El girasol vuelve con todo

El girasol vuelve con todo al portafolio de los productores. La quita de las retenciones que durante años oprimieron al cultivo lo reubica como una opción muy competitiva para varias regiones del país. Impulsados por este nuevo contexto, la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), junto a INTA y a un grupo de empresas que forman parte de la cadena del girasol pusieron en marcha una serie de Simposios Regionales para compartir junto a técnicos y productores la última información necesaria para encarar con éxito la nueva campaña.

Uno de estos encuentros se realizó en Trenque Lauquen. Allí, más de 150 personas se dieron cita para hablar de manejo, enfermedades, malezas y mercado.

El asesor Gustavo Duarte fue el responsable de abrir el encuentro y dijo: antes, el oeste arenoso era girasol y ganadería. Hoy, el 60% de la superficie se destina a agricultura. Del total, el girasol ocupa menos del 10%, y tiene mucho para crecer. “Cuando los ambientes están en 2300 kg/ha de soja, el girasol es muy competitivo”, expresó Duarte para ampliar que en el oeste de Buenos Aires la brecha con la soja es de 400 kg/ha y en los ambientes de alta productividad asciende a 600 kg/ha. “El girasol es una posibilidad muy concreta para la rotación y el tipo de girasol a sembrar depende de la habilidad comercial de cada productor”, puntualizó. El confitero rondó los 360 dólares la tonelada promedio en la última década, el convencional los 285 dólares y el oleico 320.

Mientras la soja creció más de 1,7 millones de toneladas al año, el girasol decreció 73.243 toneladas. Sin embargo, a nivel de rendimiento individual, en los últimos 10 años, la tasa de crecimiento de la soja fue de menos del 1% en rinde y el girasol creció por encima del 2%. “La soja fue a explorar ambientes más frágiles y es ahí donde el girasol tiene una oportunidad”, explicó Duarte para aclarar que hay margen de intervención para mejorar el rendimiento del girasol. Mientras el potencial es de 4,8 t/ha, el logrado ronda las 2,6 toneladas.

“Las decisiones sobre calidad del ambiente y estructura del cultivo son medidas que tienen a definir el rendimiento potencial. Los nutrientes ayudan a elevarlos en tanto que las estrategias de protección del cultivo protegen el rinde”, detalló. “Pero lo más importante es la elección del sitio, el antecesor, el agua. Eso impacta en 550 kg/ha de rinde. Es la decisión que más impacta. La fecha de siembra y luego la disponibilidad de nitrógeno le siguen en importancia”, dijo Duarte a los asesores y productores presentes en Trenque Lauquen.

Según Duarte, la genética no es una limitante y se sabe que al girasol le sirven los años Niña en tanto que le afectan los períodos de mucha lluvia. Pero en la medida en que se tiene una buena reserva de agua los niveles de rendimiento crecen. Mayor disponibilidad de agua y de nitrógeno ayudan al rendimiento.

El referente técnico del Oeste disparó los principales tips a tener en cuenta. Así, dijo que la región más arenosa no tiene impacto en el rendimiento. La mayor dificultad está en la tosca. Los antecesores ideales son la soja y el maíz, por la disponibilidad de agua en el perfil y la presión de malezas. Las fechas de siembra tempranas alcanzan los mejores rendimientos y reducen la variabilidad en tanto que las siembras en el mes de noviembre condicionan al cultivo en la etapa crítica del rendimiento, y las fechas de diciembre exploran muy bajos rendimientos. Las tecnologías CL ya están en los híbridos de buena genética. El gran desafío es ver cómo funciona cada híbrido en cada ambiente. El potencial del ambiente define la densidad a alcanzar. En la medida en que el potencial es más alto, hay que buscar arriba de 45000 plantas.

“Recomiendo trabajar por ambientes”, dijo Duarte y amplió: “la distribución uniforme es muy importante a la hora de sembrar. Cuando se hace mayor la densidad el impacto de la uniformidad es mayor en el rendimiento”.

El técnico expresó que en girasol hay que meter mucho la pala para entender cómo funciona. Es importante tener en cuenta las condiciones físicas del suelo. “En general, la respuesta a nitrógeno aparece cuando no alcanzamos los niveles de 60 kg/ha de N a la siembra. En el Oeste funciona bien medir nitrato en planta. El 35% de los lotes están en condiciones de ser fertilizados según los estudios que hemos hecho. Fósforo, nitrógeno y boro son los tres nutrientes a corregir en esta zona. Con el renacer del girasol van a ponerse a mirar a los promotores biológicos”.

Por último recordó que al girasol hay que tenerlo limpio de malezas y que el problema de palomas se ha reducido. “Aunque en los últimos años la fecha de siembra se ha ido retrasando, las respuestas en rendimiento siguen encontrándose en las siembras de octubre. Ahí van a llegar a las 3 toneladas”, le dijo Duarte a la audiencia.

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