El año pasado, la inversión extranjera directa bajó un 19%

Desde la imposición del cepo cambiario a fines de 2011 la principal fuente de sustento de la IED es la reinversión de utilidades por parte de las empresas de capital foráneo radicadas en el país. Esto es, se limitan a hundir la riqueza neta generada en el país, ante las trabas no reguladas para remunerar a los accionistas que no residen dentro de la frontera.

Pero ese recurso también ha ido perdiendo relevancia en una economía donde la conjunción de aceleración de la inflación y de la presión tributaria, en un contexto de precios mal administrados y tipo de cambio que tardíamente comenzó a recuperar terreno frente al alza de los precios, se ocuparon también de erosionar las ganancias de las empresas.

Los aportes de empresas vinculadas o nuevas cayeron más de u$s1.300 millones

En el caso puntual del tercer trimestre, mientras las utilidades reinvertidas por el sector financiero aumentaron más de 88% interanual, unos u$s291 millones; las de la actividad productiva y comercial declinaron casi 16%, 263 millones menos.

En el acumulado del nonestre, la estadística del Indec indicó que en el primer caso la IED sustentada en la reinversión de beneficios de la banca fue similar a la de igual tramo del año anterior, con u$s1.165 millones, mientras que la de las empresas comerciales y fabriles se contrajo casi 11% a u$s4.560 millones.

Más contractiva fue la IED apoyada en los aportes genuinos de las casas matrices y filiales de las empresas radicadas en el país, como de otras con intenciones de hundir capital a partir del potencial que ofrece la explotación del reservorio hidrocarburífero de Vaca Muerta, la minería, así como las claras carencias en materia de infraestructura y las necesidades de expansión del sector manufacturero. Pasó de u$s3.488 millones computados para los primeros nueve meses de 2012 a u$s2.156 millones un año después, acusando una retracción de poco más de 38 por ciento.

Factor común

De ahí se desprende que entre los determinantes de las incapacidades que ha mostrado el Banco Central para acumular reservas, como lo hacía hasta 2011, no sólo se cuentan la reducción del superávit de la balanza comercial, el desequilibrio de la cuenta turismo, la desacertada y mal llamada política de desendeudamiento del sector público porque sigue en alza, sino también el menor flujo de inversión extranjera directa.

En todos los casos se advierten los efectos de un común denominador: la  falta de un clima favorable para los negocios, por la variabilidad e imprevisibilidad de la política económica, con uso y abuso de regulaciones que se transforman en imposiciones e impedimientos para asumir riesgos controlados.

Fuente: Infobae

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