Estados Unidos batió un nuevo récord de producción

La presión bajista no cede y durante los últimos días los precios de la soja se mantuvieron lejos de las referencias alcanzadas en Chicago más temprano este año. Septiembre fue un mes de vaivenes que no logró contrarrestar el desempeño negativo acumulado a lo largo del tercer trimestre del año. Entre julio y septiembre los futuros de CME con vencimiento en noviembre perdieron 17,3%, revirtiendo parte del comportamiento favorable de los precios en el primer semestre del 2016.

La cosecha norteamericana continúa avanzando, acercándose al 25% de la superficie proyectada tras este fin de semana. China y otros importadores aprovechan el contexto para reponer sus stocks, pero la presión compradora no se traslada enteramente al mercado de harina, donde persiste la debilidad. En aceites vegetales se insinúa una mayor presión de la demanda ya que la producción de aceite de palma todavía no logra volver a los niveles del año pasado, antes de la manifestación del fenómeno ENSO-Niño en toda su magnitud.

Desde el punto de vista especulativo, se detecta un importante nivel de soporte en la zona de u$s 9,40/bushel, valor en el que los fondos detienen su presión vendedora. De hecho, tras mantenerse estables durante varios días, los precios comenzaron octubre con un fuerte despegue alcista. Hay creciente expectativa en torno a un fortalecimiento de la demanda durante los próximos meses, a lo que se suma un natural componente de riesgo en la campaña sudamericana.

El ritmo de ventas en nuestro país se ralentizó significativamente, pero se espera un restablecimiento del mismo a medida que avance la pre-campaña 2016/17. Faltan aún varias semanas para que comience la siembra de soja en Argentina pero los trabajos ya comenzaron en Brasil y Paraguay. En ambos países se mantiene la expectativa de un ligero incremento del área, aunque seguramente menor a la expansión promedio de los últimos años.

Afortunadamente, las proyecciones de aparición de un fenómeno ENSO-Niña han perdido preponderancia y las condiciones climáticas del próximo verano no serían tan destructivas para los cultivos de soja y maíz. Sin embargo, como insisten siempre los meteorólogos, al margen de la incidencia de los fenómenos globales, siempre hay que prestar atención a episodios regionales que pueden exacerbar o atenuar la actividad del Pacífico.

El mundo necesita que Argentina y Brasil logren el máximo de su potencial productivo ya que Estados Unidos agotará buena parte del salto de oferta logrado este año con un incremento en sus exportaciones durante el primer semestre de la campaña. Las ventas externas de soja norteamericana, que totalizaron 39 Mtn entre septiembre y febrero 2015/16, treparían ahora a 45 Mtn en el mismo período 2016/17, según estimaciones de Oil World.

En maíz y trigo el potencial de recuperación de los precios externos pareciera más distante ante la amplia disponibilidad de stocks en los países exportadores y el menor dinamismo de la demanda. Sin embargo, los mercados de futuros se muestran más empinados en estos productos que en la soja, donde el pase entre posiciones es más acotado. Por ejemplo, contratos de trigo blando Dic’16 frente a Dic’17 en CME muestran casi 20% de revalorización, frente a prácticamente 0% en posiciones Nov’16 versus Nov’17 de soja. Aun así, la expectativa para Estados Unidos en 2017/18 es que se sembrará menos trigo y más soja, según sondeos preliminares.

De todos modos, predomina la percepción de que la oleaginosa podría tender a revalorizarse ante la presión compradora que llega de Asia y los menores incentivos que hay en Sudamérica para seguir expandiendo el área de siembra. En muchas zonas, como el sur brasileño o buena parte de Argentina, el maíz es una alternativa más rentable y que mejor se adapta a planteos que -además del resultado económico- buscan jugar en el partido de la sustentabilidad.

Autor: Guillermo Rossi – Analista de Mercados en Big River

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