Una campaña bien invertida

Mientras está finalizando la siembra de maíz de la campaña 2016/17, ya se comenzaron a cosechar lotes tempranos en algunas regiones de Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, con rindes extraordinarios. Se espera que en las próximas semanas la cosecha se generalice y que los rendimientos alcancen un record histórico para el país. Según las proyecciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la expectativa de producción de maíz comercial es de 37 millones de toneladas, un 23% superior a la campaña anterior.

A diferencia de lo que venía ocurriendo en los últimos años debido al desaliento que sufría la producción agropecuaria, la actual campaña ha sido testigo de grandes inversiones en la aplicación de tecnología, en semillas, lotes, barbechos, tecnología de siembra, control de plagas y malezas y fertilización. Y los resultados empiezan a verse en el excelente estado que están mostrando los maíces, con excepción de las zonas que han sufrido sequías muy importantes, como el sudeste de Buenos Aires. Este año, además, hay un porcentaje mayor de maíces tempranos respecto de anteriores campañas, en las que predominaron los tardíos.

Este optimismo de los productores ya se había empezado a notar en las exportaciones de la cosecha del año pasado, que alcanzaron un récord, con cerca de 22 millones de toneladas. Los cambios ocurridos a partir de la asunción del presidente Mauricio Macri generaron una oportunidad de aumento de área y producción que está provocando un cambio muy grande en la agricultura argentina. Para que esto se transforme en un crecimiento sostenido es indispensable que tanto la demanda como el posicionamiento internacional de la Argentina crezcan y, así, la cadena del maíz pueda desarrollar todo su potencial en carnes, lácteos, productos industriales, bioetanol, biogás y biomateriales.

Hoy hay sectores, como el lácteo, que se encuentran en situaciones difíciles. Debemos ayudarlos a sortearlas y trabajar para que la cadena de valor en su conjunto vaya resolviendo los problemas que afectan su competitividad. La reciente apertura al mundo ofrece nuevas oportunidades, pero implica también la necesidad de ser más competitivos.

Para salir adelante, creemos que el sector público y el privado debemos diseñar juntos políticas sustentables que permitan realizar inversiones imprescindibles para agregar valor a las producciones locales. Estamos seguros de que así se promueve el desarrollo económico y social.

 

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