Plantas al rescate de aguas contaminadas

Una característica de las sociedades modernas es que sus actividades industriales, mineras, agropecuarias, artesanales y domésticas contaminan el ambiente en el que viven. Uno de tantos ejemplos en nuestro país sucede en Chubut con los líquidos contaminados provenientes de diferentes procesos industriales que maneja la la planta de tratamiento de efluentes del Parque Industrial Trelew. Un proyecto llevado a cabo entre la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y la Escuela Técnica Nº 27, D.E. 18, “Hipólito Yrigoyen” está en marcha con el objetivo reducir en esas aguas la concentración de contaminantes a partir del uso de cultivos como la caña de castilla (Arundo donax) y mostaza etíope (Brassica carinata).

Diego Wassner, Secretario de de Vinculación con Escuelas Medias y CBC de la FAUBA, le explicó a SLT el origen del proyecto: “Se llama Fitoremediación, lo natural se remedia a sí mismo y se originó en varias actividades llevadas adelante en conjunto por la Subsecretaria de Vinculación de la FAUBA y la Escuela Técnica Nº 27 de la CABA, una escuela de química. Bajo la coordinación de los profesores Diego Amato y Claudia Giménez, y con el apoyo del grupo MIRA (FAUBA), los alumnos realizaron actividades y se interiorizaron sobre problemáticas ambientales para luego decidir en qué tema iban a trabajar. El financiamiento de las actividades surgió del Proyecto de Mejora en la Formación de Ciencias Exactas y Naturales en la Escuela Secundaria, dependiente Ministerio de Educación Nacional. En este proyecto también participan las facultades de Ingeniería, Ciencias Exactas y Naturales, Ciencias Económicas, la Dirección de Orientación del Estudiante y, desde el año 2013, la Secretaría de Asuntos Académicos de la UBA”.

El tema elegido por los alumnos fue fitoremediación de aguas contaminadas, con el posterior aprovechamiento de la biomasa producida para producir energía. Al respecto, Wassner nos contó a SLT que: “Esto implicaba dos cosas: la primera era seleccionar las especies vegetales adecuadas para remediar ese tipo de problemas. Los alumnos desarrollaron un sistema hidropónico para evaluar de manera rápida y sencilla el desempeño de diversas especies vegetales expuestas a diferentes tipos de efluentes. Para este caso puntual, se eligieron dos especies: caña de castilla y mostaza etíope. En segundo lugar, debíamos contar con un problema concreto de contaminación hídrica. Ese sitio está localizado en Chubut y pertenece a CORFO, la Corporación de Fomento de la Producción de esa provincia”.

La especie adecuada

La fitoremediación consiste en el cultivo de plantas en agua o suelos contaminados a fin reducir el nivel de contaminantes (ej., metales pesados, solventes, pesticidas, petróleo, aguas servidas, etc.). Algunas plantas cumplen muy bien esta tarea ya que poseen adaptaciones que les permiten captar los contaminantes sin que se afecte demasiado su funcionalidad. Esta tecnología tiene una serie de ventajas, incluyendo: usa energía solar (por lo que puede usarse en diferentes regiones y climas), es de bajo costo (en comparación con otros métodos químicos o mecánicos) y ha sido utilizada con éxito en diferentes partes del planeta. En Argentina, el uso de la fitoremediación es incipiente y de carácter experimental.

La literatura científica incluye una cantidad de casos exitosos de uso de caña de castilla para remediar la contaminación con cadmio y arsénico en suelos y agua. Por su parte, la mostaza etíope ha probado ser muy eficiente al remediar contaminación con metales pesados como, por ejemplo, plomo y níquel. “En este momento los estudiante están caracterizando químicamente el efluente, para luego hacerlo pasar por las raíces de caña de castilla y mostaza etíope para determinar su desempeño como fitoremediadoras”, nos contó Diego.

Aguas que no has de beber

El problema ambiental con los efluentes del Parque Industrial de Trelew no es nuevo. Cuando trabaja a máxima capacidad, este parque bombea alrededor de 10.000 m3 por día de aguas contaminadas. Luego de recibir un tratamiento primario para eliminar sólidos, estas aguas son enviadas a unas lagunas de estabilización ubicadas en un área árida cerca del aeropuerto. Allí se evaporan o infiltran en el terreno, contaminando el agua, el aire y el suelo.

Al respecto, Diego comentó en qué consisten los primeros trabajos están realizando en el marco del proyecto: “Una de las limitantes más severas de esas lagunas es que con tantos años de evaporación e infiltración, su agua se volvió extremadamente salina y alcalina. En la actualidad, CORFO está interesada en evaluar esta tecnología y, llegado el caso, ponerla en práctica. Por eso, a través de su consultor técnico, Damián Sotto, conseguimos que nos enviara 100 litros de ese agua, que usamos en parte para realizar análisis químicos (acidez, contenido de sodio, hierro, cobre, magnesio, nitritos y salinidad) y en parte para la experiencia con las plantas en hidroponia”.

Un proyecto ambicioso

Consultado acerca de los impactos positivos que se esperan del proyecto, Wassner nos comentó: “Tenemos cinco objetivos bastante ambiciosos, como generar agua de mejor calidad que se pueda utilizar para plantaciones forestales o frutales en un ambiente árido como la meseta patagónica. También pretendemos aprovechar energéticamente la biomasa de caña (que es mucha) para producir biogas o para generar calor industrial en calderas adaptadas. Desde el punto de vista estético, el proyecto mejorará el impacto visual de las lagunas en el paisaje, que al estar más limpio y sano volverá a servir como refugio de aves y fauna. Por otra parte, nuestra idea también es poner a punto una tecnología de bajo costo operativo que permita manejar de manera sustentable las aguas residuales, evitando la formación de lagunas con agua de cada vez peor calidad. Por último, tenemos la intención de que una vez ajustada, esta tecnología pueda ser replicada a otras áreas contaminadas del país”.

La Escuela 27 participó de la Feria Ambiental que organizó el Programa Escuelas Verdes de la Ciudad de Buenos Aires, y donde obtuvo el primer premio. A partir de esta distinción, el programa Escuelas Verdes financiaría el proyecto para escalarlo en alguna situación problemática en la Ciudad de Buenos Aires. “Para nosotros ha sido muy gratificante —confiesa Wassner— ver cómo estudiantes y docentes de la E.T. 27 se interesaron con los temas planteados. Nos llena de orgullo el premio que han obtenido y nos compromete a seguir trabajando juntos”. (Prensa Fauba)

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