“No frenen la tecnología”

En el marco por los debates generados a partir de la discusión de una nueva ley de semillas, el ex-presidente de Aapresid y Maizar, Gastón Fernandez Palma, expuso en la comisión de agricultura de la cámara baja.

Fernandez Palma advirtió que el problema histórico de la producción Argentina son las malezas. “Tenemos uno de los mayores ambientes agrícolas del mundo, pero así como están bendecidos nuestros cultivos, también están bendecidas las malezas”, dijo. “¿Saben lo que es para un productor ver casi el 90% de un lote perdido por malezas como el Yuyo Colorado?; porque según cual sea la maleza, las perdidas de rinde van desde un 35 hasta más de un 90% del lote”, explicó.

En ese sentido, apuntó que ya no hay como combatir las malezas sin tecnología. “El error de pretender volver a la mecanización  como sistema de producción, no solo no soluciona el problema puntual, sino que lo agrava ante la perdida de los logros en estructura física, química y biológica del suelo y la re aparición del banco de malezas. Los paquetes químicos que estamos usando no sólo no están siendo eficientes, sino que son caros y nos sacan de toda competitividad; sin mencionar que sería inviable por el costo de los combustibles”, dijo el experto a los legisladores.

Luego, el ex-titular de Aapresid ilustró a los diputados que en los últimos 8 años las malezas se cuadruplicaron: hoy hay más de 24 biotipos de malezas resistentes en nuestro país, la creación del programa REM (Red de Malezas Resistentes, encabezado por AAPRESID con la participación del INTA, las Universidades y las Técnicas) “es la respuesta que hemos dado desde la producción”. Y lo cierto es que las malezas implican mayores costos de producción, y menores rindes.

Las perdidas en rindes por malezas resistentes representan hoy 7 mil millones de dólares por año, los costos en herbicidas rondan en promedio los 150U$S/ha, y los tratamientos requieren además el uso de mayor cantidad de productos. Cada año, los productores entierran más de 3 mil millones de dólares en combatir malezas, algunos paquetes químicos cuyos orígenes pueden remontarse a los años 40, sin lograr resolver el problema.

“Como productor, no entiendo como llegamos a esto, esta pérdida de competitividad ya tiene precio: 10 mil millones de dólares por año, sólo por un problema. Tenemos muchos más, pero uso este ejemplo porque todos los productores lo sufren”, dijo Fernandez Palma.

“Si el problema es que algunos representantes están preocupados por una supuesta excesiva rentabilidad de las empresas semilleras, deberían colocar en la balanza los beneficios que los eventos biotecnológicos pueden generar a la economía del país, comenzando con el ahorro de los 10 mil millones de dólares precedentemente explicados, y los que pueden venir con el valor agregado”.

Como síntesis, advirtió que “estamos pagando un precio muy caro por no contar con un sistema que respete la innovación”.

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