El mundial en el trabajo

Columna de Marcelo Diez, director de Desarrollo Humano y Consultoría en Grupo Consultores de Empresas

Por Marcelo Diez (*)

Se acerca el Mundial y, en todos los lugares y grupos de trabajo nos preguntamos: ¿Podremos ver los partidos de Argentina en la oficina?. ¿Este año lo permitirán?. ¿Podremos verlo todos juntos?. ¿Dónde nos podríamos juntar?.

Partiendo de ese cuestionamiento y, desde la perspectiva del desarrollo humano, podríamos hacernos preguntas más profundas y que aportan al análisis: ¿Por qué nos interesa tanto ver el mundial junto a nuestros compañeros?, ¿Qué es esto, que nos apasiona tanto como Argentinos, pero supera la cuestión netamente futbolera o del conocimiento del deporte en sí?, ¿Nos atrae solo ganar la copa?, ¿Existe alguna relación socio-laboral posible o, solo nos motiva a abandonar el puesto de trabajo?

Desde nuestra perspectiva como especialistas, luego de asistir y ver partidos de tantos mundiales en las empresas y organizaciones, consideramos que este tipo de eventos debidamente enmarcados y en torno a nuestra sociedad, nos conecta con lo trascendente, con lo más profundo que solemos desear como seres humanos y que, generalmente, en el día a día de nuestras rutinas pasamos por alto. Aunque también tenemos que darle un sentido que lo enmarque en una verdadera experiencia de comunidad.

El acontecimiento del partido nos lleva a soñar. Nos conecta con sentimientos a los no podemos rendirnos. Le damos tono de batalla épica, donde podemos llegar a nuestras metas, incluso en el último minuto. Nos hace sentir que aportamos algo superior con nuestros trabajo, más allá de la posición que ocupemos y nos alienta a ganarle a nuestros competidores superándonos previamente a nosotros mismos. Potencia la actitud de no rendirnos a pesar de las dificultades, cumplir el sueño de nuestro equipo e inspirar a otros.

Pero también, cuando no ganamos, aflora lo más profundo de nuestra humanidad al saber que no siempre triunfamos; que nos caemos, sufrimos pero que podemos volver a levantarnos y ser grandes incluso en la derrota.

Ver el mundial juntos nos conecta con poder lograr nuestros sueños con otros, más allá de ganar o no una copa.

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