Todo se transforma

El agro y la conversión de sus residuos plásticos

No es ninguna novedad que la acumulación de residuos plásticos originados por la actividad agrícola en Argentina representa un problema ambiental de gran importancia para el conjunto de la población. Dentro de la tonelada de basura que se genera cada dos segundos en nuestro país, un alto porcentaje corresponde a residuos plásticos. Y es conocido que en Argentina la práctica del reciclaje o la de valorización de residuos es muy baja, hecho que se atribuye a la falta de reglas claras por parte del Estado, a la discontinuidad de las medidas y la escasa educación ambiental y falta de controles. Con esta premisa, la doctora en Química María Volpe disertó en la primera jornada del XXVI Congreso de Aapresid “Sustentología”, acercando su experiencia de análisis de reconversión de residuos rurales en el Municipio de Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires.

En base a un relevamiento previo llevado a cabo en la zona rural de esa localidad, se detectó que sólo en el año 2016 allí se acumularon 24.300 unidades (unas 300 toneladas) de residuos tales como envases de 1, 5, 10 y 20 litros, cajas con bolsas plásticas y silos bolsas.

Tras recordar que la actual legislación nacional indica que el reciclado de los envases plásticos es responsabilidad de las empresas que los producen, señaló que no está claramente indicado cómo se implementará ese reciclado al tiempo que no existe una política clara en cuanto a la logística de recolección de estos residuos y a los centros de acopio. Ante esto, comentó en qué consistió la innovadora propuesta que encararon desde la Dirección de Producción del Municipio de Coronel Dorrego y la Planta Piloto de Ingeniería Química (UNS/CONICET) destinada a la conversión de residuos plásticos agrícolas a partir de un proceso térmico basado en la pirólisis. Tras realizar estudios en laboratorio y banco, presentaron un proyecto al Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, a partir de una convocatoria COFECYT, para desarrollar este proceso a escala piloto en la planta de reciclado del Municipio de Coronel Dorrego.

En cuanto a los resultados, Volpe precisó que los bidones de polietileno de la marca Roundup y Ultra Plus fueron caracterizados antes de ser sometidos al proceso de conversión mediante las técnicas de análisis para la determinación de metales pesados. Los resultados, según dijo, indicaron que “los bidones presentan mayoritariamente el elemento carbono (como es de esperar) y cantidades residuales de cloro y nitrógeno y para algunos casos fueron detectados metales como cinc y hierro”. “El comportamiento térmico del material de los bidones es el correspondiente al polietileno”, acotó.

Ya en el proceso de pirólisis a escala laboratorio, esos bidones se calientan hasta 490°C durante 30 minutos y luego se enfría rápidamente el reactor obteniendo tres productos: un sólido carbonoso, un líquido que se recoge en el condensador, y gases permanentes que escapan del equipo.

“El rendimiento a cada producto (carbón, líquido y gas) fue calculado en base al balance de masa efectuado a partir del peso del material de partida, del residuo carbonoso y del líquido (promedio de tres mediciones). El rendimiento a carbón fue de 16 %, mientras que el rendimiento a líquido fue de 33 %. El porcentaje restante está constituido por los gases permanentes”, afirmó. Y subrayó que el análisis elemental del carbón determinó que este material presenta un elevado porcentaje de carbono y que no se observó la presencia de metales pesados, cenizas de magnesio, potasio y calcio; y fue detectada una concentración relativamente baja de cloruros.

En cuanto a los gases que fueron emitidos (gases no condensables que escapan a la atmósfera), sostuvo que el análisis por cromatografía gaseosa permitió determinar la presencia de hidrocarburos livianos, óxidos de carbono, y que no se detectaron gases clorados ni óxidos de nitrógeno ni de azufre, como sucede cuando los plásticos se incineran.

Al referirse a los posibles usos de los productos de la conversión de los plásticos dijo que a partir de la caracterización llevada a cabo sobre carbón, líquido y gases, es posible evaluar las aplicaciones que estos tendrían. En el caso del carbón, dado su alto contenido en C y su nula toxicidad y su porosidad, se considera que puede ser empleado en suelos para mejorar sus propiedades. Pueden destinarse a la horticultura y hasta emplear ese carbón como fuente de energía. Por su parte, ya que los líquidos obtenidos de la pirólisis tienen una composición que  indudablemente indica que son ideales como combustibles líquidos pueden ser aptos para usarlos en calderas. Y en cuanto al gas que se produce durante la conversión de plásticos, consideró que dado su poder calorífico y su capacidad energética, no deben descartarse para su empleo como combustible.

Entre las consideraciones finales, Volpe apuntó que la conversión lleva a una notable densificación de los voluminosos residuos plásticos, lo que representa un avance importante en la gestión de estos residuos; que los productos obtenidos no presentan compuestos tóxicos; que si bien este estudio no ha analizado la logística de la recolección de los residuos, se considera que sin duda es un aspecto de primordial importancia a la hora de evaluar el proceso en forma integral.

“Es necesario conocer cómo se llevará a cabo la recolección y el acopio para poder efectuar un Análisis del Ciclo de Vida de los productos en forma correctadado el enorme espacio geográfico que ocupan los desechos plásticos en nuestro territorio, se considera inviable desde el punto de vista medio ambiental y económico, la implementación de este tipo de procesos a gran escala, para la conversión de grandes volúmenes de plásticos. Por el contrario sería más conveniente desde todo punto de vista, llevar a cabo conversiones en equipos de poca envergadura, en diversas zonas de acopio seleccionadas”, concluyó.

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