramos de que el paciente tenga una dosificación estable de su medicación y le permita desarrollarse competentemente en todas las áreas de su vida”.

Entre las terapéuticas disponibles se destaca el palmitato de paliperidona de administración trimestral que, al aplicarse sólo cuatro veces al año, es el de mayor intervalo de dosificación, facilitando el cumplimiento del tratamiento. De esta forma, se reducen las recaídas y fundamentalmente el paciente puede recuperar su capacidad funcional: insertarse en la sociedad, trabajar, estudiar, recuperar habilidades sociales, interpersonales, afectivas y cuidar de sí mismos con mayor independencia. Tienen, además, un mejor pronóstico en el largo plazo ya que en cada recaída se incrementa el deterioro cognitivo. La recuperación de las capacidades funcionales del paciente impacta por lo tanto no solo en la calidad de vida de los pacientes sino también significativamente en la calidad de vida de su familia y los cuidadores.

La importancia de los vínculos
La esquizofrenia es una enfermedad que no solo afecta la calidad de vida del paciente sino de toda la familia. Diversos estudios estiman que más de un 90% de los pacientes con esquizofrenia se encuentran desempleados y según un estudio elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, el 75% de los cuidadores manifiesta estrés y más del 60% asegura que la enfermedad de su pariente ha impactado directamente en su propia salud.

“El rol del cuidador y de la familia es esencial en el cuidado de los pacientes y en ayudar fundamentalmente a que cumplan con el tratamiento y detecten los síntomas tempranos de un posible evento psicótico próximo. Pero también tenemos que cuidar al cuidador ya que esta carga le representa un desgaste emocional. Los tratamientos de acción prolongada también son una ayuda para el cuidador ya que está tranquilo de que la medicación se encuentra dosificada en el organismo del paciente como corresponde. De esta forma cuidamos al paciente y al cuidador”, concluyó Lupo.

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