Rosarinos entre los mejores del mundo

Empezaron a entrenar juntos hace dos años, por su cuenta y sin un mentor, pero con un objetivo claro: llegar al mundial de programación, que se realiza cada año en un rincón distinto del mundo. Esta vez tocó Phuket, al sur de Tailandia. Y los tres rosarinoscumplieron la meta: clasificaron, viajaron y se consagraron campeones de América Latina en la última edición dela Competencia Mundial de Programación (en inglés, ICPC).

Son Pablo Zimmermann (26), Mariano Crosetti (23) y Martín Villagra (21), estudiantes de Ciencias de la Computación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Su equipo, bautizado “Caloventor en Dos”, se completa con el coach, Leopoldo Taravilse, de la Universidad de Buenos Aires. Los flamantes campeones latinoamericanos quedaron en el puesto 32 sobre 128 a nivel mundial, por encima de de las delegaciones de Stanford y Berkeley, consideradas entre las 10 mejores universidades del mundo.

Estudiantes de Ciencias de la Computación de la UNR que superaron a otros 17 equipos de Latinoamérica en la competencia realizada en Tailandia.

Los estudiantes rosarinos lograron resolver 7 de los 13 problemaspropuestos y quedaron por encima de otros 17 equipos latinoamericanos. El podio fue para St. Petersburg State University (Rusia), Shanghai Jiao Tong (China) y Harvard (EE.UU.), que mejoró su performance: el año pasado había sido superada por el equipo de la UBA.

Hace dos años empezamos a entrenar, los tres solos. En otros países, como Cuba o Brasil, hay profesores especializados en este tipo de competencias, pero acá no es tan frecuente”, explica Pablo Zimmermann desde Tailandia, y resume la clave del triunfo: “Hicimos un muy buen trabajo en equipo. Entrenamos en serio, llegamos a entendernos bien, y teníamos una buena base de formación de la universidad”.

Los miembros de Caloventor en Dos destacan”el apoyo de la universidad pública y la comunidad académica argentina”. Se refieren a un grupo de estudiantes de doctorado de distintas universidades que, a pulmón y de manera desinteresada, los ayudaron a entrenar.

En acción. Los estudiantes rosarinos, resolviendo los problemas.

 En acción. Los estudiantes rosarinos, resolviendo los problemas

“Algunos ex competidores se organizaron para generar training camps: dos semanas de entrenamiento en una universidad”, cuenta Pablo. Cada año participan unos 90 estudiantes de todo el país, todos becados. Nicolás Álvarez (Bahía Blanca), Leopoldo Taravilse (UBA), Agustín Gutiérrez (UBA) y Fidel Schaposnik (UNLP) son algunos de los principales impulsores. “Sin el apoyo de ellos no hubiéramos podido competir“, aseguran los rosarinos.

En acción. Los estudiantes rosarinos, resolviendo los problemas.

Desde la UNR, la doctora Ana Casali, directora del departamento de Ciencias de la Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y profesora de los tres alumnos, cree que el logro es una combinación de “capacidad, inteligencia y persistencia”. Y remarca que los tres jóvenes “trabajaron duramente” y en equipo para conseguir su sueño.

Egresados del Instituto Politécnico Superior, el camino de los tres pareció perfilarse desde chicos en áreas vinculadas con la informática y la matemática. “De chiquito me decía ‘hacerme cuentas’. Tiene facilidad y le gustan los desafíos lógicos”, cuenta Alicia, la mamá de Zimmermann. En la secundaria Pablo representó a su colegio en olimpiadas matemáticas en Vietnam y Eslovenia. 

Los estudiantes rosarinos de programación, junto a sus familias, antes de partir a Tailandia.

Los estudiantes rosarinos de programación, junto a sus familias, antes de partir a Tailandia

María de los Angeles, mamá de Mariano Crosetti, repasa el sacrificio que hizo su hijo para lograr un nivel de excelencia: “Desde los 4 años que está con la computación”, destaca. Como sus compañeros, Mariano participó durante el secundario de distintas competencias: “Nos pedía capacitaciones y siempre hizo todo a pulmón”.

La historia de Martín Villagra es similar. “Empezó a los 11 años a estudiar computación. Desde entonces se dedicó a intentar ser uno de los mejores”, describe Carlos a su hijo, quien “ya había participado, representando al Politécnico, en olimpiadas en otros países, siempre logrando el primer puesto”. 

Con el apoyo de la UNR, el trío se capacitó durante dos años: en 2015 ya habían participado del mundial de Marruecos. Como el reglamento del Mundial les impide participar por tercera vez, ahora la intención de la Facultad es tenerlos como entrenadores de nuevos equipos que se formen en sus aulas.

Casali concluye: “Ojalá que esto entusiasme a otros. Y que permitavalorar lo que se hace en la universidad pública y gratuita. Esto muestra que los estudiantes de esta universidad y de esta carrera en particular pueden estar posicionados en los primeros lugares, a la par de las universidades más relevantes del mundo”.

 

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