Dos aliados ideales

Bienestar animal y cambio climático son dos fenómenos que están movilizando cambios en el consumo y en las formas de producción.

El sector forestal puede ser un excelente aliado de la ganadería en sistemas productivos que permitan lograr mayor producción de carne por hectárea, que puede ser certificada como carbono neutro y al mismo tiempo, mejorar el bienestar animal y la sostenibilidad productiva. La prórroga de la Ley 25080, de promoción de inversiones en bosques cultivados hasta el 2029 incluye a los sistemas silvo pastoriles (SSP) dentro de dicha promoción y da una excelente oportunidad de mejorar el negocio a los productores ganaderos.

La ganadería aparece como uno de los sectores que más contribuyen a los gases de efecto invernadero (GEI). En el caso de Argentina, de acuerdo al Inventario GEI publicado por la Secretaría de Ambiente (2017), la ganadería es responsable de alrededor del 15% de las emisiones totales del país. El año 2019 fue el año más caluroso que se tenga registro en el mundo y se está profundizando la necesidad de ser cada vez más activo en reducir la huella de carbono, y con ello, la producción y el consumo de carne están en la mira regulatoria y de los consumidores en los principales mercados. Esto implica un riesgo para el sector ganadero en cuanto puede ver reducida la demanda local y global de carne y al mismo tiempo, puede ser una oportunidad: agregar valor a la carne con un modelo productivo que pueda demostrar que se ha realizado absorbiendo los GEI generados en el sistema. Brasil ya ha avanzado en este sentido, certificando carne carbono neutro.  

Según los modelos de Brasil, una producción ganadera bajo árboles con una densidad de alrededor de 300 árboles (eucalipto) por hectárea permite absorbe los GEI de unos 10 vacunos. Esta ecuación muestra la viabilidad de establecer modelos de producción de carne carbono neutro.

Por otro lado, la Ley 25080 de Promoción de Bosques Implantados (modificada y prorrogada por la Ley 27487) contempla las plantaciones en modelos silvopastoriles. La Ley tiene beneficios impositivos nacionales (ganancias, devolución de IVA, entre otros), provinciales (en algunas provincias quedan exento el impuesto inmobiliario y sellos), otorga estabilidad fiscal y un aporte económico no reintegrable equivalente a un porcentaje de los costos estimados en la plantación que depende de la superficie plantada anual, especies y lugar.  

Hoy Argentina tiene un patrimonio forestal de 1,3 millones de ha, el 80% en la Mesopotamia y Delta. Uno de los objetivos de la ley de promoción es lograr un patrimonio de 2 millones de ha en 2030 y con ello, cumplir los compromisos realizados por el país en el Acuerdo de París como contribución a la mitigación del cambio climático.  Este aumento de la superficie forestada se puede realizar en zonas ganaderas.

Hay modelos silvopastoriles ya desarrollados y exitosos. Desde hace unos 15 años el INTA y los CREA evalúan modelos en Misiones (con pino), en Corrientes (con eucalipto y pino), en Entre Ríos (con eucalipto) y Delta (con álamo) mientras que la Provincia de Buenos Aires ha comenzado a experimentar en parcelas demostrativas con eucalipto.

De acuerdo a estas evaluaciones, el beneficio en el bienestar animal (sombra en verano y protección contra el viento en invierno) y en la producción forrajera (protección contra heladas y deshidratación en veranos) generan incrementos en la producción anual de carne significativos.  El manejo de menores densidades, raleos tempranos y podas altas favorecen la luminosidad debajo de la plantación silvopastoril, como consecuencia la calidad de la madera producida (gruesa y podada) tiene un mayor rendimiento industrial siendo preferida por los aserraderos. La ganadería debajo de los árboles puede desarrollarse en una amplia gama de alternativas, desde cortinas forestales hasta forestaciones con manejo intensivo que permiten el pastoreo temporario.

La incorporación de plantaciones, si se hacen correctamente,  tienen un efecto benéfico en el balance de nutrientes del suelo (menores árboles que incorporan hojas movilizando nutrientes desde capas inferiores, crecimiento de pasturas y deposiciones del ganado), en la actividad de la microfauna (mejores condiciones gracias a la sombra y mayor contenido de humedad), en la protección de la cuenca hídrica (evitando la erosión y reteniendo en el potrero gran parte del agua de lluvia), en el aumento de la fauna nativa (protección de los árboles), ausencia de fuego en el manejo de los pastizales, etc., siendo sistemas de producción altamente sustentables.

Se ha determinado que SSP permiten el aumento de los ingresos del productor y la zona. La introducción de la actividad forestal en zonas netamente ganaderas produce un efecto multiplicador con la aparición de nuevas actividades productivas (viveros, empresas de servicios forestales, fletes, aserraderos, consultores, constructores rurales, etc)

Si a estos beneficios productivos, ambientales y en bienestar animal se le suma la posibilidad de certificar que la carne producida es carbono neutro, le agrega valor y permitiría posicionar la misma en los nichos de mercado más sofisticados.  Con esto, el sector ganadero puede mostrar su compromiso en la mitigación del cambio climático y una respuesta pro-activa en un tema de alta preocupación mundial.

Autor: Osvaldo Vassallo – Presidente de la Asociación Forestal Argentina

Comentarios