La importancia de curar la semilla

Hoy son muchos más los productores que aplican tecnología de punta, buscando eficiencia y rendimiento.

Se acerca la época de siembra de soja y los productores comienzan a analizar inversiones, y productos a utilizar.

El curado de la semilla antes de la siembra, es el primer paso para obtener una buena condición de plantas en el cultivo que se van a implantar ya que permite eliminar los patógenos y prevenir las posibles enfermedades que provengan del suelo.

Los curasemillas son productos fitosanitarios destinados a la protección de las semillas y de las etapas más tempranas del vegetal. Mediante un tratamiento previo, son cubiertas por una capa, que puede contener uno o varios compuestos, y que las protege contra los ataques de insectos y/o enfermedades que pueden afectar al cultivo, desde la siembra hasta las primeras semanas de implantación (estado de plántula).

Fungicidas en semillas

Hay dos tipos de fungicidas: los sistémicos y los de contacto. Los fungicidas sistémicos no son absorbidos por la semilla cuando es tratada, pero son absorbidos cuando el proceso de germinación ha comenzado. Los fungicidas de contacto tampoco son absorbidos por la semilla, quedando solamente en la superficie de ésta, pero a diferencia de los sistémicos, no son absorbidos por la plántula, ejerciendo su acción cuando entran en contacto con el patógeno.

Para ambos casos, una parte del fungicida queda en las inmediaciones de la semilla y controla los patógenos que habitan en el suelo. Esto ofrece la posibilidad de controlar enfermedades en los primeros estadios del cultivo, para conservar el stand de plantas buscado y evitar pérdidas de plantas que puedan afectar el rendimiento.

Pero no es lo mismo usar cualquier curasemillas. Hay patógenos que pueden causar enfermedades en los primeros estadios del cultivo, como fusarium, pietín o Complejo de hongos de suelo (Rhizoctonia, Pythium, Phytophthora, etc.), y patógenos que afectan la producción de semillas, cuando la planta ya está en estado reproductivo, como las caries o los carbones, las cuales se contagian en estadíos tempranos, como en la germinación. Es necesario que el productor cuente con un asesoramiento profesional, ya que no todos los curasemillas controlan a todos los patógenos y no todos los productos están aprobados para todos los cultivos. Si se elige mal el curasemilla, no se va a lograr un control eficiente. Tampoco es lo mismo utilizar el curasemilla para aquellos cultivos de siembra convencional, que para los de siembra directa. Si bien los patógenos que causan problemas en los primeros estadios del cultivo, tanto en siembra directa como en convencional, pueden ser los mismos, normalmente para las mismas condiciones climáticas, el desarrollo de patógenos en siembra directa es mayor que en siembra convencional. Esto trae como consecuencia un aumento en la dosis en los curasemillas para lograr efectos a más largo plazo.

Hay 2 tipos de tratamiento de semillas: A campo y profesional.

En el primero, el sistema es rudimentario y poco preciso. Los resultados logrados son sub-óptimos, siendo la dosis calculada por peso, ocasionando tratamiento muy desparejo, con semillas que tienen una sobredosis y otras que tienen una subdosis. Mayor cantidad de horas/hombre. En este caso, hay que asegurarse el buen manejo de fitosanitarios, empleando los Equipos de Protección Personal necesarios para evitar accidentes.

En el tratamiento profesional se calcula la dosis por semilla, siendo el tratamiento más homogéneo. Además, se requiere menos cantidad de horas hombre, ya que la semilla ya está curada y tiene menor impacto para el medio ambiente, ya que no se manejan envases de fitosanitarios en el campo.

¿Cuánto tiempo antes de la siembra hay que curar la semilla?

Los profesionales técnicos indican que esto dependerá de varias cuestiones y será variable en función del producto a elegir. Para conocerlo en detalle, hay que leer las etiquetas de los productos y seguir las recomendaciones que allí se explicitan.

Se puede realizar un curado de la semilla mucho tiempo antes de la siembra, siempre y cuando pueda darle a esa semilla un buen almacenamiento. Cualquier alteración tanto en temperatura como en humedad que la semilla pueda sufrir, pondrá en marcha su metabolismo de germinación y una mayor acción del fungicida en contacto con esta. Esto puede causar la aparición de malformaciones en el cultivo.

Siempre es de suma importancia seguir las recomendaciones del agrónomo asesor y de las etiquetas de los productos fitosanitarios. Sólo así, podremos determinar los cuidados que se debe tener a la hora del manipuleo del agroquímico. Respetar estas indicaciones es respetar las Buenas Prácticas Agrícolas. (Casafe)

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