Mauricio Macri tiene depositada gran parte de sus expectativas en lo que el mundo pueda volcar sobre Argentina. “Las buenas noticias para el país llegarán de afuera”, comenta insistentemente en su entorno. No sólo se trata de la esperada inversión extranjera, la Casa Rosada también trabaja a destajo en la materialización de alianzas comerciales y la definitiva reinserción del país en los mercados internacionales; y gran parte de este arduo trabajo recala en Miguel Braun, el hombre en el que el presidente confió para allanar el camino de regreso al mundo.
“Mike” Braun fue Director de la Fundación Pensar, la usina de ideas que Macri armó para delinear su política de gobierno. Una suerte de “shadowcabinet” que concentraba los técnicos que hoy tienen el poder real. Bajo la órbita del Ministerio de la Producción, comandado por Francisco Cabrera, el economista graduado en Harvard tomó una de las posiciones más contaminadas por La Cámpora: la Secretaria de Comercio. Su cometido será desarticular una perversa burocracia, nido de la coima y la extorsión; ser el garante de mercados transparentes, simplificando los trámites comerciales para favorecer la competitividad de los productos argentinos, hoy ausentes en los mercados internacionales.
Días atrás desembarcó en Fundación Libertad para estar presente en el cocktail de lanzamiento del XII Congreso Anual de Economía Provincial a realizarse el 15 y 16 de septiembre. Elogioso hacia el rol que cumple el think tank rosarino, con especiales palabras de consideración hacia su Presidente, Gerardo Bongiovanni – compañero de equipo en el armado de Pensar-; Mike Brown se dirigió hacia el centenar de empresarios y políticos presentes para transmitir los lineamientos centrales de los meses de gestión: “La Secretaría de Comercio forma parte de un Plan Productivo Nacional, enfocado en reducir costos de financiamiento y abocado a invertir en infraestructura y energía, acompañado por una reforma tributaria para una inserción inteligente en el mundo”, explicó, ante la mirada atenta del auditorio. “El país no tiene destino productivo sino abre mercados para sus empresas. Hoy, Argentina junto con el Mercosur tienen acuerdos de comercio con menos del 10% del PBI mundial, Chile tiene acuerdos con el 80%. Un vino chileno entra a China, Japón y Corea sin arancel gracias a los acuerdos de comercio; mientras que los vinos argentinos entran a esos países con aranceles de un 15 o 20%, complicando aún a los sectores más competitivos. El mundo está formando cada vez más acuerdos internacionales de comercio. Por este camino Argentina no sólo no abre nuevos acuerdos, sino que pierde mercados que aún retiene”.
Continuando con la defensa de estas alianzas comerciales, Braun señaló: “Los acuerdos comerciales son clave para el acceso al mercado porque en estos convenios los países definen estándares ambientales, fitosanitarios, laborales, de seguridad (…) Si nuestras empresas no están acostumbradas a trabajar con esas normas, perdemos mercados para mejorar la calidad en todos nuestros sectores”. “La producción en el mundo no está situada en un país. No existe decir ‘cerremos nuestra economía para obligar a la Ford a instalarse a fabricar autos en Argentina’. Los Ford no se producen en un lugar, sino en cadenas globales de valor. Tenemos que estar integrados a las cadenas de valor para que venga la inversión”, explicó, desmitificando la economía abierta.
Demostrando con políticas concretas que el gobierno tiene claras intenciones de facilitar las operaciones de comercio exterior, Braun explicó el sistema de Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE), plataforma tecnológica que reduce costos burocráticos para importar y exportar, y que tiene como primer beneficiario a las pymes, pero también es una iniciativa letal para el virus de la coima: “El VUCE toca muchos intereses, muchas ventanillas, muchas oportunidades para los vivos y vamos a fondo con esto. Pero su total implementación llevará entre 3 y 4 años”, admitió.
“Defensa de la Competencia es otro sector que encontramos devastado, sin equipos técnicos ni capacidad de gestión. Macri quiere reglas de juego iguales para todos, sin diferencia entre pymes y empresas grandes”. En este sentido, el gobierno tiene redactado un proyecto de ley tendiente a aumentar las sanciones a las empresas por el comportamiento desleal en prácticas monopólicas, y se evalúa la actualización de barreras paraarancelarias por sector. Cerrando este capítulo del meduloso discurso, el funcionario expresó: “Aspiro a que Defensa de la Competencia deje de depender de la Secretaría de Comercio para lograr real independencia”.
Como precisión final, Braun apuntó: “Precios Claros y Ahora 12 son programas de transición para reducir el impacto de aumento de tarifas”, admitiendo que son iniciativas que caerán en el mediano plazo.
“Convocamos a todos a que crean y apuesten”, enfatizó el joven funcionario, que optó por cerrar su disertación con palabras del segundo Presidente de los Estados Unidos, John Adams, quien se encontró con el mismo desafío que hoy tiene Argentina: “Me vi obligado a estudiar la política y la guerra. Aspiro a que mis hijos estudien matemática y economía; y mis nietos se dediquen a la música y al arte”.
DEFINICIONES FUERA DEL COMERCIO
“No cualquier cosa es política, así como si yo entrara a una cancha de futbol con una espada me dirían eso no es futbol. Llevarse puesta las instituciones, demonizar al que piensa distinto y robarse la plata pública tampoco es política y tenemos que dejar de llamarla así”.
“Gerardo (Bongiovanni) fue clave en la Fundación Pensar. Dicen que somos un gobierno de CEOs y empresarios; y puede ser que muchos lo sean, pero también trabajaron en la gestión de la ciudad de Buenos Aires y eso es política pública, lo cual les da experiencia pública y privada”.
“Macri trae cuatro valores a la gestión: eficiencia, honestidad, diálogo y consenso, que aprendimos en la ciudad porque nunca tuvimos mayoría en la Legislatura”.
“En estos meses estamos normalizando la economía. Sturzenegger (Federico) insiste que a fin de año estaremos en 1,5 % de inflación”.
