Quo Vadis ganadería argentina

El sector espera un aumento de las exportaciones, reducción de la oferta interna y una recuperación de precios.

El equipo técnico de CREA presentó las proyecciones esperadas para 2019 en lo que respecta al contexto ganadero. Como aspectos destacables, se anticipa un buen año climático, una faena similar a la de 2018 y exportaciones crecientes que ubicarían a la Argentina entre los primeros cinco países exportadores de carne a nivel mundial. En contraposición, se espera que el rodeo nacional deje de crecer y una reducción en la oferta para el consumo interno, con una recuperación de precios en términos reales.

La ganadería argentina atraviesa un momento crucial y se advierten posibles cambios de tendencia para 2019. Desde el punto de vista climático, y en contraposición a la sequía sufrida en los primeros meses del año, se espera que las buenas condiciones de humedad sostengan una elevada oferta forrajera. Esto generaría una mayor productividad pastoril y una reducción de los costos totales en un contexto desfavorable de relación de precios entre carne y granos. La mayor oferta forrajera sería una de las causas por las cuales se anticipa una demora en la zafra de terneros, como así también recrías pastoriles más prolongadas. A su vez, a raíz del buen contexto climático y de la mayor superficie cultivada se estima un incremento del 33% en la producción local de maíz respecto al año anterior. Esta mayor oferta promovería la baja del precio del grano forrajero por excelencia.

En cuanto a la situación económica del país, 2019 se presenta con gran incertidumbre por ser un año electoral. Sin embargo, luego de los cambios en las políticas macroeconómicas, se espera que, con un tipo de cambio controlado, las tasas comiencen a reducirse y que continúe la tendencia de inflación en baja. Otro aspecto destacable es que se proyecta un sobrecumplimiento de las metas de déficit primario y financiero, lo que determinará una menor necesidad de financiamiento externo en un contexto de tasas internacionales crecientes. Sin embargo, las últimas devaluaciones generaron una pérdida del poder adquisitivo del salario real, por lo que el consumo interno seguramente se verá afectado.

En cuanto al mercado externo, aunque se visualiza un estancamiento de la demanda global de carne, se vislumbra un crecimiento de las exportaciones argentinas del orden del 16%, ubicándose en unas 600.000 toneladas equivalente res con hueso. El incremento estaría explicado en gran medida por ventas hacia el mercado chino, que podría concentrar hasta un 60% del volumen exportado. A su vez, la apertura del mercado estadounidense también define una tendencia y genera grandes expectativas. Aunque la cuota actual de 20.000 toneladas sin aranceles representa sólo un 3% del volumen exportado total, tiene un gran impacto, por ser el país del norte un referente mundial en términos de estatus sanitario, lo que podría facilitar las  negociaciones para el ingreso a otros países con carne de alto valor.

En relación a la composición del rodeo nacional, para el próximo año se proyecta que la faena mantenga niveles similares a los de 2018, alcanzando 3,05 millones de toneladas equivalente res con hueso. Este nivel se considera elevado; en términos relativos es un 6% superior al de 2017. Como consecuencia, se espera que el stock de vacas decrezca un 0,9%, lo que no implica ingresar en una fase de liquidación, sino que es producto de la tendencia creciente de participación de hembras en la faena que comenzó en septiembre de 2015. Con los niveles de faena y exportación estimados, la oferta de carne para el mercado interno en 2019 rondaría los 53,6 kilos por habitante. Este valor es reducido y representa un mínimo histórico, aunque se sostiene un consumo de 117 kilos por habitante y por año de carnes totales, que incluyen al pollo y al cerdo, lo que nos ubica entre los primeros consumidores mundiales de carne.

Se estima que el efecto de la exportación y la competitividad promovida por el tipo de cambio, sumadas a la reducción de la oferta y a los tres años de pérdida de valor de la carne y de la hacienda en términos reales, generarán una modificación en el ciclo de precios que provocará una suba del ganado y una actualización del precio de la carne respecto de la inflación. Este comportamiento sería diferente según la categoría. El precio de las categorías livianas para consumo se encuentra en un mínimo histórico en relación a los niveles de faena actuales, mientras que el novillo se ubica en los mejores valores en referencia a su historia. Por el contrario, los precios de la vaca se encuentran por fuera de la serie histórica de precios, traccionados por la demanda del mercado chino, lo que comienza de definir cambios en la estructura de la demanda del mercado de carne.

En cuanto al análisis del resultado de los negocios ganaderos, hoy los números son ajustados, y serían positivos siempre y cuando los precios se incrementen en términos reales. Un aspecto por considerar es el elevado costo financiero y la imposibilidad de tomar créditos. La competencia por los fondos disponibles con tasas de mercado muy altas, arroja resultados negativos, especialmente cuando se agrega el costo de oportunidad del capital.

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