El campo también tiene su Latorre

El gerente de servicio técnico en la región Sur de Nidera, Javier “Chiqui” Latorre, fue reconocido hace pocos días por la regional Juan Manuel Fangio de AAPRESID, con sede en Mar del Plata, por su “trayectoria e idoneidad y agradeciendo las “megafónicas” Upas iniciales”, dice la placa. Un merecido gesto para un pionero que hizo de la extensión de conocimientos y la generosidad la columna vertebral de su profesión.

“Chiqui” Latorre tiene la humildad de la gente con corazón grande. “Este reconocimiento me lo dan a mi porque soy el más veterano –dice, haciendo alusión a sus más de 30 años de profesión- pero en realidad es por un trabajo en equipo”.

Para los miembros del Nodo Sur de AAPRESID, Latorre es valorado por haber sido uno de los potenciadores de los encuentros de actualización a campo, también por su ejercicio de la docencia a un grupo de ensayistas que marcaron huella en la zona productiva del sur del país, por su continuo asesoramiento y accesibilidad con los productores y, fundamentalmente, por sus valores humanos.

Javier Latorre se recibió de ingeniero agrónomo en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires en 1983. A partir de allí comenzó a asesorar en la zona de Madariaga, luego trabajó para Monsanto, más tarde para Cargill, hasta que 1991 se incorporó al staff de Nidera Semillas. Primero como profesional del área comercial y desde hace 16 años en el área de desarrollo de producto en la zona sur de la provincia de Buenos Aires.

“El vínculo con AAPRESID nació en el 2000 alrededor de un ensayo de Nidera que se hacía históricamente en la estancia Santa Lucía, cerca de Mar del Plata y Miramar”, cuenta Latorre. “Para compartir esos ensayos comenzamos a invitar cada vez más gente hasta que se fue armando una regional bien sureña, que no había antes en la zona”, relata y agrega: “AAPRESID tiene muchos productores y nosotros aprendemos de ellos porque aportan sus necesidades y requerimientos. Se crece a partir del permanente intercambio de experiencias”.

“Chiqui” es uno de los principales enlaces entre la compañía y los productores de la región. Desde allí desempeña su rol de nexo entre genetistas y equipo comercial y de marketing. “Estamos interactuando con todos, es una flecha de ida y vuelta: la información que nos pasan del mercado se la pasamos a los fitomejoradores, y cuando ellos hacen sus desarrollos los vamos pasando al mercado”, resume Latorre e insiste en que se trata de una labor en equipo y muy colaborativa entre áreas: “Trabajamos para que la información de cada híbrido o variedad llegue a los productores de la mejor manera posible”.

Con esa función y tantos años de trayectoria, Latorre es un fiel testigo de la evolución que han tenido los productores argentinos. “Sobre todo en las generaciones más jóvenes”, dice. Y acota: “están muy informados porque un error te sale caro y para llegar a buen puerto tenés que contar con todas las herramientas. Desde Nidera estamos trabajando duro justamente en eso, en ofrecer no sólo los productos, sino todo el bagaje de conocimiento técnico a campo que disponemos para maximizar los resultados”.  

En materia de cambios tecnológicos, Latorre ha vivido en primera persona el impacto que han tenido en la producción agrícola argentina la introducción de la soja RR, el trigo Baguette y los avances permanentes en genética. “Vos agarras un hibrido de cada década y siempre son superadores. Y si uno mira para adelante, seguirá mejorando, sea en rindes, granos por hectáreas, estabilidad, aspecto sanitario o por algún gen que le permite defenderse de determinada enfermedad”, asegura, no sin antes mencionar el gran aporte que vienen haciendo las tecnologías de precisión a la hora de simplificar y eficientizar el manejo a campo.

Para el ejecutivo de Nidera las perspectivas de la actividad son alentadoras. “La actitud, el entusiasmo y la necesidad de un cambio se han hecho ver”, afirma mientras considera que lo mejor todavía está por venir. “Cada paso que se hizo en el pasado fue un escalón que sirvió para llegar adonde hoy estamos. El trabajo que hacemos es para que el productor sea más eficiente y rentable, para que el país pueda exportar más y en definitiva nos beneficiemos todos”, concluye.

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