Inteligencia artificial versus Borges

Por Roberto A. Vázquez Ferreyra

En las últimas semanas todos los medios se ocuparon de la inteligencia artificial, tecnología que si bien se viene desarrollando desde hace años, ha cobrado plena actualidad a raíz del lanzamiento de una plataforma que nos permite interactuar con esta nueva herramienta.

Como a los más 60 nos cuesta cada vez más adaptarnos a estos nuevos desarrollos tecnológicos, recurrí a la ayuda de mi amigo Garret quien prontamente desde Italia me envió el link para poder ingresar a chat.openai. Inmediatamente ingresé, seguí todos los pasos para su uso, recibí el mail de confirmación y con un enter ya tenía ante mí la pantalla abierta de una mente artificial.

Inmediatamente me lancé a probarla y lo primero que me vino a la mente fue políticos corruptos condenados, pero me tiró error. Acto seguido intenté con algunos conceptos jurídicos y la respuesta fue más que aceptable, como para un 6 o 7 en una mesa de examen en la Facultad.

Ya familiarizado con el manejo intenté dar un paso más e intente con lo siguiente: “escriba un cuento como Borges”, la inteligencia artificial de manera instantánea me respondió: “aquí te presento un cuento al estilo de Borges que he creado”, y sin demora alguna, al correr del tipeo fue apareciendo en la pantalla un relato muy al estilo de Borges, pero no escrito por el autor de El Jardín de los Senderos que se Bifurcan.

Digo al estilo de Borges porque el argumento y los temas del cuento son los propios de Jorge Luis.  El cuento habla de un lugar llamado La Biblioteca de los Sueños, donde los libros no eran historias escritas por hombres sino sueños escritos por el cosmos. Describe el contenido de los libros como un universo entero, y a la biblioteca como algo infinito.  El único problema que presentaba la biblioteca es que aquellos que se adentraban en los libros con demasiada frecuencia, comenzaban a olvidar su vida fuera de la biblioteca.  Bien Borgiano, pero no de Borges.

Hice una comprobación para ver si había alguna trampa.  Borre y volví a pedir que me escriba un cuento al estilo de Borges, y esta vez de manera instantánea  apareció un cuento sobre un planeta ubicado en los confines del universo en el que no hay tiempo ni espacio.  Confieso que quedé sorprendido, maravillado por la rapidez y el contenido de las respuestas.

Pero a poco que releí ambos cuentos, y más allá de lo ingenioso del argumento borgiano, no había duda que no estaba escrito por Borges. Repetí el proceso, pero esta vez con Julio Cortázar. La experiencia fue semejante. Era como un cuento de Cortázar, pero no era un cuento escrito por Cortázar.

Y a qué me refiero como que parecía pero no lo era. Se trataba de textos fríos que jamás llegarían a conmover.   Recuerdo una nota radial que le  hicieron a María Kodama hace menos de un año; y en dicha nota Kodama señalaba que lo más importante que debe lograr un cuento o un libro es conmover. Después viene todo lo demás.

Pues bien, no creo que -al menos por ahora- la inteligencia artificial logre escribir frases como: “andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.   cortazar “ o “nadie lo vio desembarcar en la unánime noche” ni “todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”; frases e historias que realmente conmueven.

Por eso creo que la inteligencia artificial podrá aportar gran ayuda en el campo de las ciencias duras, pero a la hora de la literatura, solo lo que salga de una mente y un corazón humanos, logrará conmovernos. El resto es mera diversión.

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