El rinde promedio nacional ronda los 30 quintales

Para la región pampeana, llegó la tregua tras los fuertes embates de lluvias semanales y de grandes volúmenes de agua. Fueron las protagonistas indiscutidas desde mediados de diciembre y hasta la tercera semana de enero. Una y otra vez golpearon sobre la región centro y en particular sobre la provincia de Santa Fe. La vuelta del buen tiempo fue oportuna para poner un freno a las pérdidas por anegamientos, la mayor problemática de esta campaña en soja.

En las siguientes semanas, la alta demanda atmosférica junto a la activa evapotranspiración de los cultivos de soja temprana, ya avanzando en sus estadios reproductivos, predominó en el balance hídrico. De esta manera, disminuyó la presencia de agua en la superficie de los lotes; se pudo volver a entrar a los cuadros para los controles de malezas y plagas, y muy de a poco los niveles de las napas han ido cediendo. Plasmamos esta situación, mostrando la clasificación de humedad en los suelos de Argentina al 18 de enero, y con el escenario a la fecha presente.

De todas formas, esto ha tenido consecuencias muy serias para la campaña. Se estiman pérdidas asociadas a los excesos hídricos en la región central en torno a las 720 mil ha, entre los planes de siembra y resiembras de soja de segunda que no ha sido posible realizar y las pérdidas de área por anegamientos totales y parciales de cuadros de sojas de primera.

Por otro lado, condiciones opuestas le restaron al sudeste bonaerense 450 mil ha al área de soja. Allí, la falta de agua, que no dejó de acechar hasta hace pocos días, agravadas por las altas temperaturas e intensos vientos, llevó a la campaña de soja a un escenario de máxima preocupación.

A pesar de este panorama de contrariedades, recordando las circunstancias del año pasado, hay algunas situaciones de este inicio de febrero del 2017 que son interesantes destacar. A estas alturas del año pasado, en el este del país, sobre todo en la provincia de Entre Ríos y buena parte de la franja este bonaerense, la limitación hídrica comprometía los cultivos, hecho que luego se corroboró con los resultados de cosecha. Pero esta vez, la falta de agua, que desde su gran foco de actuación en el sudeste de Buenos Aires, amenazaba desplegarse hacia el centro y el oeste, por el contrario, en este ciclo ha retrocedido. Las últimas lluvias y sobre todo la más reciente, aparte de tener un comportamiento más moderado en las regiones vulnerables de la franja central, esta vez ha alcanzado a las áreas más necesitadas, como se observa en la imagen de las lluvias del 3 al 6 de febrero:

Exceptuando los lotes afectados, en buena parte de la provincia de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires los cuadros de soja se encuentran en muy buenas condiciones, prevaleciendo un crecimiento activo. Los lotes más avanzados están transitando el llenado de semilla. Mientras se intensifican los controles de plagas y enfermedades, el resto comienza a transitar el período crítico sin mayores inconvenientes por las reservas de agua acumulada. Las sojas de segunda también se están desarrollando en buenas condiciones en este sector de la región pampeana.

Por todo esto, la condición de los cultivos en general ha mejorado, y en términos de rindes provinciales, las estimaciones muestran valores de niveles similares a los estimados en febrero del 2016. Buenos Aires alcanzaría los 30 quintales, mientras el año pasado se estimaban 29 qq/ha. Córdoba está prácticamente al mismo nivel, se estima para la soja 16/17 una marca de 30,6 qq/ha; el año pasado el guarismo era de 30,5. Santa Fe el año pasado se destacaba por la alta performance. La oleaginosa parecía conducirse hacia un rinde record, que posteriormente fue desbaratado por el temporal de abril. De todas maneras, las expectativas dl año pasado eran de 37,6 qq/ha. Esta vez, pese a los problemas que causaron la pérdida de 250 mil ha, el rinde santafesino se estima en 35,2 qq/ha.

NOA y NEA

En el norte la situación hídrica se ha ajustado en las últimas dos semanas. Las altas temperaturas comienzan a desecar los perfiles, como se observa en la primera imagen que actualiza las reservas hídricas al 8 de febrero del 2017. De todas formas, en la imagen de agua acumulada desde enero, se observa, comparando con el año pasado, que estamos ante una campaña en la que los frentes fueron dejando buenos acumulados en la región. Los cuadros en general están en etapas vegetativas. Si las lluvias acompañan, hay buenas posibilidades que las provincias de Chaco y Santiago del Estero estén por encima de sus niveles normales de producción. El panorama en Jujuy y Salta es más complicado; las necesidades comienzan a ser perentorias y empiezan a perderse lotes.

A diferencia del informe de enero en el que se trabajó con proyecciones en base a comportamientos históricos, ya es posible efectuar una estimación de rendimientos. Las condiciones bajo las cuales empezaron a definirse los rindes permiten estimar el rinde promedio en 29,9 qq/ha a nivel nacional. Sobre la base de una superficie no cosechable, que lamentablemente se destaca este año por alcanzar la cifra de 960.000 hectáreas, la producción de soja que podría obtenerse en la nueva temporada sería de 54,5 millones de toneladas. (Fuente: GEA)

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