Las bodegas boutique en la mira por la pérdida de competitividad

Con 104 años de vida, Humberto Canale es la bodega más antigua de la Patagonia. Supo sortear los vaivenes del país y aún está en manos de la familia fundadora. No son épocas fáciles para el sector vitivinícola, destaca Guillermo Barzi, gerente general y sobrino-nieto del fundador de Humberto Canale, en el Alto Valle de Río Negro, que hasta los 90 incluyó, además de vinos y frutas, también los alimentos Canale. Asegura que mientras las empresas consolidadas pueden sortear la pérdida de competitividad externa, otras más nuevas y pequeñas están en crisis.

“El consumo está estable en la Argentina, porque el modelo económico inyectó dinero al sistema para que se consuma. Las empresas ya establecidas vemos un leve alza de ventas. Pero es más difícil para las bodegas nuevas, enfocadas en el exterior, porque el tipo de cambio apreciado hizo perder márgenes. Quisieron entonces ingresar al mercado interno y les costó. Hay muchas bodegas boutique, nacidas en los 90 para exportar, en dificultades; muchas están en venta, otras deben poner mucho dinero para sostenerse. Reenfocar el negocio hacia el mercado interno es difícil sin una marca conocida. Por la alta competencia, los distribuidores buscan márgenes grandes si no sos conocido, la mitad o más del valor. En las bodegas familiares, el problema es de estructura de capital; tenés una, dos o tres generaciones para que la empresa se consolide o se vende”, destaca Barzi.

–¿Ayuda la devaluación actual?
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Sirve para ajustar parte de la inflación, pero lo acumulado antes, en años previos, no lo ajusta nadie.

–¿Cómo se sostienen las exportaciones?
–Hoy el 30% se destina al exterior. A la Argentina le costó mucho vender al mundo sus vinos, no podemos perder ese lugar por el tipo de cambio. Las empresas bien posicionadas decidimos por eso aguantar hasta que mejore la ecuación, ajustar márgenes para seguir estando en los mercados externos. En los 90, la estabilidad permitió al sector reconvertirse, con inversión de capitales externos en bodegas y viñedos, y asesoramiento del exterior. En 1994 la Argentina no exportaba ni u$s 10 millones; en 2012, superó los u$s 800 millones en vinos. Crecimos 20% por año, con vinos que gustan en el mundo.

–¿Cuál es su estrategia?
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Siempre apuntamos a vinos de medio gama para arriba; los últimos años ajustamos el precio de a 2% a 4% por año, para acomodarnos un poco, porque no se puede ajustar 15% de golpe en el exterior, y así seguimos vendiendo. Humberto Canale Estate (u$s 15 al público en EE.UU.) es la que más exportamos.

–¿Por qué Brasil es tan difícil?
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Por el consumo y poder adquisitivo que tiene, la Argentina debería vender mucho más en Brasil; pero el principal problema es el alto precio al público, por los fuertes impuestos internos y los elevados márgenes de comercialización. A Chile le va mejor, pero porque se centra en vinos de volumen, de bajo precio, donde la Argentina no puede exportar por la falta de competitividad. Hace cuatro años, el promedio de exportación argentina era de u$s 24 FOB por caja, hoy se vende en más de u$s 30 para estar en equilibrio. Se perdió el segmento de volumen, debajo de u$s 30 FOB por caja.

–¿Cómo cerró el año?
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En vino en botella, con un leve alza de exportaciones en valor FOB y leve caída en volumen, tendencia que se viene dando los últimos años por la pérdida de competitividad en los nichos inferiores de precio.

–¿Cuáles son las expectativas para 2014?
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Estamos tan acostumbrados a grandes cambios todo el tiempo que es difícil proyectar. Creo que el peso se seguirá devaluando por arriba de la inflación, lo que mejora la competitividad de economías regionales, de productos como vino o frutas. Según el mensaje del Gobierno a empresas a inicios de diciembre, habría menos inflación, con más devaluación, lo que mejoraría el tipo de cambio. Pero después vinieron las protestas de policías, saqueos y hubo aumentos de 70%, así que no se sabe qué pasará con los salarios de empleados públicos.

–¿Qué sería deseable?
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Que todo se ordene, porque no hay nada peor que los altibajos. El Gobierno debe buscar estabilidad y confianza, con acuerdos de precios, límites a las subas de salarios y devaluación. Pero es necesario además achicar el gasto público.

–¿Sigue siendo importante el negocio de peras y manzanas?
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Aportan el 50% de las ventas. Pero están muy afectadas por la apreciación del tipo de cambio. Por eso montamos una unidad de negocios nueva, de productos kosher; pero cuesta conseguir permisos para importar.

Fuente: Cronista

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