Producen ropa de alta costura, fabrican ambos y barbijos, y lanzaron una nueva marca

La pandemia y las restricciones impuestas por el gobierno representaron un enorme desafío para todos los sectores productivos del país. Sin grandes eventos ni galas, la industria de la indumentaria ocasional sufrió un fuerte revés que obligó a varias marcas a transformarse. Jula Moró, la firma rosarina fundada por Julieta Fontela y Manuel Morales, lleva 19 años trabajando en la ciudad y, a lo largo de los últimos cinco, fue especializándose en el segmento de alta costura. A lo largo de la pandemia, sus titulares debieron repensar su catálogo y hasta sacar líneas de producción de textiles para personal de salud.

Jula Moró nació en el año 2001 de la mano de una pareja de emprendedores. En medio de la crisis existente en aquel momento, decidieron comenzar a diseñar y confeccionar sus propias prendas. Hoy en un contexto crítico, aunque diferente al de ese entonces, siguen apostando a su marca. “En 2001 éramos muy jóvenes y no teníamos nada que perder. Todo era mucho menos grave en nuestra cabeza. Cuando tenés empleados mirándote y esperando un gesto de optimismo, uno se siente más atemorizado. Creo que actualmente hay demasiadas cosas que no dependen de qué tan buen estratega es uno”, comentó Fontela.

La pandemia los tomó en un momento en que la mayor parte de la producción de la marca era ropa de ocasión. Con reuniones, fiestas, desfiles y galas suspendidos, los titulares de la empresa debieron reajustar el rumbo. “Pudimos mantenernos con el porcentaje de producción que no era específicamente para eventos. Al vender al por mayor, teníamos muchos metros de tela cortada y cocida, entonces el volantazo no podía ser muy violento. Recién para julio pudimos adaptarnos a una producción que tenga más porcentaje de ropa sport”, explicó.

La firma no solo modificó el catálogo, sino que implementó una línea de producción de indumentaria y accesorios para instituciones sanitarias bajo la marca Matriz. “A una semana de decretarse el primer aislamiento comenzamos a recibir pedidos de batas, barbijos y ropa de seguridad”, comentó Fontela. En muy poco tiempo lograron obtener una habilitación para comenzar a trabajar y reabrir la fábrica. “Tuvimos que aprender de cero sobre seguridad y protección sanitaria”, describió la empresaria.

En un trabajo anterior elaborado por este medio, hablamos de la industria de la moda y su necesidad de repensarse ante la pandemia. Mientras que algunos hablaban de temporadas más largas y prendas que duren más tiempo, otros mencionaron la necesidad de prestar atención al impacto ambiental del rubro. Para su cofundadora, Jula Moró no tiene muchas transformaciones más que afrontar: “Cuando comenzamos en 2001 no se hablaba de los males que podían generar las empresas en el medio ambiente, ni de no discriminar a mujeres que no tuvieran cierto tipo de cuerpo. Sin embargo, siempre estuvimos subidos a una tendencia de consciencia ambiental, baja generación de deshechos y con un concepto de diseño que va hasta el talle 52”.

De todos modos, Fontela concluyó: “Siempre se puede profundizaren más inclusión de cuerpos y edades, atención al medio ambiente y tratar de no hablar tan superficialmente de la moda. Esta pandemia nos hizo pensar y reflexionar a todos”.

El nacimiento de Beemor

Flavio Bianchini ideó una mochila especialmente diseñada para transportar reposeras y otros elementos de esparcimiento al aire libre. Tras aliarse con Julieta Fontela y Manuel Morello, titulares de la marca de indumentaria Jula Moró, nació Beemor. En menos de cinco meses, consiguieron desarrollar su primer producto y ponerlo en el mercado, mientras ya piensan en ampliar su catálogo.

“Cuando llegó la primera etapa del aislamiento, pensamos que debíamos aprovechar todo el tiempo posible para otras cosas. Incluso por una cuestión espiritual necesitábamos encarar nuevos proyectos”, comentó Julieta Fontela. La idea inicial llegó por inspiración de Bianchini, mientras que el matrimonio de socios que fundó Jula Moró hace 19 años aportó toda su experticia en ámbito de los negocios y de la industria textil. “Cada producto tiene su propia cadena. Nosotros estampamos en nuestros talleres y tercerizamos otros procesos”, explicó la empresaria.

La primera etapa del lanzamiento implica la colocación de las mochilas portareposeras en distintos comercios minoristas y cadenas mayoristas. “Nos concentramos en Rosario y en la costa atlántica. Contamos con muchos colegas con los que tenemos relación empresarial, así que estaremos en estos lugares por la cercanía con el verano. También hicimos contactos con gente de Uruguay. Sin embargo, dependemos en parte de lo que ocurra con la temporada de verano y las restricciones”, indicó Fontela. Más allá de que sus redes comerciales ya están tendidas, también encararán la apertura de un Marketplace con su propio carrito de compras, una tienda en Instagram y otra en Facebook. Incluso se ofrece a empresas como producto personalizable para regalos empresariales.

Con la incertidumbre reinante por las restricciones a la circulación de personas y ante la falta de certezas sobre la temporada veraniega, la apuesta de Beemor será cautivar al público que acuda a espacios abiertos de cercanía. “Queríamos un producto que la gente pueda llevar en su bicicleta o motocicleta manteniendo las manos libres. El contexto actual reforzó la tendencia de viajes cercanos y hospedajes alternativos como campers o carpas”, destacó la titular de Jula Moró.

En cuanto a las expectativas por el contexto actual, Fontela destacó que “son muy altas”. Las primeras publicaciones del producto en redes sociales dieron los resultados deseados, por lo que esperan buenas ventas de cara a los próximos meses. No obstante, aclaró: “Tratamos de ir día a día con nuestros objetivos. De otro modo, estaríamos muy vulnerables a que las instrucciones que lleguen de afuera nos causen un profundo bajón en un producto recién nacido”.

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