¿Cómo duermen los sonámbulos?

Por Borthiry María Gabriela

El sonambulismo es caracterizado por una serie de comportamientos complejos, generalmente iniciados en el curso de un despertar parcial en el sueño largo y profundo, que culmina en una deambulación con un estado de conciencia y juicio alterados.

Contrariamente a los terrores nocturnos, la incidencia de sonambulismo es más baja en la primera infancia, 3 a 5 % para niños de 2 a 5 años. El pico de incidencia de sonambulismo estaría entre los 7 y 12 años. En los adultos la prevalencia es de alrededor de 2 a 3 %. Si bien numerosos estudios no señalan diferencia entre los sexos en adolescentes o adultos, en los niños se ha constatado una mayor frecuencia en los varones.

Como en caso de los terrores nocturnos los mecanismos fisiopatológicos persisten oscuros. Tradicionalmente la presencia de sonambulismo en la edad adulta era considerada como un signo de psicopatología. Sin embargo muchos estudios han demostrado que la mayoría de los pacientes adultos no tienen trastornos psiquiátricos ni rasgos de personalidad perturbada.

La ansiedad puede sin embargo desencadenar los episodios de sonambulismo tanto en niños como en adultos. También se ha propuesto la hipótesis que estaría implicada la serotonina en su fisiopatología dados que ciertos factores que la afectan (ciertos medicamentos, fiebre) pueden precipitar un acceso. Además el sonambulismo es 4 a 9 veces más frecuente en condiciones asociadas con anomalías en el sistema serotoninérgico como el Sme de Gilles de la Tourette o en las migrañas

Como en el caso de los despertares confusionales y de los terrores nocturnos se evoca la inestabilidad fisiológica del sueño largo profundo para intentar explicar por una parte los despertares parciales que dan lugar a los episodios y por otra parte el hecho que un fuerte aumento de la propensión o necesidad de sueño favorecen también la aparición de los mismos .

Alrededor del 80% de los pacientes con sonambulismo tienen al menos un miembro de la familia afectado y la prevalencia de sonambulismo es más elevada si hay antecedentes en sus padres.

Un estudio en población general mostró una influencia genética considerable en el sonambulismo adulto (concordancia 5 veces más elevada en gemelos monocigotos que dicigotos), pero el efecto no está pronunciado en el sonambulismo infantil (solo 1,5 veces más elevado en los gemelos monocigotos).

Finalmente un estudio por imágenes cerebrales por tomografía de emisión monofotónica realizada durante un episodio de sonambulismo en un adolescente de 16 años mostró la activación selectiva del circuito tálamo cingular combinado con una inhibición de los otros sistemas de alerta tálamo corticales. Durante el episodio se observó una actividad delta difusa de alta amplitud. Estos resultados avalan la noción que el sonambulismo sería un estado disociado de despertar motor a pesar de un estado de sueño cerebral.

Los episodios comienzan por el simple hecho de sentarse en la cama, luego el sujeto sale de su cama y puede tener comportamientos muy variados, de complejidad extremadamente variable y a veces hasta sorprendentes: desde deambular sin rumbo evidente por la casa, cortar meticulosamente alguna vestimenta en pequeños pedazos con una tijera hasta conducir un vehículo. El número de casos judiciales de violencia durante el sueño está en crecimiento e implican cuestiones fundamentales en cuanto a las implicancias médico legales de estos actos,

Además, la falta de reactividad a estímulos externos es tal que se han encontrado niños muertos de frío por haber salido de su casa y acostarse en la nieve y casos de adultos con lesiones graves en los pies. La duración de los episodios puede variar de algunos segundos a varios minutos. Los ojos están generalmente abiertos. La actividad mental asociada puede ser un sueño, una pseudo alucinación, la percepción de una amenaza o simplemente un estado de confusión.

Los episodios de sonambulismo son poco frecuentes en los registros de laboratorio. Una privación total de sueño durante 38 hs aumenta la frecuencia y complejidad del comportamiento del paciente sonámbulo y esta metodología puede ser útil para confirmar el diagnóstico en caso médico legales de violencia durante el sueño

El sonambulismo puede comenzar a cualquier edad desde la primera infancia cuando el niño ya es capaz de caminar hasta una etapa bastante avanzada (séptimo decenio). El sonambulismo de la infancia desaparece generalmente en la pubertad o en el transcurso de la adolescencia.

¿Cuál es su tratamiento?

El simple hecho de identificar y evitar los factores precipitantes potenciales como una privación de sueño, el estrés o perturbaciones medioambientales es eficaz en la prevención de los episodios. Igualmente deben tomarse precauciones, medidas de seguridad en el medioambiente donde duerme el sujeto como así también evitar que la persona salga de su casa (alarmas).

En los niños generalmente no es necesario el tratamiento puesto que los episodios en general son benignos y no se asocian a lesiones. Si por el contrario los episodios son muy perturbantes o comportan un riesgo de accidentes el tratamiento de elección del sonambulismo infantil es la técnica de despertares programados previamente mencionada.

El tratamiento farmacológico debe reservarse cuando el comportamiento es peligroso para el paciente o su entorno. Las benzodiacepinas como el clonazepan y los antidepresivos tricíclicos (como la imipramina) pueden ser eficaces. Sin embargo el tratamiento farmacológico no controla adecuadamente todos los casos.

Aún si optamos por el tratamiento farmacológico una buena higiene de sueño, la gestión del estrés y de los factores precipitantes siempre debe ser parte del plan terapéutico.

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