Un sector a desarrollar

¿Hasta dónde puede crecer el mercado de etanol? Contamos con una referencia muy cercana del potencial, nada más ni nada menos que nuestros hermanos brasileños. La semana pasada se publicó un interesante artículo en nuestro informativo semanal titulado ¿Por qué es importante el etanol para Brasil?. Según la publicación, el 15,7% de la oferta primaria de energía de Brasil proviene de la caña de azúcar. Esto hace que el país cubra su matriz energética en 43,5% con energías renovables. Además, cuenta con un 72% de la flota de vehículos con motores flex. 

Sin embargo, para que Brasil llegase al 27% del corte de la nafta, ha recorrido un largo camino de incentivos políticos, vaivenes económicos y profundas articulaciones con los diferentes eslabones productivos que datan desde mediados de los años 30 a mediados de los años 70. Si bien Argentina aún está lejos de este modelo energético verde, se está avanzado en ese sentido y el futuro parece prometedor. De hecho, el corte se fue incrementando desde el 2010 con un 2,5% de corte hasta el 12% en el año 2016. 

Siguiendo esta tendencia, el USDA para este año 2017 pronostica un salto productivo anual de casi 20%. Aunque manteniendo el corte del 12% en las naftas para el 2018, el crecimiento interanual llegaría al 6%, posicionando a la producción en 1.120 millones de litros de etanol. 

En una primera instancia, la suba del corte del 12% al 15% gatillaría las grandes inversiones y su derrame en el interior. El gran salto del etanol vendría de la mano del maíz ante la indiscutible capacidad de nuestros suelos para producir el grano. En cambio, la caña de azúcar está muy difundida en el norte del país, donde las condiciones agroecológicas son propicias para el cultivo. 

Según los datos oficiales del Ministerio de Energía y Minería, el porcentaje de etanol a base de maíz en los últimos 3 años se encuentra en torno al 56% del total de etanol versus el 44% de la caña de azúcar. Si bien el maíz sigue liderando la producción de etanol, su tasa de crecimiento fue mermando en los últimos años. Como se aprecia en el siguiente gráfico, si analizamos el periodo enero-mayo la tasa presenta un crecimiento decreciente, incluso para este año 2017 se observa un incremento de tan solo un 5% respecto al mismo periodo del año anterior. En cambio, el etanol de caña creció un 75% anual.

Actualmente la demanda interna de etanol está toda cubierta, incluso más, deja una capacidad ociosa entre el 10 y el 15% en las 14 compañías productoras del país. En base a las estimaciones del USDA para el 2018 con una producción de 1.120 millones de litros se cubriría esa capacidad ociosa, pero manteniendo el 12% (de corte) no se esperan ampliaciones de plantas o inversiones en nuevas. Cabe aclarar que la escala es clave para la viabilidad de una planta de etanol y esto implica una inversión de al menos 30 millones de dólares para la puesta en marcha de la empresa.
 
Argentina actualmente cuenta con 14 plantas elaboradoras de etanol (5 a base de maíz y 9 a base de caña de azúcar) que en su conjunto produjeron un total de 889.945 m3 en el 2016. Las plantas se localizan en zonas productivas donde la oferta de granos es mayor a la demanda y pueden aprovechar el subproducto (burlanda) para la alimentación animal in situ. A su vez cuentan con el beneficio de la localización ante su lejanía a los puertos de exportación. En el siguiente gráfico se destaca la provincia de Córdoba liderando el ranking de producción con el 39% del volumen total. Los suelos de la provincia son maiceros por excelencia factor por el cual residen 4 plantas de etanol a base de maíz.

Considerando la huella de carbono

En la controversial agenda ambiental, Argentina es uno de los países comprometidos con el Acuerdo Climático de París que busca limitar las emisiones de carbono tan pronto como sea posible. Se anhela que los gases emitidos equiparen a los absorbidos a partir de 2050, es decir, cero emisiones netas. 

En este contexto, el empleo de etanol en el parque automotor sería un gran paso. El etanol, diferencia de los combustibles derivados del petróleo, presenta una elevada concentración de oxígeno que permite una combustión con menores residuos contaminantes. De esta manera, se mitiga la emisión de gases con efectos invernadero y de micropartículas en la atmósfera.

Según la FAO, la reducción en las emisiones de carbono varía ampliamente según el tipo de biocombustibles, las materias primas utilizadas y su tecnología de producción. El etanol a base de maíz puede reducir hasta un 30% las emisiones de CO2 en comparación con el combustible tradicional, mientras que el de caña varía entre un 70 y 90%. En todos los casos, indica la FAO, el descenso de la emisión de gases invernaderos a nivel mundial será compensado en la medida en que se acelere la conversión de bosques o pastizales nativos a tierras de cultivo para la producción de biocombustibles.

El hecho que Argentina incorpore el etanol a la matriz de energía es recién el comienzo de un larguísimo camino en la revolución del negocio de las energías hacia las fuentes renovables y al consumo responsable.

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