Una forrajera para el ganado en el invierno

El Grupo de mejoramiento genético y calidad vegetal del INTA Bordenave –Buenos Aires– presentó una nueva variedad de cebada forrajera. Se trata de Rayen INTA, un verdeo multipropósito que se destaca por la producción de forraje de calidad durante el invierno, sanidad y tolerancia a sequía y bajas temperaturas.

El cultivar fue seleccionado por su producción total de forraje, capacidad de rebrote, velocidad de crecimiento y resistencia a las principales enfermedades. Fernando Gimenez, especialista del INTA Bordenave, señaló que todas estas condiciones la ubican como “una cebada pastoril ideal para aumentar y estabilizar la producción en las cadenas de forraje en distintos ambientes y sistemas de producción”.

Rayen INTA se destaca por el aporte de forraje de calidad en otoño y durante el invierno. “Gracias al desarrollo inicial acelerado del sistema radicular y su versatilidad, supera ampliamente a los cultivares de cebada forrajera y a otros verdeos”, expresó Gimenez.

La nueva variedad se caracteriza por su porte vegetativo semi erecto, altura mediana, con espigas de seis hileras, alta capacidad de producción de macollos y hojas más largas y anchas con vainas más cortas que otros cultivares.

“Es única en su tipo”, dijo Gimenez y aseguró: “Con un pastoreo controlado se pueden obtener hasta 6.000 kilogramos de materia seca por hectárea. Lo que permite hacer al menos tres pastoreos durante el ciclo vegetativo del verdeo”.

Para optimizar su uso, el técnico del INTA recomienda el pastoreo controlado en franjas con descansos en función del forraje acumulado. “Así, el momento óptimo del primer ingreso al verdeo es cuando alcanza de 20 a 25 centímetros de altura y se cubre el entresurco”, indicó.

Adaptada a pastoreo intensivo es tolerante al pisoteo y al arrancado de plantas y posee un excelente rebrote. De hecho, “el primer pastoreo se puede hacer a los 35 días post-emergencia en siembras realizadas de mediados de febrero a abril”, explicó el técnico del INTA.

De acuerdo con Gimenez, Rayen INTA tiene gran rusticidad, soporta altas temperaturas de suelo lo que permite siembras a partir de mediados de febrero. Además, “tiene mayor tolerancia a salinidad debido a que puede implantarse en suelos con 10 deci Siemens por metro de conductividad eléctrica y en suelos alcalinos con pH de 8,5”, expresó y aseguró: “Es la opción forrajera de mayor velocidad de implantación, independientemente de su fecha de siembra, aún en suelos de baja fertilidad y ambientes con reducida disponibilidad de agua en otoño-invierno”.

La nueva variedad supera las limitantes de otros cultivares y especies de verdeos. Posee “excelente resistencia genética al complejo de enfermedades de hoja y tallo –como royas, manchas y ramularia– y al virus del enanismo amarillo de la cebada”, dijo Gimenez.

Asimismo, Rayen INTA presenta una gran versatilidad de uso: pastoreo, heno, ensilaje y cultivo de cobertura, entre otros. Según Gimenez, “el valor nutritivo es de excelente calidad. La alta velocidad de secado la ubican como una buena opción para heno y para silaje”.

Gimenez señaló que durante el proceso de mejoramiento genético se incluyó el pastoreo para favorecer la selección según los atributos de producción forrajera, lo que “posibilitó evaluar su comportamiento en condiciones de uso pastoril en diferentes ambientes, sistemas de producción y manejos”.

La multiplicación y comercialización de Rayen INTA se realizará mediante un convenio de vinculación tecnológica firmado con la empresa Barenbrug, quien posee la comercialización exclusiva de semillas fiscalizadas y de alto valor cultural.

La clave está en el manejo

Para promover el macollaje y estimular rebrotes futuros, el especialista del INTA recomienda no retrasar el primer pastoreo, que se puede realizar a partir de los 35 días luego de la emergencia.

“Este primer pastoreo deberá realizarse sobre el mediodía para evitar el consumo excesivo de agua en relación a la ingesta de materia seca y, además, evitar pisoteos intensos con desperdicio de pastura y daños a las plantas”, explicó Gimenez y agregó: Es importante respetar un remanente mínimo de 10 centímetros de forraje y períodos de ocupación no mayores a 5 días.

“Como todos los verdeos de invierno, es importante considerar el suministro de heno o silo de buena calidad durante el primer pastoreo para evitar desbalances nutricionales debido al alto contenido de inicial de proteína del forraje”, expresó el técnico.

En verdeos de Rayen INTA manejados adecuadamente, el retiro de los animales y la fertilización nitrogenada –al inicio de la primavera– permitirá acumular forraje para obtener altos volúmenes de heno o silo de excelente calidad. (INTA)

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