Massa, un cuasipresidente

Sergio Massa será ministro de Economía, Producción y Agricultura por decisión del triunvirato gobernante que obliga a Fernández a quedarse como presidente formal, pero le cambian todo el esquema de gobierno.

Por Gabriel Conte para Memo

El peronismo ha inventado un parlamentarismo para resolver las crisis internas partidarias mientras tiene en sus manos el gobierno argentino. Lo ha hecho por fuera del sistema institucional que establece la Constitución, con definiciones que se toman desde el triunvirato compuesto por Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa y un grupo de gobernadores del mismo partido. En ese esquema pretenden distribuirse los cargos en medio de una parálisis total de la gestión pública y con el resto del país productivo y trabajador intentando seguir navegando a tontas y a locas, sin que haya instrumental de navegación.

En este esquema paraconstitucional, no renuncia el presidente formal, Alberto Fernández, sino que se lo pone a un costado. Si renunciara -tal como lo indicaría el manual ante circunstancias análogas cuando el peronismo está en la oposición- debería quedar al frente Cristina Kirchner, y eso no resultaría conveniente: se vería obligada a aplicar ahora la varita mágica con soluciones que piensa prometer, muy posiblemente, en la campaña electoral del año que viene. Si fracasara antes del 2023, el peronismo no lograría reinventarse, disimular o disfrazarse de alguna otra cosa para que la gente no los vea desnudos, como están ahora, en pleno ejercicio del poder, pero sin poder o saber cómo ejercerlo.

De tal modo que la “solución” al descalabro que han venido discutiendo en ese parlamento trucho, en el que asesoran, además, poderosos empresarios que estarían felices de tener a alguien “propio” aferrado al Sillón de Rivadavia, sería ungir a Sergio Massa como cuasi presidente, con el apadrinamiento de Máximo, el hijo de Cristina Kirchner.

A partir de allí, podrían construir una nueva imagen que les permita cotizar en el mercado electoral para el recambio presidencial real, en el que votará la ciudadanía y no solo los accionistas del Frente de Todos y sus amigos.

 

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