Respuesta genética a la demanda de rendimiento

Incrementar los niveles de proteína en soja se ha convertido en uno de los objetivos del programa de mejoramiento genético de Nidera, sumándose al logro de altos potenciales de rendimiento y estabilidad. La novedad es que el resultado de este esfuerzo ya está a la vista.

Cuatro nuevas variedades de soja disponibles comercialmente esta campaña, NS 4619 IPRO, NS 5019 IPRO, NS 4955 y NS 5258, han demostrado superar en 1,5% el promedio de proteína y estar entre 2% y 2,5% por encima de las variedades sembradas habitualmente. A estos cuatro nuevos materiales, Nidera suma también los niveles de proteína alcanzados por la NA 5009 RG, una variedad de gran difusión.

“Desde el programa de mejoramiento veníamos teniendo datos que daban cuenta de niveles de proteína superiores, pero recientemente fueron confirmados por una universidad y por el INTA”, explica Rodolfo Rossi, que junto al equipo de mejoramiento de soja que lidera viene marcando el ritmo de evolución del cultivo desde hace muchos años. El especialista se refiere a los promedios, ya que los valores absolutos dependen de una innumerable cantidad de factores. Pero estas variedades han demostrado que de manera relativa están en un nivel superior, son sojas de un muy alto potencial de rendimiento que tienen un alto nivel proteico.

Los niveles de proteína en soja son una de las grandes preocupaciones de la cadena oleaginosa en el país. En la última campaña, los valores en soja de primera fueron de 36,1% y en soja de segunda de 38,5%, con un promedio de 37,3%. Según un informe elaborado por el Laboratorio de Calidad Industrial y Valor Agregado de Cereales y Oleaginosas del INTA Marcos Juárez se trata de los más bajos de los últimos 18 años.

La disminución del contenido de proteína genera dificultades de acceso a mercados de preferencia para grano de soja (como China) y harinas proteicas (como la Unión Europea). Muchas veces, el incumplimiento de los valores de tolerancia en las condiciones comerciales implica rechazos de embarques, haciendo que la Argentina quede en desventaja competitiva. Un estudio realizado por la Bolsa de Comercio de Rosario sostiene que la Argentina perdió de ganar 400 millones de dólares en la última campaña por el bajo nivel proteico de la soja.

Estados Unidos y Brasil comercializan harina de soja con una proteína base del 48%. Hasta el año 2012, Argentina colocaba partidas con un mínimo de 47%. Para obtener harina de soja con esa base de proteína se requieren granos con un promedio de 38% de proteína a una humedad del 11%. A partir de 2013 –para evitar incumplir contratos de manera masiva– la industria oleaginosa argentina modificó la base de comercialización y pasó de 47,0% a 46,5% con una tolerancia de recibo de 45,5%, un 0,5% menos que la anterior.

El equipo que integra el programa de mejoramiento de soja de Nidera explica que los bajos niveles proteicos de las sojas argentinas y de Estados Unidos responden a cuestiones agroecológicas, como la latitud y la temperatura–en Paraguay y Brasil los niveles son superiores-. Pero también a aspectos que hacen al manejo. Se sabe que el monocultivo de soja y la falta de fertilización impactan de lleno en la calidad del grano obtenido, por eso no sólo ha caído la proteína sino también el aceite en soja –es decir, los niveles de Profat-. Pero la inversión genética siempre tiene una respuesta. Esta vez, Nidera vuelve a demostrar su fortaleza. 

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