El día después de los Guns en Rosario

Sin dudas, el desembarco de Guns N’ Roses en Rosario fue el evento musical del año. Con una puesta tecnológica muy fuerte, el espectáculo estuvo a la altura de shows como fueron los de Peter Gabriel y Queen, tras copar el Gigante de Arroyito. Claudio Joison, titular de Joison Producciones, en un mano a mano con ON24 dio detalles de la magnitud que tuvo y lo que significó para la ciudad la llegada de la banda integrada por Axl Rose y Slash, luego de una dura disputa entre ciudades como Córdoba y Montevideo.

Guns N’ Roses lanzó su regreso de una manera espectacular el primero de abril en Los Ángeles, durante el primer show en vivo en más de 20 años, seguido por presentaciones en Las Vegas totalmente llenas. Luego, realizó shows en Coachella por dos fines de semana (16 de Abril y 23 de abril), para luego seguir con un viaje al sur de la frontera para dos estadios “sold out” en México, el 19 y 20 de abril. Durante ese mes, fueron vistos por aproximadamente medio millón de fans en Norteamérica y el martes 1 de noviembre miles de argentinos vibraron al ritmo de Sweet child o’ mine en Rosario.

¿Qué balance dejó en lo que tiene que ver con la música en Rosario?

Dejó varias sensaciones. Por supuesto mucha felicidad de que haya podido llevarse adelante con total tranquilidad, que se hayan cumplido los objetivos, que la gente lo haya disfrutado, que la ciudad se haya podido mostrar nuevamente fuera de la imagen que tenía en los últimos años; pero también dejó una puerta abierta a nuevos proyectos.

Fue un desafío lleno de dudas, si lo podríamos llegar a llevar adelante, porque es un show de una categoría, que salvo contadas excepciones, en Rosario, no se había intentado hacer.

Rosario tiene en su historia muchos espectáculos y algunos muy valiosos, que convocan mucha gente, pero éste estuvo dentro de una categoría especial, pudiendo considerarlo entre los top 10 del mundo, entonces, el desafío era muy importante.

La apuesta fue muy fuerte, en cuanto a logística, desarrollo, seguridad…


La apuesta fue máxima en todo sentido. Es una inversión millonaria, tanto en lo que tiene que ver con el grupo, como los costos locales que este tipo de recitales conlleva y con un nivel de exigencia hasta ahora desconocido en nuestra ciudad. Se han hecho muchos shows internacionales, con alta exigencia, pe – ro éste superó a todos.

Cada detalle de logística, hotelería, catering, montaje, seguridad, técnica; eran situaciones novedosas que había que responder, y que la experiencia de 35 años permitía responder, pero que se necesitaba un esfuerzo notable, no comparable con el resto de los que han venido.

¿Cómo fue el apoyo del Estado para que pueda venir un tipo de show de esta magnitud a Rosario?


Previo a cerrar el show, hubo reuniones con todas las áreas del Estado, planteándoles que se haría el esfuerzo para llevarlo adelante si efectivamente se contaba con el apoyo de los distintos sec – tores, porque se requería desde seguridad pública hasta el aeropuerto, a las áreas de control urbano, que la Secretaría de Turismo esté alineada a recibir muchos visitantes; es decir, gran coordinación con muchas áreas, y verdaderamente funcionó bien.

Un resultado satisfactorio de como se trabajó en conjunto, además, tuvimos un punto económicamente favorable que a partir de unas ciertas modificaciones no tuvimos que pagar el impuesto municipal.

En relación a la banda, la intimidad de ellos… ¿Estuvieron cómodos?


Lo que pudimos observar y percibir es que se sintieron muy cómodos. Hay fotos de ellos con gente en el aeropuerto, con empleados del hotel, todos los comentarios fueron positivos. No tuvieron problemas de seguridad, de acoso de ningún tipo, pudieron circular tranquilos, no recibimos ningún tipo de reclamos, por el contrario, al día siguiente publicaron un video de agradecimiento a Rosario.

En relación al show en sí, ¿qué imagen se graficó en tu cabeza al ver toda la cancha llena?


Tomando en cuenta que se trabaja bajo una tensión extrema, hay un paradigma de que a veces un empresario de espectáculos hace el negocio y tiene luego muchos empleados que le solucionan las cosas. Mi forma es involucrarme en cada punto de la producción, porque la responsabilidad es la que lleva a trabajar de ese modo.

Pude sentirme tranquilo recién cuando estaba el 100% del público adentro del estadio a las 20.55. Eso significaba que todo el operativo había funcionado, que estaba todo el mundo en su lugar, los plateístas acomodados y la banda comenzó a tocar a las 21.05. En Buenos Aires, si bien salió todo muy bien también, tuvieron dificultades y el espectáculo comenzó 45 minutos tarde. En nuestro caso salió todo perfecto, y ver comenzar el show con la magnificencia que tiene, con toda la gente disfrutando, el clima acompañó. La felicidad fue muy grande.

La economía del país no influyó y la ciudad acompañó muy bien.


Si bien es cierto que los rosarinos no faltaron, también es importante remarcar que era el único show en el interior del país, y por eso también se pudo convocar a miles y miles de personas de toda la Argentina. Cuando se arman espectáculos de este nivel, lo que sucede cuando el rosarino se va a Buenos Aires, La Plata o Córdoba; la cuestión se invierte y vienen hacia acá. Y eso es lo que la ciudad debe entender, que no es sólo para el disfrute del ciudadano local, es también para generar recursos para la ciudad, para posicionarla de otra manera.

¿Se pudo hacer un balance de montos, valores, importes?

Es tan complejo que aún se está trabajando en ese sentido. Pero se puede adelantar que en términos generales estamos contentos.

Tomando en cuenta el éxito de este show, es imposible no pensar que ya tenés pensada otra apuesta para 2017…

Sí. Hay proyectos, pero no corresponde decirlos hasta que no se puedan avanzar. Hay proyectos también para 2018.

¿Hubo un pedido de Axel para tocar en Rosario?

Más que un pedido de él, quizás lo que sucedió fue que estábamos peleando el único concierto disponible de la gira sudamericana con Córdoba y con Montevideo. Sabíamos que si conseguíamos las mejores condiciones en relación a Córdoba, había altas posibilidades de que se pudiera hacer.

Uno de los motivos que analizamos y como Axel había estado en Rosario en 2011 y había estado muy bien todo, era como una ventaja. No fue un pedido de él sino de circunstancias, de garantía de producción, oferta económica, apoyo del Estado, todo eso se alineó y se pudo traer.

Hacer shows no es sólo un tema econó- mico. Es más importante el respaldo de la experiencia que el dinero.

En 35 años de experiencia hubo muchas cosas, ¿qué recordás?


Debería haber llevado una estadística más rigurosa. Desde un show en un pub a los Guns N’ Roses pasando por Sting, Luis Miguel; hay artistas que van dejando marcas, a veces es más cercano como Caetano, y otras es más un trato estrictamente profesional.

Lo importante, desde mi punto de vista, es trabajar con un plus de calidad profesional para atender al artista y al público, lograr respeto para poder vivir esos años continuados. Muchas veces va mal y otras muy bien.

En la medida que uno puede lograr una carrera y no depender de un show particular para seguir adelante puede proyectar cosas. Y verdaderamente siempre me fue interesante vincular mi trabajo con la ciudad. Si bien he producido en muchos lugares del país, vivo en Rosario y me gusta que las cosas pasen en mi ciudad.

En base a este espectáculo, ¿cómo se perfila de ahora en más Rosario para este tipo de eventos de cara a 2017?


No sé cómo puede influir la cuestión electoral, pero apartando ese motivo, hay una expectativa razonable, no se evalúa un año difícil. El 2016 ha sido muy complejo y sin embargo se han hecho cosas, hay una baja de venta de tickets con lo cual, creemos que el próximo año no será peor que este.

Nosotros estudiamos caso por caso. No todos los shows son automáticamente realizables en Rosario, existen límites demográficos, económicos y de costumbres. Hubo muchos años de falta de shows de esta envergadura. Este es el mismo espectáculo que se vio en Chicago, y seguramente el estadio donde tocaron los Guns N’ Roses allí estaba mucho mejor preparado para que el promotor local pueda llevarlo adelante. La verdad es que es mucho más difícil hacerlo acá que en Estados Unidos; el show es el mismo.

Tuvimos que fabricar 2.500 m2 de camarines y es muy probable que en Los Angeles eso no haya pasado, entonces implica un desafío, la idea es que cada vez esas necesidades sean más fáciles de transitar y el círculo se vea cada vez más virtuoso.

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