¿Hacia dónde va la producción porcina?

El sector creció fuerte los últimos 10 años. Este año se observa una desaceleración en la tasa de expansión de la producción.

Un 45% de la expansión de los últimos 10 años respondería a la mayor cantidad de madres, otro tanto a las mejoras de productividad y en menor porcentaje al mayor peso de los animales faenados.

Según un informe de la Fundación Mediterránea, el consumo de carne de cerdo viene creciendo a tasa sostenida en Argentina desde hace varios años y se estima que este año se mantendría la tendencia; se podría llegar a un nivel récord promedio próximo a los 16 kilos por habitante.

El crecimiento del consumo local de los últimos años muestra, en perspectiva, una de las tasas más altas del mundo. En efecto sólo el mercado interno de Colombia, Angola y Vietnam presentan porcentajes de expansión que supera la tasa del 5% promedio anual de la Argentina.

La expansión del mercado interno ha sido alimentada básicamente con producción local. Se estima que la producción 2019 será aproximadamente equivalente a unos 15 kilos por habitante año, mientras que las importaciones de 1 kilo por habitante. En el 2007, la producción local aportaba 7 kilos, menos de la mitad de lo que representa hoy, y las importaciones casi 1 kilo, es decir una cifra no muy lejana a la del presente.

El consumo interno de carne de cerdo puede seguir creciendo por varios años más. Un nivel de 22 kilos per cápita luce factible, considerando la estructura de consumo que se observa en otros países productores y exportadores de carnes.

Pero para que el consumidor local acepte 6/7 kilos más a los actuales, lo que exige básicamente desplazar a otras carnes, se requerirá sostener la calidad del producto y también mantener un precio de góndola competitivo.

Producción

El estudio de la Fundación Mediterránea, que capitanearon Juan Manuel Garzón y Valentina Rossetti (IERAL), dice que este año se observa una desaceleración en la tasa de expansión de la producción, con variaciones interanuales que en algunos meses se ubican por debajo del 3%. De todos modos, luce poco probable que el volumen de carne ofrecida al mercado se estabilice; mejoras de productividad e inversiones en granjas medianas y grandes sostendrían la expansión.

En términos aproximados, se estima que un 45% de la expansión de la producción observada en los últimos 10 años respondería a la mayor dotación de madres (particularmente en granjas de mediana y alta escala), otro 45% a mejoras de productividad (aumento de lechones vivos con destino engorde por madre año) y un 10% restante (quizás hasta un poco menos) al mayor peso de los animales faenados.

Con respecto a los factores que explican el salto de productividad, dos de ellos se habrían destacado, el cambio tecnológico (la “modernización” de las granjas) y el crecimiento de la escala media.

Un tercer factor también habría contribuido, la mayor eficiencia en la gestión integral de los establecimientos. Un poco más relegados, considerando que no ha habido muchas experiencias, aparecerían una mayor especialización y una mayor integración de los actores de la cadena.

Si bien la producción enfrenta oportunidades importantes de expansión tanto en el mayor abastecimiento del mercado local como en el crecimiento internacional, la inversión fluirá hacia las granjas en la medida que los resultados económicos que se obtengan en la producción de animales sean atractivos, lo suficiente como para compensar riesgo y costo de oportunidad de los fondos.

Exportaciones

Argentina no es todavía un exportador de carne de cerdo, a pesar de que viene realizando envíos sistemáticos desde mediados del 2018. Se requeriría de más volumen, de más mercados asistidos y de más actores participando en el proceso (productores, frigoríficos) para entrar en un grupo bastante selecto de proveedores globales.

Se estima que el año pasado se colocaron unas 11,7 mil toneladas peso producto de carne de cerdo (carne congelada con hueso, medias canales, piernas, paletas), básicamente en Rusia, y que este año los envíos podrían crecer más de un 30%.

Costos

La alimentación es el principal ítem dentro de los costos de producción porcina en Argentina, con una participación que ronda el 65%. En el 2017 la relativa estabilidad de este componente (+3,2%), a pesar de subas iguales o superiores a los ingresos en otros rubros de los costos totales, explicó básicamente la mejora que mostraron los márgenes ese año (ingresos subiendo al 22,7% y costos al 11,9%).

Del mismo modo puede explicarse la pérdida de rentabilidad de 2018, por una fuerte suba del costo de alimentación. El año pasado los ingresos aumentaron un 32,4% mientras que los costos un 63,9%, con alimentos creciendo un 82%.

En lo que va de 2019 la trayectoria nominal de ingresos y costos comienza a converger alrededor del 16% (mayo contra diciembre), con alimentos subiendo al 14,2% y el kilo vivo del capón al 15,5%.

Los precios de los alimentos se encuentran muy vinculados al tipo de cambio y los valores internacionales de las commodities agrícolas. La estabilidad de este rubro de los costos en lo que resta del año dependerá entonces de que tan estables se muestren a su vez las dos variables antes referidas.

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