Avanzar en la digitalización

El congreso de Aapresid brindó a sus asistentes una interesante disertación sobre las virtudes del emprendedurismo y las nuevas formas de asociativismo vinculado con las redes, con el objetivo de generar un ecosistema propicio para los negocios y las relaciones humanas. “Todo se resume a que sin relaciones fuertes de confianza, ninguna empresa es posible”, sentenció Juan Manuel Barrero, vicepresidente de la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios (UNAJE) y asesor en emprendedurismo en el ministerio de Agroindustria de la Nación, quien estuvo a cargo de la apertura de la charla. El panel contó también con los aportes del encargado de asuntos públicos de Uber para Argentina y Uruguay, Manuel Weisz, y Silvia Carbonel, directora de emprendedores del IAE Bussiness School.

Barrero comenzó su discurso haciendo un breve repaso de su vida que incluyó su primera infancia en Trenque Lauquen, su estadía en Estados Unidos, y su presente, vinculado a múltiples iniciativas (agronegocios, consultorías y hasta una especie de escuela de emprendedores) que tienen como común denominador la premisa de desafiar las estructuras para crear nuevos espacios creativos que generen nuevas unidades de negocios. “Ser emprendedor no se nace, se hace”, resumió. Habló entonces de la importancia de poner el foco en muchos lados para estar atento a las oportunidades que se presentan. Según explicó, la conformación de redes de trabajo colaborativo (intercambiando experiencias con miembros de otros ámbitos) es el mejor camino hacia el objetivo de crear valor. Y afirmó que el valor, la actitud, la aptitud y la creatividad son las claves para lograr eso. “La digitalización es importantísima, y el campo debe seguir avanzando en eso porque hay mucho potencial allí. Desde Trenque Lauquen nosotros llevamos la contabilidad de empresas de Estados Unidos”, remarcó a modo de ejemplo. Al referirse al modelo de empresario que requiere el país para un mejor desarrollo en distintas disciplinas dijo que se necesitan “jóvenes que sean competitivos y aprovechen la oportunidad que se abre con esta cuarta revolución industrial que permite cambiar las formas de trabajar y relacionarse para agregar valor”.

Barrero reservó el último tramo de su alocución para trasladar su aprendizaje en materia de emprendedurismo al mundo del agro. Dijo entonces que, para construir una red en ese ámbito, los productores deben empezar a relacionarse con otros sectores, con pares de otros países y apuntar a compartir experiencias, llegar a una visión de relacionismo y hacer alianzas estratégicas. “Deben formarse juntos para sembrar confianza”, resumió.

Por su parte, Matías Weisz trasladó su experiencia como encargado de asuntos públicos de UBER (la innovadora plataforma de transporte de pasajeros) para presentarlo como un modelo de negocios que se valió de las nuevas tecnologías disponibles para agregar valor y expandirse a nivel global. Todo desde una necesidad básica como es la problemática de la movilidad de las personas en las grandes ciudades.

“Uber pone en contacto a personas que quieren trasladarse en un vehículo con otras que desean trabajar conduciéndolos. Se genera una red de usuarios con intereses compartidos”, afirmó. No obstante, Weisz hizo como salvedad que la validez de este concepto trasciende el interés de las comunidades urbanas, porque se trata de un fenómeno que puede servirle al agro por el aprovechamiento de la tecnología. Entre otros datos interesantes que aportó el disertante estuvieron los números que explican su éxito en el mundo y, en especial, la recepción que tuvo en nuestro país en muy poco tiempo.

Según detalló, desde que Uber desembarcó en Argentina (2009) a la fecha, se generaron 1,5 millones de descargas de la aplicación móvil, suman 15 mil los inscriptos para conducir (sólo en la ciudad de Buenos Aires), y ya cuenta con más de 100.000 usuarios frecuentes en todo el país. “La clave de Uber es que se expande en función de la demanda”, dijo y concluyó con una enumeración de los beneficios de ese servicio.

“Baja la densidad de automóviles en las ciudades, disminuye la tasa de accidentes porque mucha gente lo utiliza para evitar conducir cuando toma alcohol, interactúa con otros transportes públicos y permite hacer viajes con trazabilidad porque están registrados, lo cual da mayor seguridad a los pasajeros”, dijo.

Silvia Carbonel mencionó a Aapresid como un ejemplo de emprendedurismo por crear valor donde no lo había y sostener una vocación por crecer y mejorar la forma de hacer las cosas. Tras rescatar a los inmigrantes que vinieron a la Argentina en el pasado como pioneros en esta materia, resaltó que es reciente la figura del emprendedor como factor económico y creador de riquezas. “Actualmente valoramos al fenómeno emprendedor y a la innovación como motor de la humanidad”, afirmó, e identificó 3 reflexiones que se imponen al respecto: Cómo tener mente emprendedora, cómo la tecnología acelera los procesos y facilita el ambiente emprendedor, y cómo hacer de la innovación social. “Hoy toda nuestra vida está impactada por la tecnología. Esta puede transformar recursos escasos en abundantes. La competencia de los países está dada más por su tecnología y desarrollo de conocimiento que por sus recursos”, dijo.

Para trasladar este concepto al ámbito de los negocios agropecuarios, mencionó los avances logrados en tecnologías aplicadas a la agricultura de precisión y recordó que nunca debe dejarse de lado a la creatividad y la búsqueda constante de soluciones para conseguir saltos cualitativos. “Detrás de todo proceso creativo, de cada invento, hay personas que avanzaron desde la incertidumbre y enfrentaron los problemas. En el campo hay mucho de eso. Sigan estando alertas y abiertos a lo nuevo”, concluyó.

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