Manejar el suelo para gobernar el agua

En la actualidad, una extensa superficie de la región pampeana presenta la napa freática a un metro —o menos— de profundidad, con efectos directos de anegamiento sobre la producción agropecuaria y, en algunos casos, en sectores urbanos. Especialistas del INTA sostienen que el reemplazo de pasturas perennes y pastizales por cultivos anuales redujo entre tres y cuatro veces el consumo anual de agua.

En los últimos años, unas 10 millones de hectáreas pampeanas pasaron de la actividad ganadera o mixta a la agrícola pura. En este sentido, Héctor Espina, director nacional del INTA, advirtió que “la simplificación de los sistemas no ha sido buena”.

Según trabajos científicos del INTA, las causas del ascenso de las napas freáticas pueden encontrarse en los efectos del cambio en el uso de la tierra: donde había pasturas perennes y pastizales que consumían agua durante todo el año fueron cambiadas por cultivos anuales, que lo hacen durante la mitad o un tercio de ese tiempo. Las cifras demuestran que se pasó de un consumo anual de entre 1500-2000 mm a 500-800 mm.

Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA, indicó que la forma en la que se trata al suelo “ayuda a retardar o acelerar el problema”. En esa línea, aseguró que “la conversión de tierras con vegetación perenne, como bosques, pastizales o pasturas a cultivos anuales, disminuye el consumo de agua anual y promueve la recarga y el ascenso de aguas subterráneas, con riesgo de anegamiento”.

En este sentido, Espina expresó: “Los resultados de las investigaciones nos llevan imperiosamente a trabajar de manera integrada para gobernar el agua”. En referencia a éstos, sostuvo que “están bien documentados por organismos de ciencia y tecnología, entre los que se encuentra el INTA”.

El director nacional del organismo explicó que se está pasando de una etapa de sistemas simplificados a complejos, transformación que “significa dejar una monocultura de un cultivo por sistemas de rotaciones”. Para minimizar el efecto de las napas más próximas a la superficie es fundamental que “se haga doble cultivo —soja y trigo— porque absorbe otros 500 mm de aguas adicionales”, resaltó. Donde esto se implementó “se observa gradualmente la baja de la napa”, aseguró.

En la búsqueda de soluciones y alternativas de manejo para “preservar el capital suelo deben involucrarse productores, asesores, científicos, autoridades, organismos públicos y privados, con medidas sobre el manejo del recurso a través de políticas públicas, estrategias, obras e intervenciones”, señaló.

En esa línea, Taboada sostuvo que el abordaje del problema debe partir de “una visión integrada a nivel de cuencas hidrográficas”, donde la intervención de los “estados no debe ser solo nacional, sino provincial y municipal”.

Aportes a un problema en superficie

Para Pablo Bollati, del grupo Napas del INTA Marcos Juárez —Córdoba— “las inundaciones de mayor duración y extensión geográfica se ocasionan por el ascenso gradual de niveles freáticos”. En este sentido advirtió que “no es que llueve más, sino que los cambios del uso del suelo llevaron a un menor consumo de agua”.

Según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba, en un lapso de 45 años, en la provincia se redujo la participación de pasturas perennes y pastizales de un 80 % a menos de 10 %. Frente a esto, investigaciones realizadas por el INTA muestran que las napas ascienden a medida que aumenta el área implantada con monocultivo y descienden con mayor superficie de pasturas.

Para Nicolás Bertram, del INTA Marcos Juárez, la evolución en el tiempo del ascenso de las napas freáticas en la región está identificada con la “mayor superficie de cultivos anuales, en particular soja, y la disminución de la superficie de praderas implantadas”.

En el trabajo “Ascenso de napas en la región pampeana: ¿incremento de las precipitaciones o cambios en el uso de la tierra?”, junto con Sebastián Chiacchiera, plantearon que el incremento sostenido del componente freático de los últimos 40 años en la región pampeana llevó a situaciones en donde se acerca demasiado a la superficie.

A partir de datos históricos de utilización de la tierra, rendimiento de cultivos, profundidad de la napa y precipitaciones, observaron que los efectos en el comportamiento de la napa son a corto y largo plazo. Los primeros están asociados a las precipitaciones locales, mientras que los segundos estarían vinculados con las actividades agrícolas y el consumo que éstas generan.

El acercamiento de la napa a la superficie se asocia al proceso de intensificación de los cultivos agrícolas y, sobre todo, a la mayor superficie destinada al monocultivo. Esto genera menores consumos de agua concentrados en un momento del año, en detrimento de pasturas perennes y pastizales que consumen mayores volúmenes de agua durante un periodo de tiempo más prolongado. Pero advierten que los cultivos anuales lo hacen durante un tercio o la mitad de ese tiempo. (Inta)

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