“Soy la excepción a la regla”

Mariano Blas Quinteros (39) es socio de Brender Inversiones en la División Administración de Consorcios, actividad que lo obliga a estar “en la diaria” con los clientes.

Acostumbrado a ponerle el cuerpo a la vida, el ex pilar derecho del Jockey Club de Rosario cuenta sus inicios en el sector inmobiliario, actividad que combina estratégicamente con el deporte más duro y competitivo de estos tiempos: el triatlón.

 “Nicolás Hancevic y Cristian Gastón comenzaron a construir edificios, ya van por el número 16. Me asocié a la empresa en la división Administración de Consorcios y no solo administramos los edificios que construimos sino que el boca a boca nos llevó a contar con una cartera de 35 en total.

Con Nicolás fuimos compañeros de rugby, fui su empleado en unos de sus primeros emprendimientos –Timotea-“, recuerda.

Hoy la Administración es el sustento del resto de la empresa, en tiempos en que las  inmobiliarias coinciden que se alquila poco y se vende nada.

“La administración es estar y dar respuesta. Tenemos tercerizados todos los servicios, desde la portería y la limpieza, al mantenimiento. La clave es trabajar con gente de mucha confianza a la que vos le das la llave de tu cliente”.

Consultado por una “receta” para combinar el trabajo de alta demanda con un deporte multidisciplinario, Mariano sin dudar responde: “Organización”. A lo que le agregaríamos tesón, perseverancia para un deportista que llega al triatlón luego de una luxación expuesta de rodilla y una sentencia médica: “nunca más jugarás rugby”.

“Pesaba 128 kg, me habían diagnosticado hipertensión, saqué mi bici vieja y comencé a pedalear. Juan Echeverría, el dueño de Ecorace me ayudó muchísimo”, comenta el rugbier que exhibe en el antebrazo el escudo de su glorioso club.

“Arranco muy temprano a la mañana nadando. A las 9:15 estoy en la oficina hasta las 15. Este es un horario que se cumple a rajatablas. El día que nado hago ciclismo por la tarde y los otros días solo pedestrismo y gimnasio para cuidar mi lesión”.

Mariano pasó de su vieja bicicleta a una competitiva pero no la mejor. “Es la más barata dentro de las buenas. Hoy una bicicleta no cuesta menos de 2500 dólares. La cuido como a una novia, en casa la tengo colgada como un cuadro”, se ríe.

Hoy con 98 kg y una dieta estrictísima, Blas Quinteros guía su entrenamiento a través de una tabla Excel que recibe todas las semanas de su entrenador. “Soy la excepción a la regla. Mi contextura me juega en contra, cuando me anoto para las carreras me preguntan: ¿vos vas a correr?”

Sin darse cuenta Mariano lleva incorporado el rugby en la solitaria disciplina del triatlón. En cada viaje, cada aprendizaje de su nuevo deporte nombra y agradece a compañeros y deja traslucir admiración por Rocío, su hermana “ironman”.

“Corrí con Rocío el medio Ironam de Miami” recuerda el empresario que terminó pisando la meta del Ironman de Frankfurt.

Si entraste en esta disciplina y tenés que llevar una empresa adelante no hay tiempo libre: o se trabaja o se entrena”.

 

Por Fabiana Suárez

f.suarez@on24.com.ar

 

Comentarios