Gana protagonismo en la dieta ganadera

Logra niveles de rendimiento forrajero, calidad y nutrición animal similares a los obtenidos a partir de ensilajes de maíz

Lejos de considerarse una reserva forrajera de uso ocasional, la combinación de ensilajes y ganadería es una decisión que gana consideración entre los productores. Además de aumentar la productividad, el uso de picados permite incrementar la oferta forrajera total, brinda estabilidad a lo largo del año y facilita la obtención de un balance nutricional positivo en las distintas etapas de producción, principalmente en recría y engorde.

Debido al abanico de aspectos beneficiosos, técnicos del INTA Manfredi –Córdoba– exploran las potencialidades del sorgo como recurso forrajero alternativo al maíz, a partir de evaluaciones realizadas en parcelas experimentales, lotes de producción y campos de productores.

Con una marcada tendencia hacia la eficiencia, los resultados indican que los animales alimentados con ensilajes de sorgo logran niveles respuesta productiva similares a los obtenidos con ensilajes de maíz. La elección del híbrido es clave para obtener una respuesta animal competitiva, sumado a las buenas prácticas para la confección de los ensilajes con picados de planta entera.

Estos estudios cobran importancia a la par del buen momento tecnológico que atraviesa el sorgo, con hechos destacables como la buena performance de los híbridos sileros para la nutrición animal y el lanzamiento de los primeros cultivares del mercado con resistencia a herbicidas del grupo de las imidazolinonas para el control de malezas.

“Estas innovaciones, apoyadas por las ya conocidas virtudes del sorgo respecto a adaptación a los cambios climáticos, menores costos, mayor seguridad y potencialidades de producción equivalentes en comparación con el maíz, abren una gran perspectiva de crecimiento del cultivo aplicado a la producción ganadera”, reflexionó Marcelo De León, investigador del INTA Manfredi –Córdoba–, quien hará un repaso de estos temas en el Congreso MAIZAR 2019, que se llevará a cabo el martes 28 de mayo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Así las cosas, De León valoró la incorporación del sorgo en ganadería –debido a que significa su transformación en proteína animal en origen–: “Al igual que el maíz, el sorgo brinda un alto potencial de producción de forraje de buena calidad, que puede ser conservado para su uso estratégico en cualquier momento y para distintos requerimientos nutricionales”.

Para el investigador, esta versatilidad contribuye a intensificar los sistemas productivos, si se tiene en cuenta que uno de sus objetivos es aumentar la carga animal sin disminuir las ganancias de peso individuales, al tiempo que amplía el uso de pasturas durante el ciclo ganadero, con efectos directos sobre la productividad total del sistema.

En este sentido, De León sostuvo que el forraje conservado se convirtió en un elemento estratégico en la planificación de producciones eficientes y rentables. “La amplitud de materiales genéticos en sorgo ofrece excelentes alternativas para la confección de silajes de alto rendimiento, calidad y seguridad”, enfatizó el especialista, y agregó: “En ganancia de peso, la respuesta animal presenta resultados compatibles con procesos de recría y de engorde de alta eficiencia y equipara los índices de dietas basadas en maíz”.

De igual modo, destacó las aptitudes del sorgo para adaptarse a zonas ganaderas con características climáticas y edáficas adversas para el cultivo de maíz y a zonas relativamente buenas en años secos. “Debido a su tolerancia a la sequía, mayor seguridad, alta producción de forraje y menores costos, el cultivo de sorgo es una alternativa cada vez más difundida para la confección de ensilajes”, resumió De León. (Inta)

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