Los oferentes de la licitación del bar en Oroño y el río siguen sin saber quién se lo queda

Esperan hace meses el resultado de la licitación pública y crece la preocupación por poder explotarlo durante el verano

Los resultados tendrían que haberse conocido hace meses, pero la disputa de la concesión pública del espacio gastronómico de Oroño y Avenida de la Costa viene con un delate que preocupa, y bastante, a los interesados. De las cinco propuestas de distintos grupos económicos con trayectoria en el rubro, se supo que al menos dos fueron impugnadas por uno de los interesados. Los cinco oferentes se consideran aún en carrera pero sin novedades.

Mientras tanto el tiempo pasa, los tiempos de obra siguen siendo los mismos que cada propuesta prevé y la ventana de oportunidad para que el que resulte ganador pueda explotarlo durante el verano se licúa día a día.

El proceso licitatorio generó mucho ruido. Desde que el predio quedó vacante el interés por ganarlo creció a la par que las obras viales de la zona despejaron los accesos y lo hicieron más visibles y convocantes. Es que el espacio amerita ser codiciado: ubicado en una zona clave sobre Boulevard Oroño, con un balcón al Río y en un punto geográfico que es bisagra entre los barrios más concurridos y elegidos como paseo diurno y nocturno. El bar es el cruce entre el centro, Pichicha y Puerto Norte, zonas donde se concentran los polos gastronómicos más fuertes y con mejor funcionamiento de Rosario.

Además, es un paseo en sí mismo. En medio de un corredor vehicular y paso obligado de los fines de recorridos de la calle recreativa y de miles de vecinos que pueblan la zona durante los fines de semana.

Prueba del interés que genera el espacio son los proyectos que concursaron su licitación: cinco proyectos comerciales y arquitectónicos distintos, varios muy ambiciosos en cuanto a su propuesta arquitectónica.

El resultado del proceso licitatorio debería ya haberse conocido, sin embargo “aún no hay novedades”, confirmaron algunos de los actores involucrados. La falta de precisiones preocupa a los oferentes que, de ganarlo, cuentan con la posibilidad de aprovechar el verano y el funcionamiento de la temporada para recuperar parte de la inversión. “A esta altura se pierde el verano entre los tiempos que pueden llevar las obras”, explican.

Desde que se abrieron los sobres y se conocieron las propuestas a mediados de marzo, lo único que trascendió es que dos de las iniciativas intentaron ser impugnadas por uno de los oferentes a fines de abril. Desde entonces, poco y nada se dijo.

Los puntos que deben evaluar las autoridades municipales designadas en el proceso de licitación, para definir quién se queda con la explotación comercial del inmueble por un plazo de seis años son cuatro, cada uno con el mismo “puntaje” entre sí: el canon mensual que aporte cada oferta, la propuesta comercial, la experiencia de las firmas que pretendan administrar el nuevo bar y, por último, y un punto para nada menor: el proyecto técnico.

En ese último punto se destacaron las intenciones de apostarlo todo, o moderar las inversiones en un espacio que tiene un uso limitado por los años de la adjudicación. Es que el edificio en pugna quedó inmerso en una esquina que antes quedaba arrinconada por las vías del ferrocarril, pero que la obra de Avenida de la Costa permitió ahora la apertura peatonal y la posibilidad de ganar ahí un nuevo balcón que mire de frente al río.

Ese es el mismo punto en el que ahora, con los tiempos dilatados, podría condicionar los tiempos de obra una vez adjudicada. Mientras tanto crece la impaciencia y no es para menos.

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