¿Qué pasa con la cadena porcina?

El ímpetu que traía la cadena ha menguado mucho y la producción parece haber entrado en una meseta.

De acuerdo al último informe del IERAL, al cierre del 2019 la producción de carne está convergiendo a una tasa de crecimiento de entre 1,5% y 2,5% anual, una gran desaceleración en el ritmo de expansión que se traía desde hace más de una década (+8% promedio año entre 2007 y 2018).

La ausencia de inversiones importantes en nuevas granjas y/o en ampliación de establecimientos existentes (básicamente incremento de madres en producción) es uno de los factores que explica el menor dinamismo.

Otra causa que probablemente esté influyendo tiene que ver con la productividad, las granjas medianas y grandes se han acercado mucho a los estándares productivos de países líderes, las mejoras de productividad a las que se puede aspirar se van haciendo más pequeñas.

En cuanto a las menores inversiones, la reducción de márgenes, las restricciones financieras, ciertas fallas en la implementación del IVA (saldos técnicos a favor en el IVA inversiones), y particularmente la incertidumbre respecto al futuro de la economía argentina, son todos factores que podrían ayudar a explicar por qué, habiendo interés y oportunidades de negocio en la cadena, sobre todo considerando el contexto internacional, las inversiones no se terminan por efectivizar.

Con respecto al consumo interno, éste se está ubicando cerca de los 15 kilos promedio por habitante, pero con tendencia estable o a la baja, que coincide con lo que está pasando con la producción y las importaciones. Es probable que el año cierre con un consumo igual o levemente inferior al de 2018, lo que es toda una novedad considerando que el mercado interno venía creciendo en 1 kilo por año desde el 2012 hasta el año pasado.

En materia de márgenes, luego de un 2018 adverso para el sector, con rentabilidad negativa durante muchos meses, el excedente económico que obtienen las granjas muestra una recuperación en 2019 en los distintos tipos de establecimientos, aunque con importantes matices que deben advertirse.

Si los márgenes se estabilizan en los niveles actuales (y mejor si es un poco más arriba), si el crédito empieza a fluir en mejores condiciones (tasas y plazos) y, por sobre todas las cosas, si aparecen señales claras del próximo gobierno respecto a que está dispuesto a acompañar el crecimiento de las exportaciones de carnes, podrían volver las inversiones a la cadena, particularmente en granjas de escalas altas; nótese que se deben conjugar simultáneamente tres factores que parecen exigentes para el contexto económico y político actual.

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