Tratar la semilla para arrancar ganando

Muchas veces, en cultivos de cebada y de trigo se observan nacimientos que no son uniformes, aunque los test de poder germinativo sean correctos. Así, se suele culpar a diversos factores que pueden tener una incidencia real. Sin embargo, no se considera que no todas las semillas contengan la correcta carga de hormonas para obtener una alta velocidad de germinación, elongación de radículas y coleóptiles.

A lo anterior hay que agregar el estatus sanitario de la semilla, donde la presencia de especies patógenas de la familia de los Basidiomicetes como Ustilago spp y Tilletia spp, afectan la sanidad del cultivo infectándolo en forma sistémica. Ustilago tritici que afecta al trigo, o Ustilago nuda que afecta a la cebada, son comúnmente conocidos como carbones voladores o desnudos y deben ser controlados desde la semilla. Con esa práctica se evita el nuevo ciclo de infección y se controlan pérdidas de rendimiento. Ustilago tritici hoy es una enfermedad endémica.

Una de las formas de trabajar en los problemas antes descriptos es utilizar en forma combinada bioestimulantes y fungicidas para el tratamiento de semillas. En el caso de estos últimos, la combinación de grupos químicos como carboxín + tiram presentan una excelente acción de contacto y una acción sistémica que corta con el ciclo de los patógenos antes mencionados. La formulación está presente en Vitavax Flo TS de Arysta LifeScience, que permite el control de los patógenos en las semillas y en el suelo. La acción del fungicida se puede potenciar con el agregado de bioestimulantes que favorecen la generación de hormonas naturales en la semilla y corrigen su posible déficit. Este producto, cuyo nombre comercial de Biozyme TF, está formulado en base a micro elementos en forma de sulfatos y extractos vegetales. El efecto logrado con la combinación de ambos productos se denomina Inner Force y posibilita un establecimiento rápido y uniforme de los cultivos a partir de la sinergia de estimulación y mejora sanitaria del cultivo.

Una implantación rápida se logra a partir de una mejora en los sistemas radiculares de las plantas, lo que potencia el aprovechamiento inicial del nitrógeno disponible. También genera área foliar mucho más rápido, a partir de un aumento en la actividad enzimática de los ejemplares. En este punto se genera un círculo virtuoso que contribuye a aprovechar el nitrógeno aportado, mejorar los ratios de macollaje, disminuir la incidencia de algunas enfermedades y, por lo tanto, maximizar los rendimientos.

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